Nigeria está experimentando un boom demográfico. Según un informe de las Naciones Unidas, la población de la mayor economía nacional de África se ha duplicado en los últimos 30 años hasta alcanzar casi los 200 millones de habitantes, lo que convierte a Nigeria en el séptimo país del mundo en cuanto a población. «Una población que sufre mucho», dice sor Jacinta Nwaohiri durante la visita que realizó a la sede central de ACN Internacional, en Alemania. Esta religiosa dominica vive en la diócesis de Sokoto en Gusau, la capital del estado de Zamfara, situado al norte del país. A nivel nacional, Nigeria tiene aproximadamente el mismo número de cristianos que de musulmanes. Sin embargo, la mayoría de los cristianos viven en el sur, por lo que en el norte el porcentaje de cristianos es inferior al cinco por ciento, según comenta sor Jacinta.
Estos encuentran especiales dificultades, pues «en el norte de Nigeria, los cristianos son sistemáticamente perseguidos y asesinados por el grupo terrorista Boko Haram, por oponerse a la exigencia de introducir la sharia en toda Nigeria y de rechazar las influencias de la educación occidental», según describe la situación sor Jacinta Nwaohiri. Sabe de lo que habla, porque ella misma lo ha vivido: una mañana, Boko Haram invadió su aldea, destrozaron todo a dispararos y luego prendieron fuego. El temor de la población cristiana es cada vez mayor, porque los nómadas, predominantemente musulmanes de la tribu Fulani, responsables de ataques brutales en todo el país, les amenazan periódicamente. «Vuelve a haber de nuevo muchos ataques, que producen una desgracia inmensa», lamenta.
En su convento de Gusau, que actualmente cuenta con 17 religiosas, Jacinta Nwaohiri se ocupa principalmente de la educación de la población y apoya a los campesinos pobres en su búsqueda de trabajo para luchar contra el hambre, lo que plantea grandes desafíos al país. «Ayudar a la gente para que se ayude a sí misma» es importante para ella en todas las áreas. También menciona como un problema importante el hecho de que las niñas del país contraigan tradicionalmente matrimonio con hombres mayores a una edad muy temprana, a menudo a los 12 años. «Tenemos que ocuparnos de su educación. Esta es la única clave para darles independencia y autodeterminación», dice sor Jacinta.
La religiosa espera que el gobierno pueda controlar la violencia en el país para que las personas desplazadas puedan regresar a sus aldeas y casas. Está muy agradecida por el apoyo que presta Aid to the Church in Need, que ya ha hecho mucho bien en el país. En los últimos años, ACN ha financiado —entre otras cosas— la formación de once novicias dominicas y ha cofinanciado la construcción de un edificio para las religiosas.
«A pesar de los muchos problemas y sufrimientos del país, los nigerianos están llenos de vida», dice sor Jacinta. «La asistencia regular a la iglesia, nuestra fuerte fe y confianza en Dios nos dan fuerza y la voluntad para sobrevivir día a día».