Conoce la Hermana Mari Graciane

Una mujer extraordinaria que vive en Peru

Congregación Misioneras de Jesús Verbo y Víctima

Conoce la Hermana Mari Graciane

Una mujer extraordinaria que vive en Peru

Congregación Misioneras de Jesús Verbo y Víctima

ESTE ES UN SITIO SEGURO

AUDITADO POR: KPMG

Vivo en un pueblo pequeño de la sierra donde la vida de la gente es muy difícil

por eso estamos aquí

Cada día, ella y otra Hermana viajan largas distancias para visitar a las familias

Vocación

“Recuerdo cuando tenía 13 años y mi maestra me preguntó: ‘¿Has pensado alguna vez en convertirte en una Hermana religiosa?’ Para ser honesta, hasta aquél momento no lo había hecho, pero después empecé a considerarlo mucho. Pasé muchas horas frente al Santísimo Sacramento, preguntándole al Señor qué quería de mí. Aunque rezaba más que otras niñas de mi edad, no creía que fuera diferente de ellas”, añadió. Cuando era pequeña, la Hermana Mari solía ir a una escuela católica que le enseñó valores cristianos. En el momento en que estaba segura de su vocación, su madre la apoyó mucho. “Ella dijo que no había vida más bella que aquella vivida cerca de Dios. Desde el principio mi madre estaba contenta, y en paz sabiendo que yo había tomado la decisión correcta”

El apostolado de ellas está en lugares donde no hay sacerdotes, ahí ofrecen consuelo espiritual para los necesitados, predican la Palabra del Señor, enseñan el Catecismo. “Sabía que pertenecía a esta congregación cuando las Hermanas me explicaron su misión y carisma, ellas me describieron su trabajo y sus actividades pastorales. Desde el principio, sentí en mi corazón que mi lugar era estar con ellas. Vistamos diariamente a las familias en sus casas, y en ocasiones especiales, por ejemplo, en una fiesta patronal, visitamos las aldeas”

A veces, encontramos bastante tristeza en las familias, nuestra visita les reconforta, dicen que se sienten bendecidos porque nos tomamos parte de nuestro tiempo para estar con ellos

Además de visitar a los ancianos, también cuida a los adolescentes. “Recuerdo que una vez un adolescente hizo una broma. Lo llamé y lo censuré: ‘Lo que hiciste estuvo mal. Te quiero mucho, pero no voy a permitir que esto se vuelva a repetir’. Él me miró fijamente y me preguntó: ‘Madre, ¿tú me quieres de verdad?’ Me hizo darme cuenta de lo importante que es mostrar afecto porque a menudo no lo reciben de sus familias”