Vicario apostólico de Estambul: “Nuestra comunidad espera la llegada del papa León XIV con profunda alegría y expectación”.
Este año, la Iglesia ha conmemorado el 1700.º aniversario del Concilio de Nicea, una fecha importante para todo el mundo cristiano. En noviembre, el papa León XIV tiene previsto visitar Turquía, donde se celebró el concilio, cumpliendo así el compromiso adquirido por el papa Francisco antes de su muerte. La fundación pontificia internacional Aid to the Church in Need (ACN) ha hablado con Mons. Massimiliano Palinuro, vicario apostólico de Estambul, sobre la importancia del aniversario de Nicea y la visita pontificia, las relaciones ecuménicas y lo que todo ello significa para la pequeña población católica del país.

La visita pontificia a Turquía ya era un sueño del papa Francisco. ¿Cómo ha reaccionado la comunidad local ante esta noticia?
El viaje del papa Francisco estaba a punto de hacerse realidad. De hecho, incluso durante su enfermedad se confirmó, ya que era firme intención del Papa venir a Turquía tras su recuperación.
Además, Turquía se había comprometido a darle la bienvenida de una manera extraordinaria y generosa. Tras el fallecimiento del papa Francisco, todos -el Gobierno turco, la Iglesia católica local y el patriarca ecuménico Bartolomé- renovaron su invitación al Papa León para que visitara Turquía y, en particular, Nicea, con motivo del 1700.º aniversario del concilio.
Ahora se ha decidido que sea la primera visita internacional del papa León, al que esperamos con corazón filial e inmensa alegría. Confiamos en que la visita del papa León culmine en una celebración ecuménica en la propia Nicea, para dar testimonio en ese lugar simbólico de la unidad de fe entre todos los que creen en Cristo. A lo largo de los siglos y hasta nuestros días, las divisiones teológicas y confesionales se han utilizado con demasiada frecuencia como pretexto para justificar guerras y persecuciones. Ahora el mundo necesita ver en los cristianos un signo de unidad para la familia humana.
Nuestra comunidad espera la llegada del papa León XIV con los brazos y el corazón abiertos, con profunda alegría y expectación, y está dispuesta a recibirlo como un signo de esperanza y unidad. Aquí lo esperamos para que fortalezca y confirme nuestra comunidad cristiana en la fe.
¿Qué importancia tiene este aniversario del Concilio de Nicea, especialmente para los cristianos que viven en Turquía?
El Concilio de Nicea es el concilio por excelencia, una especie de paradigma a través del cual la Iglesia puede comprender cómo resolver los problemas doctrinales y los diversos tipos de divisiones en su propio seno. En nuestro contexto, este aniversario adquiere una importancia extraordinaria, sobre todo porque es un patrimonio compartido por todas las confesiones cristianas. Ningún cristiano se opone a los concilios de Nicea y Constantinopla porque fue en ellos donde la fe cristiana recibió su formulación más clara.

Nuestros cristianos perciben este aniversario como un signo de esperanza para un regreso a las fuentes de la fe y la búsqueda de lo esencial, es decir, lo que une en lugar de lo que divide. En la práctica, el aniversario del Concilio de Nicea nos “obliga” a redescubrir el tesoro de la fe que todos compartimos. La fe en Jesús, Hijo de Dios y Salvador, es lo que nos hace cristianos. En una reciente conferencia organizada aquí, en Estambul, por la Sociedad Bíblica de Turquía, hemos tenido a católicos, ortodoxos y protestantes de diversas denominaciones describiendo la misma fe con las mismas palabras y descubriendo que todos nos sentimos herederos de la misma traditio fidei (tradición de la fe).
La comunidad católica turca y, en particular, la de Estambul, inspirada por la rica historia de estas tierras, posee un inmenso potencial para ayudar a tender puentes de fraternidad en un país que durante mucho tiempo ha sido encrucijada entre Oriente y Occidente. Aquí, especialmente en la vida cotidiana y en las interacciones diarias, estamos llamados a derribar los muros construidos por prejuicios y hostilidades ideológicas de siglos de antigüedad. Se trata de una verdadera preparatio evangelica —una preparación para el Evangelio— que se desarrolla a través de la belleza y los retos de las relaciones humanas.
El papa León ya se ha reunido varias veces con el patriarca ecuménico. ¿Cómo describiría la relación entre ambas Iglesias en su vicariato apostólico?
Las relaciones entre el vicariato apostólico —y, en general, la comunidad católica— y el patriarca Bartolomé y el patriarcado ecuménico de Constantinopla son excelentes. De hecho, puedo afirmar que aquí, en Estambul, las relaciones ecuménicas son definitivamente mucho más sólidas que en cualquier otro lugar del mundo. Y lo mismo puede decirse con respecto a las otras confesiones cristianas. Quizás sea providencial que el camino ecuménico sea tan vigoroso en estos lugares: precisamente aquí, donde comenzó la gran división, también debe arrancar la gran reconciliación entre el Oriente ortodoxo y el Occidente católico. Por lo tanto, aquí estamos siempre comprometidos a vivir esta fraternidad, esta comunión, en nuestra vida cotidiana.

