PARA AYUDAR A MITIGAR el impacto de la pandemia de la COVID-19, Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), la fundación pontificia al servicio de la Iglesia perseguida y necesitada en todo el mundo, proporcionará cinco millones de euros en fondos de emergencia para los sacerdotes y religiosas que se ocupan de las comunidades más vulnerables en todo el mundo.
Ante el aumento de la angustia social en todo el mundo a raíz de la COVID-19, esta iniciativa vital ayudará a los religiosos, que han perdido su forma de subsistencia de vida, para que puedan seguir desempeñando sus ministerios espirituales y sociales, como la administración de los sacramentos, la enseñanza de la fe, el cuidado de los enfermos y los ancianos, la ayuda a los pobres y la visita a los prisioneros. La financiación de AIN será una intervención de amplio espectro, en Oriente Medio, Europa Central y Oriental, América Latina, Asia y África, a través del apoyo a proyectos.
«A medida que una creciente marea de sufrimiento humano relacionada con COVID-19 se hace sentir en todo el mundo, la demanda de atención social y espiritual se dispara», dijo Thomas Heine-Geldern, Presidente Ejecutivo de ACN. «Es nuestro deseo que esta ayuda, hecha posible gracias a nuestros benefactores, ayude a aliviar la carga de nuestros valientes religiosos, que están en primera línea, llevando el amor y la compasión de Dios a nuestros hermanos y hermanas que sufren. Ahora más que nunca, se necesita la Luz y la Esperanza del Señor.»
Mientras que el mundo entero está haciendo frente a los estragos de la pandemia, innumerables comunidades de los países en desarrollo -ya empobrecidas y con recursos limitados- son particularmente vulnerables en esta crisis; a menudo dependen de la Iglesia local para los servicios sociales, incluida la atención de la salud.
«Estamos unidos en oración con los valientes y dedicados sacerdotes y monjas que lo dan todo para servir a las comunidades más vulnerables del mundo, y con todos los que sufren en todo el mundo» continuó Heine-Geldern. «Esto es una gota en el vaso en términos de lo que es y será necesario, pero la Iglesia desempeña un papel espiritual y pastoral particularmente vital en la vida cotidiana de las comunidades cristianas más pobres del mundo, y debemos ayudar a fortalecer la red de seguridad que proporciona. Estoy muy agradecido a nuestros donantes, que, a menudo, a pesar de su propio dolor y dificultades, están llegando a sus compañeros fieles. Es un hermoso gesto, uno que está ayudando a mantener viva la Fe».