En el mes de octubre, la Iglesia recuerda a dos grandes Carmelitas, ambas nombradas Doctoras de la Iglesia: el 15 de octubre se conmemora a Santa Teresa de Ávila, la fundadora de la congregación de las Carmelitas Descalzas, y el 1 de octubre se recuerda a Santa Teresa del Niño Jesús, que murió a los 24 años, pero que con su “caminito” ha enseñado hasta hoy a innumerables personas de todo el mundo a vivir en el amor y la confianza en Dios.
Las Hermanas de la orden de las Carmelitas Descalzas viven en estricta clausura y llevan una vida contemplativa de oración. “En el corazón de la Iglesia quiero ser el amor”, escribió Santa Teresita del Niño Jesús sobre su vocación. Y aunque nunca abandonó el convento, en el que ingresó a los 15 años de edad, se convirtió en la Patrona de las Misiones, pues la oración comprende el mundo entero y no está ligada al tiempo ni al espacio.
En la capital ucraniana de Kiev vuelve a haber un Carmelo tras el cambio político que terminó con la antigua Unión Soviética. En el año 1991 acudieron allí religiosas de dos conventos polacos para contribuir con su oración y presencia a la reconstrucción espiritual de la sociedad poscomunista. Al principio vivían muy apretadas al lado de la iglesia de la Santa Cruz. Esta pequeña iglesia era por entonces la única iglesia católica en funcionamiento de Kiev, mientras que las dos otras iglesias católicas habían sido convertidas una en museo del ateísmo y la otra en museo del órgano. Por fin, entre 1994 y 1996, las religiosas pudieron erigir un convento propio en un suburbio de Kiev en el terreno de un antiguo sovjós (granja soviética) rodeado de campos y árboles frutales.
En la actualidad, allí viven ocho religiosas que rezan mucho, sobre todo, por la paz en el mundo, pero también por las numerosas intenciones que les confían los creyentes. Y es que muchos creyentes se dirigen a las Hermanas para que recen por parientes enfermos o personas que atraviesan momentos difíciles.
Para las religiosas, ganarse el sustento es todo un reto. Ciertamente, producen hostias, confeccionan figuritas de cera para el Belén y vestimentas litúrgicas, y también cultivan un huerto, pero pese a su modesta forma de vida, ello no basta para cubrir gastos. También en la colecta anual en la zona circundante se reúne poco dinero, pues los creyentes también son pobres porque la situación económica en Ucrania no deja de empeorar mientras los precios siguen subiendo.
Nosotros les hemos prometido también para este año 4.000 euros a estas religiosas, que celebran una vez al mes una Santa Misa por los benefactores y que los tienen presentes a todos en sus oraciones.