«Los atentados han traído a la memoria de muchas personas el estado de excepción que se vivió durante la guerra civil. La población y especialmente todos los cristianos de Sri Lanka siguen en estado de shock», concluye Veronique Vogel. Exactamente cuatro semanas después de los atentados terroristas del domingo de Pascua, que causaron cientos de muertos y heridos en todo el país, la directora de proyectos de Aid to the Church in Need (ACN), responsable de Sri Lanka, viajó al país para informarse y conocer de primera mano la situación.
Relata que todo el país vive una situación tensa, con disturbios y miedo recurrentes: «Las medidas de seguridad en toda Sri Lanka fueron muy grandes durante nuestra visita; las fuerzas de seguridad y los militares estaban presentes en todas partes. Especialmente la población cristiana todavía tiene miedo. Es sabido que el domingo de Pascua hubo más personas involucradas en los atentados que los que se han investigado y arrestado posteriormente. Así que todo el mundo sabe exactamente: en algún lugar todavía hay gente muy peligrosa en libertad, que podría volver a atacar en cualquier momento».
El arzobispo de la diócesis de Colombo, el cardenal Albert Malcolm Ranjith, hace un llamamiento a la población para que mantengan la calma y no se venguen. «Durante el viaje pude experimentar una y otra vez que los cristianos habían escuchado las palabras de su arzobispo y estaban agradecidos por ellas», señala Veronique Vogel. Durante unos pocos días, una pequeña delegación de ACN visitó las regiones alrededor de la capital, Colombo, y la ciudad vecina de Negombo, donde se produjeron la mayoría de los ataques contra iglesias y hoteles. «Con este viaje queríamos hacernos una idea propia del estado en que se encuentran las comunidades católicas y asegurarles nuestra solidaridad, pues fueron los cristianos las víctimas del terror», dijo Vogel. «Para nosotros es importante informar de primera mano a los benefactores de ACN sobre la situación in situ, para que no olvidemos rezar por Sri Lanka y dar nuestro apoyo al país».
Desde el 21 de mayo, exactamente un mes después de la serie de atentados, las iglesias del país vuelven a estar abiertas a los fieles; pero muchos cristianos están gravemente traumatizados, según comenta Veronique Vogel: «Muchas personas me han dicho que todavía tienen miedo de ir a una iglesia o que se sienten atemorizadas cuando oyen el sonido de las campanas. Es un testimonio angustioso de lo agobiante que tienen que ser para ellos los recuerdos del domingo de Pascua». Sin embargo, pudo ver que las experiencias han fortalecido la fe de muchas personas que fueron víctimas de los ataques o que perdieron a familiares. «No entienden por qué les ha ocurrido ese sufrimiento a ellos, en Sri Lanka, después de la situación relativamente tranquila de los últimos años. Sin embargo, tienen una inmensa voluntad de vivir y una fe fuerte. Los cristianos y todos los habitantes de Sri Lanka no quieren ninguna nueva guerra civil; quieren trabajar por una paz duradera», subraya la experta de ACN.
Veronique Vogel quedó particularmente impresionada por la visita a un convento franciscano en Negombo: «El convento está situado justo enfrente de la iglesia católica de San Sebastián, donde al menos 100 personas murieron durante los atentados. Los franciscanos nos mostraron videos con escenas terribles del día del crimen; nos dijeron que inmediatamente después de las explosiones acudieron allí para ocuparse de los heridos y recoger a los muertos. «A pesar de estas experiencias traumáticas, son en la actualidad un testimonio de caridad vivida, que no deja que su fe y su voluntad de ayudar se vean desplazadas por el terror y la violencia».
El Estado-isla de Sri Lanka se encuentra situado en el Océano Índico y cuenta con aproximadamente 22 millones de habitantes, de los cuales el 70 por ciento son budistas, un 12,5 por ciento hindúes, un 9,5 por ciento musulmanes y un 8 por ciento cristianos. En una serie de atentados perpetrados el domingo de Pascua, el 21 de abril de 2019, numerosas personas murieron o resultaron gravemente heridas, en particular en tres iglesias cristianas y tres hoteles de la capital, Colombo, de la ciudad vecina de Negombo y de Batticaloa, situada en la costa oriental. Actualmente se supone que en todo el país murieron al menos 253 personas y unas 500 resultaron heridas. Las autoridades responsabilizan de esos actos a un grupo islamista radical local y a los yihadistas.
La Fundación Pontificia Aid to the Church in Need ha invertido más de 8 millones de euros en proyectos en Sri Lanka durante los últimos 15 años. Entre otras cosas, los fondos se emplearon para financiar la construcción de instalaciones cristianas, estipendios de Misas para sacerdotes, la formación teológica y la compra de literatura cristiana. Después de los recientes ataques terroristas, ACN se comprometerá aún más en la ayuda pastoral a largo plazo en el país para sanar las heridas y restaurar la esperanza y la confianza en las comunidades.