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Irak: San José, una clínica con las puertas abiertas

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“Estuve en el hospital y me trajisteis medicinas…” «

Nuestro Señor no dijo exactamente estas palabras en la Biblia, pero, no obstante, estas medicinas que habéis donado son realmente regalos de misericordia. Ya que, sin ellas, muchos de los 3.000 pacientes de la Clínica de San José en la ciudad de Ankawa, en el norte de Irak, no sobrevivirían. Estos pacientes, muchos de ellos con enfermedades crónicas, son sólo unos cuantos entre las más de 12.000 familias cristianas que fueron forzadas a dejar sus hogares en Mosul y Nínive en el verano de 2014, tras la invasión del Estado Islámico. Desde entonces viven en la Archidiócesis de Erbil, en el norte de Irak, sin perspectivas, exhaustos, traumatizados, espiritualmente vacíos. La pequeña clínica de San José les brinda tratamiento médico y sus puertas están abiertas a todos.

La mayoría escapó con lo puesto y algunas cosas al hombro. ISIS vino y se les anunció que o se marchaban o se convertirían al Islam. O que tendrían que pagar impuestos. O que les matarían. Solían tener trabajo. Solían tener sus propios hogares. Solían tener sus propios coches. Solían tener su propia vida. Ahora lo han perdido todo.

Los enfermos crónicos se enfrentan a mayores dificultades porque el precio de la mayoría de las medicinas es bastante alto y no pueden permitirse dejar de tomarlas porque dependen de ellas para seguir viviendo.

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La pequeña clínica de San José les proporciona tratamiento médico y sus puertas están abiertas a todos los pacientes desplazados: cristianos, musulmanes, yazidíes… a todos sin excepción. Cada día entre cien y ciento cincuenta pacientes reciben tratamiento en la clínica sin tener que pagar por ello. El personal de la clínica proporciona cuidados a los pacientes con enfermedades crónicas (diabetes, enfermedades cardiacas, hipertensión, etc.), servicios de salud de maternidad, ginecología y pediatría, así como otros servicios ambulatorios.

La Clínica de Cuidados Crónicos de San José proporciona tratamiento y medicamentos gratuitos a más de 3.000 pacientes al mes. El coste mensual total de la clínica, incluyendo las medicinas, es terriblemente alto: aproximadamente 55.000 dólares al mes.

Gracias a la generosidad de nuestros bienhechores, entre los que se encuentra el propio Santo Padre, hemos podido ayudar a que las puertas de la clínica de San José permaneciesen abiertas.

“Redescubramos las obras de misericordia corporales: dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, acoger al forastero, asistir los enfermos, visitar a los presos, enterrar a los muertos.”

Pope Francis, Papa Francisco, Misericordiae Vultus, Bula de Convocación del Jubileo Extraordinario de la Misericordia

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