Los líderes de las comunidades locales afirman que en los últimos ataques se emplean las mismas tácticas de los bandidos armados que perpetraron las masacres de Navidad en Nigeria. La religión es uno de los factores de un conflicto que también tiene raíces étnicas y económicas.
Decenas de cristianos han sido asesinados en pueblos y aldeas de la región delCinturón Medio (Middle Belt) de Nigeria durante las últimas semanas y sobre todo en torno a la Pascua, según la información facilitada a la fundación pontificia internacional Aid to the Church in Need (ACN) por representantes de la diócesis afectada.
Al menos 39 personas han muerto en una oleadade ataques contra poblados del estado de Plateau que comenzaron el 1 de abril, Lunes de Pascua, y se sucedieron durante dos semanas.
Según el padre Andrew Dewan, director de Comunicaciones de la diócesis de Pankshin, “hubo ataques violentos el Lunes de Pascua. Diez personas murieron, entre ellas una mujer embarazada a la que abrieron el vientre. El bebé no se salvó”.
Los atacantes, pastores de la etnia fulani, mayoritariamente musulmanes, volvieron varios días después para realizar otra serie de ataques que comenzaron el viernes, 12 de abril, en los que mataron a otras 29 personas. “Los ataques se sucedieron hasta el domingo, 14 de abril. En total, cinco pueblos y distritos fueron atacados; 29 personas, asesinadas -entre ellas, un ministro protestante- y dos fueron heridas. En Kopnanle, una iglesia ardió hasta los cimientos”.
Se trata de la misma región donde en Navidades fueron masacrados más de 300 cristianos. El padre Andrew opina que “hay un patrón en estos ataques, que se han convertido en una característica continua de la vida en la región. Podrían estar relacionados con los ataques de la Navidad”. Otro factor “podría ser la venganza”, indica el sacerdote, poniendo como ejemplo el asesinato de dos jóvenes fulani a manos de desconocidos. “Es una espiral de violencia, pues los lugareños buscan formas de defenderse de la oleada de violencia”, declara el sacerdote a ACN.
Tras las masacres de las Navidades, el Gobierno prometió reforzar la seguridad para proteger a los agricultores asentados en la región del Cinturón Medio, en su mayoría cristianos. Por desgracia, no ha cumplido su promesa, se lamenta el padre Andrew. “La respuesta del Gobierno en materia de seguridad es insuficiente. En tiempos de crisis, las comunidades no confían en que los gobiernos las protejan y buscan refugio en las Iglesias, que no están acostumbradas a lidiar con semejante avalancha de desplazados internos. Imagínense cocinar para miles de personas cada mes; es algo que no teníamos previsto y tampoco nos hemos abastecido para estas emergencias, así que a menudo nos pillan desprevenidos”.
Tras la masacre de Navidad se establecieron en Bokkos 16 campos para deplazados -en su mayoría, organizados por la Iglesia- para dar cobijo a los afectados por los ataques. La agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR) calcula que hay 3,1 millones de desplazados en toda Nigeria como resultado de la violencia en el noreste y los pastores extremistas fulani en el Cinturón Medio.
Cientos de muertos en el estado de Benue en 2024
Otro estado nigeriano muy afectado por la violencia es Benue, también ubicado en el Cinturón Medio. Las cifras detalladas que el padre Remigius Ihyula, socio de proyectos de ACN en la diócesis de Makurdi, ha enviado a ACN revelan que en torno al mismo periodo de Semana Santa, decenas de cristianos fueron asesinados en incursiones de los fulani en pueblos y aldeas. Los ataques perpetrados entre el 28 de marzo y el 2 de abril dejaron al menos 38 muertos -posiblemente muchos más-, y varias personas heridas y violadas.
Según la información del sacerdote, desde principios de 2024 se han producido 67 ataques con el resultado confirmado de 239 muertos, 60 heridos y 65 secuestrados en Benue. En 2023, más de 500 personas fueron asesinadas a lo largo de todo el año.
Además, el padre Remigius destaca el sufrimiento de las víctimas femeninas: “Hemos sabido de mujeres y niñas violadas por los terroristas, pero no podemos compartir sus nombres por razones de privacidad. Las hemos puesto en contacto con lugares donde prestan ayuda a personas traumatizadas, pero estamos averiguando cómo denunciar estos incidentes sin exponerlas a presiones o discriminación”.
La tensión entre los agricultores asentados y los pastores nómadas es un antiguo problema arraigado en esta parte de Nigeria, conocida por sus tierras fértiles. El cambio climático ha expulsado a los fulanis de sus zonas tradicionales de pastoreo del norte, lo que ha provocado enfrentamientos por el acceso a las tierras. Las diferencias étnicas y religiosas agravan la situación, y hay indicios de que a los fulanis los están radicalizando y utilizando para expulsar a los cristianos de la zona. Este problema se ha agravado considerablemente por el fácil acceso a armas automáticas por parte de los pastores.
Aid to the Church in Need ha apoyado la labor de la diócesis de Makurdi en Nigeria, proporcionando ayuda a los desplazados internos de los campos de Guma y Daudu, que son dos de los 14 campos y 13 comunidades de acogida del estado de Benue. Además de atención pastoral, la Iglesia local proporciona ayuda psicológica a traumatizados, becas, alimentos y otras formas de ayuda humanitaria.
Por Filipe d’Avillez.