La estrecha colaboración entre Aid to the Church in Need (ACN) y el ahora papa León XIV marcó un camino de servicio y evangelización en Perú. Desde las tierras andinas hasta la Amazonía, los proyectos de ACN han llevado esperanza y presencia pastoral donde más se necesita. En una entrevista, Luis Vildoso, peruano y responsable de proyectos de la fundación ACN para América Latina, repasa los frutos de ese trabajo y los desafíos actuales que enfrenta la Iglesia en Perú.

ACN ha trabajado estrechamente con diócesis en Perú, como las de Chiclayo y Callao, cuando el ahora papa León XIV era obispo. ¿Cómo ha sido esa colaboración y qué proyectos conjuntos se han llevado a cabo?
El papa León XIV llegó a la vicaría agustina de San Juan de Sahagún de Chulucanas en Perú en 1985 y trabajó en parroquias; luego fue parte del equipo de formación del Seminario Mayor San Carlos y San Marcelo, en la archidiócesis de Trujillo, donde fue también vicario judicial antes de haber sido nombrado obispo de Chiclayo y administrador apostólico del Callao.
Hemos tenido una colaboración muy cercana y fraterna. Durante su servicio episcopal en Chiclayo y el Callao, el ahora papa León XIV mostró siempre una gran sensibilidad pastoral y celo apostólico. ACN ha podido colaborar con él en proyectos muy concretos: sobre todo en la formación de seminaristas del Seminario Santo Toribio de Mogrovejo, la presencia de comunidades religiosas femeninas, especialmente en sitios donde no hay sacerdote residente, el sostenimiento de sacerdotes a través de intenciones de misa, la construcción de centros pastorales y reparación de capillas en zonas rurales, así como programas de formación en la fe para laicos. Destacándose así su espíritu misionero, acercando la Iglesia a los fieles y a la gente.

¿Cuáles son las principales necesidades de la Iglesia en Perú?
La Iglesia en Perú enfrenta retos importantes. Destacaría 3 aspectos:
El primero es la escasez de sacerdotes. En el Perú hay aproximadamente 3.000 sacerdotes para una población de más de 30 millones de personas. Eso quiere decir que, en promedio, un sacerdote tiene que atender y acompañar a 10.000 personas. Hay zonas, especialmente en los Andes y en la Amazonia, en donde ese ratio supera los 15.000 fieles por sacerdote. En comparación con Europa, en donde el ratio es de 1.500 por sacerdote, es muchísimo. Por eso, ACN está comprometida con la formación de los seminaristas y las religiosas en el Perú, así como con los programas de promoción vocacional.
Por otro lado, Perú es el tercer país más grande en Sudamérica, después de Brazil y Argentina. Es 2,5 veces el tamaño de España y además tiene una geografía compleja; puedes pasar de estar al nivel del mar a más de 6 mil metros de altura. La Iglesia, especialmente en los Andes y la Amazonia, es la única organización presente en lugares remotos llevando la esperanza del Evangelio. Por eso, en ACN ayudamos a que la Iglesia cuente con medios de transporte, no sólo coches, sino botes, por ejemplo, en la Amazonia.

Finalmente, existe un gran éxodo del campo a las ciudades, generando la expansión galopante de éstas últimas. Por eso, ACN ayuda a que la Iglesia pueda estar presente también en zonas periféricas, promoviendo la atención pastoral y espiritual de los fieles, ayudando en la construcción de capillas, iglesias y centros pastorales, así como en la formación en la fe de laicos. Es una misión amplia y desafiante, pero llena de esperanza.
¿Qué significa para ACN haber colaborado con quien ahora ha sido elegido papa?
Es una alegría inmensa y una bendición. Si lo piensas, es muy interesante porque es una persona que tiene la capacidad de atender los grandes desafíos de la Iglesia universal y al mismo tiempo mantener el contacto con la realidad concreta y sencilla de los fieles. ACN no sólo ha colaborado con él como obispo en Perú, sino también en su rol como presidente de la Pontificia Comisión para América Latina. Con ocasión de un encuentro, tuve la oportunidad de conversar un momento con él cuando me presenté como peruano. De aquella conversación destaco su cercanía y afecto no sólo por la Iglesia en el Perú, sino también por la Iglesia en Iberoamérica. Me conmovieron sus gestos de gratitud por el apoyo recibido.
Él conoce bien nuestra misión, y renovamos ante él, como fundación pontificia, nuestro compromiso por ser un puente de amor, que permita que la Iglesia siga anunciando el Evangelio, especialmente en donde es perseguida y donde existe una carencia material que impida el anuncio de la Buena Nueva.
En abril de 2024, ACN inauguró una nueva sede en Lima. ¿Qué objetivos se esperan alcanzar con esta nueva oficina y cómo fortalecerá la presencia de la fundación en el país?
La sede en Lima nos permite articular mejor nuestros esfuerzos en todo el país y ser un puente más eficaz entre quienes ayudan y quienes necesitan ayuda. ACN es un puente de amor entre católicos del mundo que quieren ayudar a sus hermanos y hermanas más necesitados.

En Iberoamérica, ACN cuenta con otras oficinas en Brasil, Colombia, Chile, México y ahora Perú. La apertura de la oficina en Lima es una muestra del compromiso de los fieles en ayudar a su Iglesia local y también a la Iglesia universal. Perú es un país en donde la Iglesia recibe ayudas; no obstante, estas empiezan también a organizarse localmente. Queremos sumar a más fieles a que conozcan las necesidades de la Iglesia que sufre y de la Iglesia perseguida y así apoyar más proyectos de evangelización y desarrollo pastoral en todo el mundo.
Por Maria Lozano.