La fundación pontificia ACN está terriblemente conmovida por la noticia del asesinato del Padre Simeon Yampa, sacerdote de la Parroquia de Dablo, en el centro-norte de Burkina Faso. La iglesia fue atacada por un grupo de veinte hombres armados durante de la celebración de la santa misa el domingo 12 de mayo, matando al sacerdote y a cinco feligreses más.
Según fuentes locales con los que ACN ha podido hablar, los atacantes entraron en la capilla en el momento del canto del Gloria disparando. Cinco de los feligreses fueron alcanzados mortalmente. La capilla es muy pequeña pero contando los que seguía la liturgia desde fuera eran un centenar de fieles. El sagrario recibió tres disparos. El padre Simeon intentó proteger a los monaguillos huyendo por la sacristía, pero los terroristas que habían rodeado la iglesia lo descubrieron y le dispararon asesinándolo.
“Había un pánico general, la gente tenía mucho miedo. Obligaron a los fieles a poner las cruces y los objetos religiosos que llevaban delante del altar. Los atacantes amenazaron a todos antes de irse diciendo que volverían y si las mujeres no iban todas cubiertas con velo los matarían a todos. Después prendieron fuego a la sacristía, las cruces y los objetos de la liturgia y a un vehículo que había al lado de la iglesia. De allí se fueron al dispensario y quemaron también su vehículo para que nadie pudiera huir,” continua Rafael D’Aqui, responsable de los proyectos en Burkina Faso de ACN.
La casa sacerdotal, anexa a la capilla y parte de la parroquia que está bajo el patrocinio del Beato Isidoro Bakanja y atiende a 18 aldeas, había sido construida con ayuda de ACN hace apenas seis años.
Rafael D’Aqui cuenta muy afectado “que la fundación ayudó a esta comunidad en 2013 porque había una capilla desde hace mucho tiempo, pero querían que fuera una parroquia donde hubiera presencia estable. En el informe que nos mandaron al terminar la construcción de la casa sacerdotal, describían como fue ese momento histórico lleno de emoción para toda la comunidad cristiana. Estaban felices porque tendrían sacerdotes ayudando a los ocho catequistas que estaban allí. Era un sueño hecho realidad y la alegría era evidente en todos los rostros” recuerda D’Aqui.
Dablo es una región muy pobre y de muy deficiente producción de alimentos por la falta de lluvias, pero no se temía peligro alguno cuando se abrió la parroquia. Burkina Faso ha sido siempre un país ejemplo de paz y armonía. Como detalla Rafael D’Aqui el informe iba acompañado de un mensaje profundamente optimista: “Con su ayuda el equipo de sacerdotes encargados de la parroquia puede llevar a cabo tranquilamente actividades pastorales para los pueblos de la localidad.” Y es que las minorías cristianas (23.9% de la población) y los animistas (21.3%) no han sufrido con anterioridad discriminación en este país de mayoría musulmana y con un buen entendimiento entre las diferentes comunidades religiosas, como también se lee en el último Informe de Libertad Religiosa publicado por la fundación ACN.
Si bien desde el punto de vista político Burkina Faso ha sido blanco desde hace unos años de ataques yihadistas alimentados por los vecinos del norte Mali y Níger al norte del país, estos ataques no afectaban a las religiones. La situación ha cambiado bruscamente en los últimos meses, donde después de una serie de incidentes – atentados, secuestros, intimidaciones y amenazas – todo parece apuntar que los cristianos han pasado a ser uno de los objetivos de los yihadistas para desestabilizar el país.
Hace apenas dos semanas, concretamente el 28 de abril, el pastor protestante Pierre Ouedraogo junto con sus dos de sus hijos y otros tres fieles fueron asesinados durante el ataque a la iglesia de Silgadji, situada a 60 kilómetros de Djibo, también en el norte del país.
Con ellos son tres los presbíteros asesinados en 2019. Además del sacerdote católico Simeon Yampa que perdió la vida el domingo en Dablo y del pastor Pierre Ouedraogo de Silgadji, un misionero salesiano de origen español, el padre César Fernández, fue asesinado el 15 de febrero durante el ataque a un puesto de aduanas en el sur del país, cerca de la frontera con Togo. En paradero desconocido desde el 17 de marzo se encuentra el padre Joel Yougbare, sacerdote católico secuestrado en la frontera de Mali.
Por otra parte, la fundación ACN ha denunciado amenazas en varias partes del país que han obligado a cancelar las misas dominicales o incluso a congregaciones religiosas a dejar sus conventos. “Los grupos yihadistas van por las aldeas amenazando a los habitantes locales para que se conviertan al Islam, obligando a cerrar comunidades cristianas y lugares de culto, así como escuelas y centros de salud” señala Rafael D’Aqui.
“La iglesia de Burkina está sufriendo mucho con toda esta situación, me impresiona su fortaleza. La comunidad internacional tendría que reaccionar para no dejar que Burkina Faso sea campo de acción de los grupos fundamentalistas. Rezamos para que la paz regrese a este país.”
“El padre Simeon acababa de llegar en Septiembre a esta parroquia, el hecho de que muriera el domingo del Buen Pastor nos ha dejado conmovidos. Es importante subrayar que al entierro (lunes 13 de mayo) asistieron, junto a dignatarios del gobierno (dos ministros) y de la iglesia (tres obispos y el secretario de la Nunciatura), muchos animistas y musulmanes que recriminan estos hechos desalmados” concluye el representante de ACN.