[vc_row][vc_column][vc_column_text]Los niños cristianos de los campos de refugiados de Sudán no reciben comida si no recitan oraciones islámicas: así lo afirman informes obtenidos a través de fuentes cercanas a la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN). Uno de estos contactos, que desea permanecer en el anonimato por motivos de seguridad, ha descrito cómo los cristianos que huyen de Sudán del Sur atraviesan “una terrible situación” en los campos de refugiados de Sudán.
En relación con la difícil situación de los niños refugiados en Sudán, la fuente de ACN ha señalado: “Hemos oído historias de niños que deben recitar oraciones islámicas antes de recibir comida. Esto no puede ser. Estos niños son cristianos y deberían ser respetados como tales”.
La fuente, que calcula que en Sudán hay unos 700.000 cristianos provenientes de Sudán del Sur, ha añadido: “La mayoría están en campos y algunos sobreviven en condiciones terribles. Están confinados en estos lugares y no se les permite trasladarse hacia el norte, hacia las ciudades”.
Entre los informes recibidos por ACN se denuncia las dificultades de las familias refugiadas por sobrevivir con los alimentos proporcionados por el gobierno. Un paquete de comida mensual para una familia dura poco más de dos semanas – los padres se ven obligados sino son musulmanes a buscar el resto de provisiones en el mercado local. Además ACN ha sido informada de que numerosos artículos suministrados por la ONU no se reparten sino que son vendidos en el mercado, muchos de ellos todavía en envolturas marcadas con logotipos de UNICEF o ACNUR.
Fuentes de ACN también han dicho que el Gobierno de Jartum obstaculiza el acceso de las organizaciones que desean socorrer a los refugiados y les impide supervisar las ayudas de emergencia: “Hemos sabido que el Gobierno no permite prestar ayuda a ninguna otra organización, incluidas las organizaciones eclesiales. El Gobierno sabe bien que la Iglesia es en el mundo la institución que provee a los necesitados una enorme asistencia. La comunidad musulmana tiene una organización benéfica, y también los cristianos la tienen, por lo que debería dársele a estos últimos la posibilidad de beneficiarse de ella”.
Estos informes parten de personas que se identifica plenamente con estas familias necesitadas porque ellos mismos fueron refugiados cuando eran niños. En relación con la situación de las familias desplazadas en el mismo Sudán del Sur, una de las fuentes dice: “Yo les digo que también fui un refugiado, y que esa situación no es el fin del camino… y que ahora puedo contribuir con algo positivo a la sociedad”. En su descripción de la tragedia de la gente que se ve obligada a huir de su país, compara a los refugiados con Jesucristo, que huyó con sus padres a Egipto cuando era un niño, y añade: “Hago un llamamiento a todos los hombres para que sensibilicen su corazón respecto a los refugiados. A estos habría que tratarlos con profundo respeto por su dignidad y habría que respetar sus derechos. Nunca maltrates a un refugiado, pues nunca sabes lo que puede reservarte el futuro”.
Estos comentarios de la fuente de ACN llegan acompañados de noticias sobre la creciente persecución de los cristianos en Sudán y sobre la intensificación de la agenda islamista por parte del régimen.
En mayo de 2017, otra fuente que también pidió permanecer en el anonimato por motivos de seguridad le contó a ACN: “Están destruyendo iglesias [en Sudán] alegando de que se trata de medidas de planificación urbana. A la Iglesia no se le permite comprar propiedades”. También en esas fechas, una fuente de la Iglesia sudanesa le dijo a ACN: “Están demoliendo iglesias mes tras mes… esto no ocurre con las mezquitas”.
Los informes sobre Sudán también señalan que los líderes de la Iglesia están cada vez más preocupados por la intolerancia de Sudán hacia las mujeres cristianas. En junio de 2015, doce mujeres cristianas fueron detenidas cuando salían de la iglesia por llevar pantalones o faldas considerados “indecentes o vestimentas inmorales”.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]