Una benefactora dedicó las ganancias de un día para Aid to the Church in Need, mientras que un matrimonio pidió a los invitados a su fiesta de 60 aniversario de bodas que renunciaran a los regalos e hicieran donaciones para ayudar a los necesitados.
Las historias de sufrimiento de los cristianos, y cómo la fundación ACN les está ayudando, llevan a muchas personas a convertirse en benefactores. La fundación cuenta con 350.000 en más de 23 países del mundo. Algunas usan su imaginación para ayudar incluso un poco más. Es el ejemplo de Sílvia Duarte, peluquera de profesión en Portugal, que el pasado 13 de mayo, día de Nuestra Señora de Fátima —fecha de especial relevancia en su país —, destinó toda la recaudación de su peluquería para ayudar a la Iglesia en Cabo Delgado, una región de Mozambique donde una insurgencia islamista ha estado haciendo estragos desde 2017.

Sílvia Duarte trabajó sin descanso, desde la mañana hasta la noche, atendiendo a sus clientas habituales y a quienes acudieron expresamente para apoyar la iniciativa. Gracias a ello logró reunir tres mil euros, que donó íntegramente a ACN.
“Todo es posible con María”, cuenta Sílvia a ACN. “Elegí este día especial, en el que Nuestra Señora se apareció a los pastorcillos, para agradecer a la Madre de Dios todo lo que ha hecho por mí a lo largo de mi vida”.
No es la primera vez que Sílvia Duarte se vuelca para ayudar a sus hermanos y hermanas perseguidos y necesitados: Hace poco más de un año, participó en una carrera de más de 20 kilómetros en Lisboa con el objetivo de llamar la atención sobre la situación de la población en el norte de Mozambique, recaudando más de 5.000 euros para ACN.
Después de ofrecer un día de trabajo para ayudar a la fundación pontificia, Sílvia expresaba su alegría porque la cantidad recaudada había superado todas sus expectativas: “Ha sido una experiencia increíble”, aseguró. “Pero incluso si hubiéramos recaudado menos, ya habría valido la pena solo por dar a conocer lo que está ocurriendo en Cabo Delgado, donde las comunidades son atacadas, obligadas a huir y viven con miedo constante. Saber además que esta iniciativa mía ayudará a aliviar el sufrimiento de tantas familias es la mayor recompensa que podía recibir”.
De hecho, durante su visita a Portugal, el obispo de Pemba —diócesis que incluye la provincia de Cabo Delgado— quiso reunirse con ella y agradecerle personalmente, así como felicitarla por su dedicación a esta causa.
Un matrimonio que da fruto.
La generosidad de Sílvia Duarte también ha inspirado a otros a montar sus propias iniciativas. João y Maria Teresa Mendonça estaban planeando la celebración de sus bodas de diamante junto a familiares y amigos y pidieron a sus invitados que, en vez de hacerles regalos, hicieran una donación a ACN para apoyar a la Iglesia en Mozambique.

En su caso, la decisión tenía un componente muy emotivo, ya que ambos se conocieron y casaron en Mozambique en 1965 cuando el estado africano aún era una colonia portuguesa.
“Nací en Mozambique y recuerdo cómo en aquella época seguía muy de cerca la labor de las misiones”, cuenta Maria Teresa. “Me entristeció mucho enterarme de las nuevas dificultades que están atravesando en Cabo Delgado, por eso pensamos que era importante recaudar fondos para ayudar a todas esas personas que lo están pasando realmente mal y sufren tanta persecución”.
La pareja visitó personalmente las oficinas de ACN Portugal en Lisboa para entregar los 1.100 euros recaudados en su fiesta y comentaron al equipo de ACN que sus programas televisivos les ayudan a mantenerse al tanto de las necesidades de la Iglesia que sufre en todo el mundo.
Quizás tan importante como la cantidad recaudada —que permitió proporcionar alimentos a treinta familias en la región en crisis, alrededor de 180 personas— es que, gracias a su gesto, muchas más personas han podido tomar conciencia de lo que ocurre en Mozambique, donde la Iglesia sigue brindando ayuda y apoyo a cientos de miles de refugiados afectados por la insurgencia que, desde 2017, ha causado la muerte de más de cinco mil personas y ha destruido comunidades enteras.
Por Paulo Aido.