Anne-Isabelle Tollet fue la primera periodista extranjera en dirigir la atención de la comunidad internacional hacia el caso de Asia Bibi. A través de dicho caso, puso de relevancia la gran injusticia y los excesos provocados por la ley antiblasfemia. Tollet ha hecho un estrecho seguimiento de la evolución de la situación de Asia Bibi, además de crear la Asociación Comité Internacional Asia Bibi.
Tras nueve años de lucha para recuperar la libertad, Asia Bibi publica junto con Anne-Isabelle Tollet la historia de su estancia en prisión. A continuación, la entrevista de ACN con la periodista:
El caso Asia Bibi, ¿ha dividido profundamente la sociedad pakistaní en dos bandos y ha dejado una huella duradera en la mentalidad de su país, como una especie de “asunto Dreyfus pakistaní”?
Sí, totalmente. Es un tema que polariza. Pero me gustaría dejar claro que, en mi opinión, no hay un 50% de pakistaníes que estén a favor de Asia y un 50% que estén en contra. La gran mayoría de los paquistaníes están contentos de que esta mujer inocente se haya librado de la horca. Los islamistas radicales que claman venganza son una minoría, pero hacen mucho más ruido que los demás. Y no se puede culpar a la mayoría silenciosa por no manifestarse, porque la gente sabe que los radicales están dispuestos a todo: a asesinar, a atacar a las familias… Por eso era necesario que los medios de comunicación extranjeros se hicieran eco del caso para cambiar el destino de Asia Bibi.
Entonces, ¿no la pusieron en peligro los medios de comunicación internacionales?
Si los medios de comunicación no se hubieran hecho eco del caso de Asia, probablemente ya estaría muerta, hubiera sido asesinada en prisión. Pero también es cierto que al darle resonancia, los periodistas hemos convertido a Asia Bibi en un símbolo a derribar por los extremistas. Había que actuar hábilmente, saber guardar silencio cuando no convenía presionar demasiado en su caso. Este es el significado de la carta que escribimos al Papa Francisco, pidiéndole que interviniera solo uniendo fuerzas con sus homólogos musulmanes.
¿Es Asia Bibi consciente de que se ha convertido en un símbolo?
Se dio cuenta de ello cuando salió de la cárcel, y se quedó atónita: ¿Cómo yo, una pequeña campesina, encima cristiana, he podido convertirme en una persona mundialmente conocida? Es una carga que debe soportar, pues la obliga a permanecer oculta. Pero su historia sirve a los pakistaníes confrontados con la ley antiblasfemia. Además, es un símbolo de rectitud moral, pues podría haber sido liberada el día de su arresto convirtiéndose al Islam y abandonando a su familia, pero decidió permanecer fiel a su fe.
Entonces, ¿ha sentado jurisprudencia el caso Asia Bibi?
Rotundamente, sí. Aunque la ley antiblasfemia no ha desaparecido: hay otros “Asia Bibis” en este momento en las cárceles pakistaníes. Es muy difícil para un occidental hacerse una idea de lo que representa esta ley. Es una amenaza constante, pues puede ser invocada en cualquier momento para resolver una disputa. Las cifras del número de personas encarceladas de las que tenemos conocimiento como resultado de esta ley me parecen irrisorias comparadas con la realidad. No creo que haya ninguna manera de obtener datos fiables. Sin embargo, desde el veredicto de la Corte Suprema por el que se absolvió a Asia Bibi el 29 de enero de 2019, la acusación puede volverse en contra del acusador, eso limitará considerablemente el recurso a esta ley.
A nivel de los medios de comunicación, los periodistas pakistaníes también se alegran de poder referirse a Asia Bibi cuando surge un nuevo caso. Ahora se han percatado de la importancia del tema y cada vez es más difícil ocultar a las personas sobre las que recae la sospechosa de blasfemia.
¿Cuál es la actitud de los cristianos hacia el caso Asia Bibi?
Los cristianos son una minoría diminuta, son 3 millones en una población de más de 200. Saben que pueden convertirse fácilmente en blanco de los extremistas, que también atacan a los musulmanes sospechosos de ser demasiado moderados. Por lo tanto, los cristianos no pueden mostrar abiertamente su júbilo por la liberación de Asia Bibi. Pero, por supuesto, han estado al tanto de la evolución del caso y su resolución les infunde una inmensa esperanza.