A raíz de la pandemia del coronavirus, Occidente se está olvidando de la gente en Siria. Sin embargo, estas personas siguen necesitando desesperadamente apoyo tras casi una década de conflicto, asegura una religiosa que ha arriesgado su vida para proporcionarles ayuda urgente.
La Hna. Annie Demerjian ha informado a la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) de que la pandemia ha paralizado la recuperación del país, así explica la situación: “Siria es como alguien que se ha sometido a una operación grave y que necesita curarse y recuperarse, pero que, de pronto, no tiene tiempo para ello. El mundo ha empezado a olvidarse de Siria y eso es doloroso”.
La Hna. Annie, una de las principales colaboradoras de ACN en Siria, explica que justo cuando la gente empezaba a recomponer sus vidas, la pandemia llegó como un golpe cruel: “Todo el mundo sabe que estamos saliendo de una situación muy difícil, de una guerra civil. La gente había vuelto a respirar tranquila y los cristianos que quedan habían empezado a recuperarse. Entonces, llegó la pandemia y la gente se derrumbó. Es una desgracia: no hay trabajo, no hay empleo”.
La Hna. Annie recalca que la combinación de la guerra civil, la pandemia y las nuevas sanciones económicas contra el Gobierno sirio han sumido a muchas personas en la más absoluta pobreza, y añade: “La vida sin electricidad y sin gas es muy dura, eso se debe a las sanciones. Solo cada dos horas tenemos una hora de electricidad y eso no es suficiente para calentar una casa. Además, no hay suficiente gas para cocinar”. Haciendo hincapié en la pobreza omnipresente, nos comunica: “Muchas veces recibimos llamadas de gente que tiene hambre, que no tiene nada para comer”.
ACN ha ayudado a la Hna. Annie a proporcionar anoraks a más de 26.000 niños para los meses de invierno, en los que las temperaturas llegan a ser inferiores a cero grados. La religiosa explica: “Un padre no puede comprar un anorak a su hijo porque un anorak equivale a todo su salario o más. Nuestra campaña iba destinada a las familias a las que les resultaba imposible equipar a sus hijos, y así hemos ayudado a miles de niños. No os podéis ni imaginar la alegría en los rostros y la mirada de estos niños cuando les dimos los anoraks. Fue ACN quien lo financió”. La Hna. Annie, que destaca que la campaña de los anoraks proporcionó puestos de trabajo, añade: “Intentamos apoyar la economía: cuarenta tiendas y fábricas confeccionaron los anoraks, lo que también creó puestos de trabajo. Teníamos dos objetivos: crear puestos de trabajo y distribuir anoraks entre nuestros niños en este duro invierno”.
Para finalizar, la Hna. Annie ha dado las gracias a todos los que apoyan a ACN: “Incluso en estos tiempos difíciles, los benefactores de ACN no han dejado de apoyarnos. Rezaré por los benefactores y los empleados de ACN… estáis realizando una labor increíble, increíble. A través de ACN estamos ayudando a 270 familias a afrontar sus gastos diarios, también estamos financiando el alquiler de 84 familias en Alepo y un poco en Damasco”.