Un sacerdote local advierte a ACN también de secuestros de niños como parte de la insurgencia yihadista.
Casi 50.000 personas han sido desplazadas debido a los más recientes ataques en la región septentrional de Cabo Delgado, en Mozambique, concretamente a finales de julio y en la primera semana de agosto, según el personal de las Naciones Unidas que trabaja en la región.

«Entre el 20 y el 28 de julio, la diócesis de Pemba se vio particularmente afectada por la nueva ola de ataques brutales, especialmente en los distritos de Chiúre, Ancuabe y Muidumbe. Los ataques también fueron muy intensos los días 6 y 7 de agosto, con incidentes registrados en los distritos de Palma, Meluco y Quissanga», informa la hermana Aparecida Queiroz, de la Congregación de las Hijas de Jesús a la fundación Aid to the Church in Need (ACN).
La guerra en Cabo Delgado tiene sus raíces en una insurgencia llevada a cabo por yihadistas vinculados al Estado Islámico. Los ataques comenzaron en 2017 y los intentos del gobierno por sofocarlos han dado pocos frutos. El conflicto en Cabo Delgado ha causado más de seis mil muertes desde octubre de 2017 y ha desplazado a más de un millón de personas.
Según la ONU, un millón de mozambiqueños necesitan ayuda de emergencia solo para sobrevivir.
Niños secuestrados por militantes islamistas
En un mensaje enviado a ACN, el padre Kwiriwi Fonseca, sacerdote pasionista que sirve en la diócesis de Pemba, que cubre la región de Cabo Delgado, dice que «esta guerra sin sentido solo trae muerte y se lleva la poca esperanza que tiene la gente, especialmente los niños».

Advirtiendo que ha recibido información sobre niños secuestrados, añade: «Estos niños deben ser devueltos a sus padres, deben ser buscados dondequiera que estén para que puedan ser devueltos a sus padres, porque merecen un futuro mejor».
El sacerdote pasionista también expresa su temor de que el mundo olvide el conflicto que dura casi ocho años. «La crisis humanitaria causada por esta guerra y agravada por los ciclones que también han azotado esta región en los últimos años, con una enorme destrucción de viviendas, infraestructura y campos agrícolas, tiende a ser olvidada y silenciada. Este silencio nos molesta, en un momento en que miles y miles de nuestros hermanos en Cabo Delgado, especialmente en la región de Chiure, han visto agravada la crisis por nuevos ataques, sus casas quemadas, sus hijos arrebatados». «Mozambique necesita paz. Todo lo que queremos es paz», insiste.
Ayuda para los desplazados
La Iglesia católica está en la primera línea de la asistencia a quienes lo han perdido todo a causa de la violencia. El padre Kwiriwi Fonseca agradece a todos los benefactores que, a través de ACN, siguen apoyando estos esfuerzos: «Por favor, continúen apoyando a la gente de Cabo Delgado, continúen apoyando a aquellos que luchan por la paz. No queremos más guerra».

«Lamento profundamente que nuestros hermanos y hermanas en Mozambique se enfrenten a otra ola de ataques. Rezamos por todas las víctimas», dice Ulrich Kny, jefe de proyectos de ACN para Mozambique.
“La fundación está apoyando a la diócesis de Pemba a través de varios proyectos, incluida la prestación de apoyo psicosocial a las víctimas del terrorismo, material para la construcción de decenas de casas y centros comunitarios y la donación de vehículos para misioneros que trabajan con los desplazados y, por supuesto, seguimos dispuestos a apoyar con más ayuda de emergencia”, afirma Kny.
Por Paulo Aido.