Antes de la Sexta Estación (Verónica enjuga el rostro de Jesús), Juan Pablo II dice: “El Salvador imprime su rostro en cada obra de amor, como en el velo de la Verónica”. Son obras como la de Alepo. El Padre Jesuita Sami Hallak quiere que los restos de San Wartan, el antiguo emplazamiento de la orden en la metrópoli del norte de Siria, vuelvan a ser un centro de paz. El complejo estaba en el mismo frente, y el resultado está a la vista. No obstante, algunas habitaciones pueden ser renovadas para que los grupos juveniles puedan aprender, jugar y pernoctar allí. Y una parte del jardín puede ser convertida en un pequeño parque cuadrangular, para que los pobres del vecindario puedan pasar allí un rato al fresco en verano y obtener un pedazo de pan, pues en sus casas destruidas por las bombas no encuentran ni comida ni refugio ante las inclemencias del clima.
No hay mucho más que pueda hacerse por el momento, porque no se sabe cómo y cuándo se reconstruirá la ciudad. Sin embargo, los pobres de Alepo necesitan ser atendidos ahora, y también los jóvenes del barrio, en su mayoría cristianos, necesitan atención ahora, aunque sea poca, como el velo de la Verónica. Nosotros contribuimos con 30.000 euros, porque la renovación del complejo y el pequeño parque de paz son obras que reflejan el rostro de Cristo.