Un tesoro histórico en San Petersburgo, Rusia: El seminario de María Reina de los Apóstoles

Las vocaciones sacerdotales son, en palabras del Papa Francisco, “un ‘diamante en bruto’, que hay que trabajar con cuidado, respeto de las personas y paciencia, para que brillen en medio del pueblo de Dios”. En el seminario de María Reina de los Apóstoles de San Petersburgo, Rusia, viven seis de estos diamantes en bruto. Uno de ellos proviene del fin de la tierra, de la península de Kamchatka, en Siberia oriental, alejada a once horas de vuelo. Kamchatka pertenece a la Diócesis de Irkutsk. Evgenij había estudiado Turismo, y como guía turístico conoció a un sacerdote católico que se convirtió para él en un “ejemplo de vida”. Más tarde, en el Ejército, vio a cuántos soldados les faltaba la paz interior y el alimento espiritual. Evgenij rezaba con ellos tal y como había aprendido de su amigo sacerdote: El Padrenuestro, el Rosario, el Credo. Entonces percibió la llamada de Dios. “Podría haber hecho de todo en la Iglesia”, dice, “pero una cosa solo la puede hacer el sacerdote: perdonar pecados en nombre de Cristo y operar la transustanciación en la Santa Misa”. Y a ello se sintió llamado. “Por la gracia de Dios, soy ahora el único seminarista de la diócesis más grande del mundo”. También Gregor escuchó la llamada. Antes fue ingeniero eléctrico y le gustaban las fiestas.

El seminario de María Reina de los Apóstoles.
El seminario de María Reina de los Apóstoles.

Un día, tras una noche de parranda, iba en autobús al trabajo. Estaba medio dormido e iba a llegar demasiado tarde. Sintió miedo a perder el empleo. Entonces se acordó de la Biblia, la tomó y leyó. Allí decía: “… de ahora en adelante serás pescador de hombres… y, abandonándolo todo, lo siguieron” (Lc 5,10 ss). Gregor “negoció” con Dios: quería una señal Suya. En la fábrica, un accidente lo había ralentizado todo; no hubo problema con su retraso. Al poco tiempo, Gregor estaba de camino a San Petersburgo, y hoy es uno de los primeros sacerdotes rusos. Cada uno de los seis candidatos al sacerdocio tiene tras sí una historia, y también la tienen los seis aspirantes al diaconado permanente. Todos ellos son la parte actual de una historia más amplia, la del seminario: fundado en 1879, confiscado por los bolcheviques en 1918, utilizado durante décadas por la Administración secular, restituido a la Iglesia Católica en estado lamentable al final de la Unión Soviética con la firma del por entonces vicealcalde, Vladimir Putin.

“Mariya Tsaritsa Apostolov – María Reina de los Apóstoles” es un símbolo de la libertad religiosa y de la eterna juventud de la Iglesia.
“Mariya Tsaritsa Apostolov – María Reina de los Apóstoles” es un símbolo de la libertad religiosa y de la eterna juventud de la Iglesia.

Es más que un seminario mayor: es un lugar de gran significado simbólico, por así decir, un diamante histórico. De él han salido 700 sacerdotes, muchos de ellos fueron mártires, y dos elevados a los altares. Desde su reapertura en 1993, han sido ordenados sacerdotes 64 varones. Un seminario es el corazón de la diócesis, ha dicho el entonces Administrador Apostólico de Moscú, el Obispo Tadeusz Kondrusiewicz, “este seminario es el corazón de la Iglesia en Rusia”. Es una joya que precisa de renovación, y no sotros contribuimos a sufragar los costes millonarios. Además, también nos hemos hecho cargo de los gastos corrientes de 79.000 euros anuales para todo el complejo; estos gastos disminuirán cuando entre en funcionamiento la casa de peregrinos. “Mariya Tsaritsa Apostolov – María Reina de los Apóstoles” es un símbolo de la libertad religiosa y de la eterna juventud de la Iglesia. Simboliza, según Juan Pablo II, “la primavera que florece de la Providencia”.

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