Nigeria: Catequista perdona al hombre que intentó matarlo por ejercer su ministerio
A pesar de varias agresiones y un intento de asesinato, Tobías Yahaya y su familia decidieron quedarse en Sokoto para continuar con su ministerio al servicio de la Iglesia.
Alrededor de las 3 de la madrugada del 19 de abril de 2023, tres hombres armados tumbaron la valla de seguridad que rodea la casa de Tobías Yahaya, catequista de 26 años, cerca de la catedral de la Sagrada Familia de Sokoto, en el nortoeste de Nigeria. Yahaya se despertó por el ruido.

“En ese momento piensas en muchas cosas, porque si hubieran entrado en mi casa y me hubieran encontrado con mi esposa y mis cuatro hijos, solo Dios sabe lo que podría haber pasado”, dice en una entrevista con la fundación Aid to the Church in Need (ACN). “Por eso decidí salir”.
Un hombre llamado Ibrahim, que lideraba a los intrusos, sacó un cuchillo y apuñaló al catequista en el pecho.
“Caí al suelo sangrando”, recuerda Yahaya. “Los otros dos huyeron, pensando que habían cumplido su misión”.
En cambio, Ibrahim se quedó e intentó apuñalar al catequista de nuevo cuando trató de levantarse. “Pero esta vez agarré la hoja del cuchillo con mis manos”, explica Yahaya, “entonces giró el cuchillo, hiriéndome gravemente las palmas. Tuve que soltar el cuchillo, pero logré asir a Ibrahim para que no pudiera volver a apuñalarme”.
Para entonces, la esposa de Tobías había empezado a gritar, alertando a los vecinos, que lograron apresar a Ibrahim. Tobías había perdido tanta sangre que perdió el conocimiento.
Cuando despertó, unas 24 horas después, estaba tumbado en una cama de hospital junto a su agresor, al que también estaban atendiendo por sus heridas.
“Entonces le pregunté: ¿Por qué quieres matarme?”, recuerda Tobías Yahaya. “Ibrahim no pudo responder. Estaba llorando. La gente a mi alrededor me preguntaba: ¿Por qué hablas con él? Concéntrate en tu salud”. Yo les dije que quería saber la razón por la que intentó quitarme la vida”.
Finalmente supo que Ibrahim y sus compinches, que no fueron detenidos, temían la influencia del catequista sobre los jóvenes de la zona, que es musulmana en un 90%. Esa no fue la primera vez que Yahaya sufría problemas por su ministerio cristiano.
Enseñar con el ejemplo
En Nigeria, el ministerio del catequista supone mucho más que ofrecerse como voluntario para enseñar en la escuela parroquial. Los catequistas reciben una larga formación y son nombrados oficialmente por la Iglesia. Yahaya fue nombrado hace nueve años por el entonces obispo emérito de Sokoto, Mons. Kevin Aje. Los catequistas organizan bautizos, distribuyen la comunión y dirigen liturgias cuando no hay sacerdotes disponibles. La labor de Yahaya contribuye al crecimiento de la Iglesia en Sokoto: “La pasada Pascua confirmamos a 100 niños en nuestra parroquia”, afirma en su entrevista con ACN.
Pero quizás la mayor lección que Tobías impartió a su comunidad a raíz de esa dura prueba tuvo lugar durante el juicio. Cuando el juez impuso una sentencia de un año de prisión a Ibrahim, Yahaya tomó la palabra.
“Le pregunté al juez musulmán: ¿Puedo abrazar a Ibrahim?, a lo que todos los presentes en la sala reaccionaron con incredulidad y sorpresa”.
El juez dijo que no había problema. “Entonces lo abracé, le estreché la mano y le dije: Te perdono”, recuerda el catequista. “No fue capaz de hablarme, pero vi lágrimas corriendo por sus mejillas. Y yo repetí: Te perdono”.
Tobías y su familia se fueron a casa, con toda clase de preguntas sobre qué hacer a continuación asaltando su mente: “¿Qué quiere comunicarnos Dios a través de este tipo de situaciones? Porque esa no fue la primera agresión que sufrí”, señala en sus declaraciones a ACN. “Yo seguía deseando cumplir con mi trabajo como catequista. Mi esposa me apoyó y mi madre, también. También hubo oraciones y orientación y apoyo por parte de mi obispo, los sacerdotes y otras personas”, recuerda.
“Mientras recibía consejos de todos ellos, mi madre, que nunca fue a la escuela, dijo algo que se me quedó grabado en la mente: ‘Puede que el lugar donde Dios quiere que estemos no sea cómodo o no sea de nuestro agrado, pero es allí donde encontramos la verdadera felicidad’. Y yo creo que tiene razón”.
Y así, Tobías Yahaya continúa con su misión, sostenido por las palabras de San Pablo en su Segunda Carta a los Corintios: “Atribulados en todo, mas no aplastados; apurados, mas no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados, mas no aniquilados, llevando siempre y en todas partes en el cuerpo la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo. Pues, mientras vivimos, continuamente nos están entregando a la muerte por causa de Jesús; para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. De este modo, la muerte actúa en nosotros, y la vida en vosotros”.
En 2025, Aid to the Church in Need (ACN) dedica su campaña de Navidad a los catequistas, verdaderos pilares de la fe en los lugares más difíciles para mantener la esperanza en el mundo.