Brasil en 2020

La pandemia de coronavirus entró con fuerza en Brasil el pasado año. Aunque el presidente Bolsonaro siempre ha minimizado los riesgos del coronavirus, las estadísticas reflejan una evolución catastrófica: a finales de año, el país contaba 7,6 millones de infecciones y más de 192.000 muertes. La región del Amazonas resultó especialmente afectada. Los sacerdotes y religiosos tuvieron grandes dificultades para seguir ofreciendo atención espiritual a las personas pese al riesgo de infección. ACN les ayudó facilitándoles equipamiento de protección, y siguió apoyando a la Iglesia local con la formación de sacerdotes y la financiación de vehículos.

De los aproximadamente 210 millones de habitantes de Brasil, el 64% son católicos. No obstante, los católicos constituían el 75% de la población hace 20 años. La Iglesia tiene una posición cada vez más complicada en este país sacudido por la crisis. La corrupción, el desempleo, la crisis económica y la destrucción medioambiental hacen que muchas personas sean propensas a dejarse embaucar por las falsas promesas de salvación de las sectas. Estas están activas en casi todo el territorio de Brasil y, a diferencia de muchas parroquias, disponen de una gran cantidad de dinero.

Santa Misa en la catedral de San Ignacio de Pinheiro en tiempos de la pandemia de coronavirus.
Santa Misa en la catedral de San Ignacio de Pinheiro en tiempos de la pandemia de coronavirus.

La pandemia ha agravado aún más esta situación. Así, en 2020 la Iglesia local se halló ante el reto particular de ofrecer atención espiritual a sus fieles a pesar de la pandemia, protegiendo al mismo tiempo a sus sacerdotes y trabajadores lo mejor posible contra una infección. La situación ha sido especialmente grave en la región del Amazonas. Se calcula que en Manaus, la capital del estado de Amazonas, tres cuartas partes de sus casi dos millones de habitantes ya han sido infectados. Las imágenes de la excavación masiva de tumbas horrorizaron a la opinión pública mundial. Por ello, ACN ayudó en numerosas diócesis facilitando equipamiento de protección.

Las hermanas de la congre-gación de Santa Ana cuidan de los necesitados en Natal.
Las hermanas de la congre-gación de Santa Ana cuidan de los necesitados en Natal.

Como en los años precedentes, en 2020 continuamos ayudando a la Iglesia local en la formación de candidatos al sacerdocio, religiosos y trabajadores laicos. También se facilitó material catequético para la evangelización. Como muchos sacerdotes tuvieron que renunciar a las colectas a causa de la pandemia, reforzamos nuestra ayuda en el apartado de estipendios de Misas.

Damos las gracias a Dios por su corazón bondadoso, que ustedes comparten con los que más lo necesitan.

Dilma Franca dos Santos, Comunidad Católica Shalom

Con el fin de garantizar la movilidad en los extensos territorios de las parroquias, ACN ayudó además con la adquisición de vehículos para la atención pastoral. En la región del Amazonas –donde gran parte de las aldeas solo pueden alcanzarse a través de los ríos– pudimos financiar la compra de una barca.


La necesidad agudiza el ingenio: la Comunidad Shalom

Durante la pandemia, la atención pastoral y caritativa es más necesaria que nunca. Así, la Comunidad Shalom ayuda a la población de Marajó, una isla de difícil acceso situada en la desembocadura del Ama-zonas. Debido a la crisis del coronavirus, sus misioneros y misioneras recurren a vías poco convencionales para facilitar atención pastoral, como por ejemplo la asistencia telefóni-ca para personas que se sienten solas durante la pandemia. La Comunidad también ha organizado grupos de oración en internet por videollamada. Su valiosa labor es apoyada por ACN.