Aquí, en Estambul, este camino de reconciliación comenzó con la presencia de mi predecesor Angelo Giuseppe Roncalli, el futuro papa Juan XXIII, en los diez años en que dirigió este vicariato apostólico (antes delegación apostólica en Turquía). Y por parte ortodoxa, poco después, la radiante presencia del patriarca Atenágoras abrió también las puertas de esa Iglesia al camino ecuménico: él fue verdaderamente, en el mundo ortodoxo, el gran profeta de la unidad. Después de él, este camino lo intensificó su sucesor Demetrios y luego Bartolomé, que lleva casi 35 años guiando a la Iglesia ortodoxa como su primado por la vía del diálogo ecuménico. Los patriarcas Atenágoras, Demetrios y Bartolomé han abierto con valentía el camino de la fraternidad y la reconciliación aquí en Estambul. Y todo ello está dando buenos frutos en relaciones genuinamente fraternas. ¡Esto es verdaderamente obra de la gracia!
¿Podría hablarnos de los preparativos para la visita del Papa?
El Gobierno turco está completando proyectos de infraestructura para hacer accesibles los restos arqueológicos del palacio de Constantino, parcialmente sumergidos en el lago İznik. El objetivo principal de dichos esfuerzos es garantizar una digna bienvenida al Papa y acoger la celebración ecuménica. La cual se llevará a cabo precisamente donde, según la tradición, se celebró el concilio, en el palacio imperial de la antigua Nicea, la residencia de verano del emperador Constantino.

¿Cuáles son sus esperanzas y las de los cristianos de Turquía respecto a este viaje?
Esperamos fervientemente que este señalado aniversario vuelva a dar frutos de unidad entre los cristianos, una unidad anclada en la caridad de Cristo.
A menudo nos vemos llevados a enfatizar las diferencias, a afirmar nuestra propia identidad, pero eso crea un obstáculo para construir relaciones fraternas. En su lugar, lo fructífero es buscar lo que nos une. Eso es aplicable al diálogo interreligioso y ecuménico, pero también en el seno de nuestras comunidades eclesiales, donde muchas diferencias están llamadas a la comunión. Hoy vivimos en un mundo polarizado y con esta polarización realmente se corre el riesgo de destruir la fraternidad humana y la unidad de la Iglesia. Es importante destacar la riqueza de la diversidad, teniendo presente que unidad no significa homogeneización o uniformidad. Por ello, incluso dentro de la misma comunidad cristiana católica, este viaje es necesario.

Me gustaría volver a subrayar lo que dijo el papa León XIV antes de su primera bendición Urbi et Orbi, que pone de relieve hacia dónde queremos ir y la Iglesia que queremos ser: “Debemos buscar juntos cómo ser una Iglesia misionera, una Iglesia que construye puentes dialogando, siempre abierta […], a recibir con los brazos abiertos a todos, a todos aquellos que necesitan nuestra caridad, nuestra presencia, diálogo y amor […] Queremos ser una Iglesia sinodal, una Iglesia que camina, una Iglesia que busca siempre la paz, que busca siempre la caridad, que busca siempre estar cerca especialmente de aquellos que sufren”. Que Nuestra Señora, Madre de Dios, nos conceda a todos la fuerza y la sabiduría para seguir este camino.
Aid to the Church in Need ha apoyado al vicariato apostólico de Estambul en varios proyectos en los últimos años. Dichos proyectos incluyeron la entrega de estipendios de misa, formación lingüística, renovación de iglesias y otras instalaciones, transporte y asistencia a capellanías universitarias.