Haití es considerado el país más pobre del hemisferio occidental. Catástrofes naturales tales como el asolador terremoto de 2010 o el huracán Matthew en 2016 provocan repetidamente grandes devastaciones. A esto hay que añadir la corrupción y el desgobierno. En vista de la fuerte crisis económica y de las violentas protestas acaecidas, en septiembre de 2019 la Iglesia católica envió una carta abierta al gobierno de aquel país exhortándole a cumplir con su responsabilidad para con la población necesitada.
De los aproximadamente 10 millones de habitantes de Haití, el 55% son católicos. Y el número de fieles crece en ese país, pese a existir unas circunstancias tan adversas. En las diez diócesis que lo forman se abren nuevas parroquias.
Me gustaría agradecer a ACN y a todos los benefactores su ayuda a Haití durante años.
El obispo Désinord Jean de Hinche.
Sin embargo, en su mayoría estas no disponen de iglesia, de modo que las Misas han de celebrarse al aire libre. Por eso, ACN ofrece ayudas para la construcción y la renovación de edificios.
También fomentamos principalmente la formación de sacerdotes y catequistas. Además del trabajo pastoral, los sacerdotes atienden a las necesidades sociales y materiales de la población. Estos son a menudo las únicas personas en contacto con los necesitados, sobre todo en zonas rurales y en la periferia de las ciudades. Pero ellos también suelen vivir en la pobreza, no teniendo frecuentemente ni siquiera electricidad en sus viviendas. ACN ayuda a los clérigos necesitados mediante estipendios de Misas. La Iglesia del país también está muy preocupada por el vudú, que en 2003 fue reconocido como religión oficial y está muy extendido entre la población cristiana de Haití. Por eso, la Iglesia procura reforzar su compromiso con una divulgación de la fe bien fundada.