El obispo auxiliar de Lviv (Lemberg), Mons. Edward Kawa, ha descrito los ataques con aviones no tripulados a la ciudad ucraniana occidental de Lviv, en las primeras horas del martes, 19 de septiembre, “como un ataque contra los más pobres y necesitados”.
Durante este ataque se destruyó, entre otros edificios, un almacén que contenía donaciones a la organización de ayuda «Caritas-Spes». «Todos la ayuda humanitaria que estaba almacenada allí debería haber ido a Kharkiv y Pavlograd en los próximos días», dijo el obispo a la fundación internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN).
En el deposito había almacenados 300 toneladas de suministros de ayuda – el contenido de 15 camiones – enviados por el Vaticano y la organización polaca «Paquetes para Ucrania» que incluía alimentos, zapatos y ropa de invierno. También se destruyeron más de 100 generadores de emergencia necesarios para hacer frente a averías y fallos en el sistema de energía y calefacción.
Un fragmento de un dron encontrado en una habitación del almacén tenía, según las declaraciones del obispo, las palabras «NO BROTHERS» escritas en ruso.
La única noticia consoladora, según Mons. Kawa, es que cuatro camiones habían salido del almacén dos días antes para llevar suministros de ayuda a Zaporizhzhia. El obispo auxiliar pide a todos los benefactores de ACN que no se olvide de Ucrania: «Se acerca el invierno y la guerra no ha terminado. Dios los bendiga».
Desde el comienzo de la guerra, ACN ha apoyado a la Iglesia católicos local de ambos ritos en Ucrania con más de 350 proyectos: En total, más de 15 millones de euros. La mayoría de los proyectos de socorro apoyan a la Iglesia local en su trabajo con los más necesitados y permite que sacerdotes, religiosas y laicos puedan atender con las necesidades espirituales y físicas de la población local.