Desde diciembre de 2012, una gran parte del país está soportando una intensa guerra en la que las milicias seleka (musulmanes) y los anti-balaka (no musulmanes) se enfrentan violentamente, sembrando el horror entre la población.
Tras las amenazas, agresiones e incendios de muchas localidades en enero pasado en la República Centroafricana, la Diócesis de Bangassou ha reaccionado a través de su Obispo, Mons. Juan José Aguirre, reabriendo las escuelas católicas. La fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) ha prometido ayuda a este proyecto de emergencia.
Para que comiencen las escuelas es importante que las familias reconstruyan también de nuevo sus casas, a medida que la población civil vaya regresando del Congo o de la selva, ya que encontraron quemado sus vecindarios. «Pensamos que si les podemos ayudar con la paja – el material más difícil de encontrar- para el techo sería un gran apoyo», dice Mons. Aguirre.
Pese al peligro, los sacerdotes ya han visitado algunos de los poblados destruidos con el fin de impartir la enseñanza a unos 2.000 alumnos inscritos. En un gran esfuerzo por garantizar el funcionamiento normal de las escuelas, las clases albergan a niños de todas las fes. La esperanza es que esto anime a los padres a dar prioridad al futuro de sus hijos, en lugar de perpetuar el conflicto. «Creemos,» ha dicho Mons. Aguirre a ACN, «que este proyecto puede contribuir a la cohesión social en la diócesis entre los miembros de todos los grupos religiosos».
ACN ha prometido una ayuda de 22.500 euros para este proyecto de reconciliación que se utilizará para para pagar los salarios de los maestros de ocho escuelas católicas, así como adquirir la paja para llevar a cabo la reconstrucción de unos 500 hogares destruidos por la violencia.