La iglesia de la Asunción fue vandalizada en 2019 y quemada en 2020.
Es una historia con final feliz. El 8 de noviembre de 2019, en el marco de las protestas sociales, varios encapuchados saquearon la iglesia de la Asunción, una de las más antiguas de Santiago de Chile, construida 143 años antes. Se llevaron obras de arte, imágenes religiosas, confesionarios y bancos para usarlos para construir barricadas en las calles.
Un año más tarde, el 18 de octubre de 2020, en solo 10 minutos un incendio provocado destruyó completamente la iglesia: cayó el campanario con su cruz y las campanas, colapsó el tejado y fue destrozado el altar. El fuego se llevó la memoria de miles de católicos de ese barrio, pero no pudo con su fe.

Fidelia Oñac, secretaria parroquial, recuerda el incendio como “algo fuerte que uno ve en otras partes del mundo, pero nunca pensé que pasaría aquí”. “Nos marchamos rezando y dijimos: ‘Tenemos que hacer lo que podamos, porque la iglesia es de todos’”. Lo consiguieron. En cinco años la iglesia ha sido reconstruida y este domingo 25 de mayo el cardenal Fernando Chomali celebró una misa para su reapertura al culto.
Mirando las paredes blancas de la iglesia de la Asunción, con su techo y su suelo brillante, se deja atrás este episodio de odio y violencia. En la nueva iglesia tienen un lugar especial algunas piezas del antiguo templo, como restos de una campana con la palabra “esperanza” o un crucifijo manco, herido, recuperado de las cenizas.
La reconstrucción de este simbólico e histórico templo ha sido posible gracias al apoyo de la fundación pontificia Aid to the Church in Need, gestora del proyecto, y a la generosidad de cientos de benefactores. Las obras han consistido en reforzamiento de muros, nuevo tejado, puertas, ventanas y mejoras eléctricas. En el futuro, las instalaciones serán mejoradas y añadirán bancos y obras de arte sacro.

Durante la misa de inauguración, el cardenal Fernando Chomali aseguró que “al escuchar a la comunidad con ese testimonio maravilloso de fe y a la fundación Aid to the Church in Need, me declaro católico, me siento más católico”. “No estamos en tiempos para ser católicos a nuestra manera o cuando nos conviene”, subrayó. Dijo que la reconstrucción del templo evoca de alguna forma la muerte y resurrección de Jesucristo y que “cada vez que haya muerte va a haber resurrección, porque Jesucristo resucitó y porque el bien es superior al mal”. Además, recordó que la promesa de Cristo: “Estaré con ustedes hasta el fin de los tiempos” significa también que “podrán destruir los templos, pero no van a destruir la presencia de Dios en medio de nosotros”.
Fidelia Oñac intervino para subrayar que, ahora que la reconstrucción se ha hecho realidad, “estamos muy felices de ver esta iglesia y gratos a nuestro pastor y nuestros sacerdotes que nos han acompañado en el proceso para que esto se haga realidad”.

El párroco de la Asunción, el sacerdote Jaime Tocornal, dice que “era necesario que este pulmón espiritual vuelva a estar al servicio de la comunidad de creyentes y no creyentes”. “Era muy necesario volver a abrir las puertas de nuestra iglesia que había sido vandalizada tantas veces en el último tiempo. Es un lugar para encontrarse con Dios, para poder desarrollar el derecho más primitivo, que es el derecho a una vida religiosa. Es un don para el barrio, para el mundo entero, porque al celebrarse la Eucaristía, esa trasciende los muros de la Iglesia”, destaca. “Nos alegramos mucho y por eso agradecemos muchísimo a quién nos tendieron la mano en primer lugar, que es Aid to the Church in Need”, reconoce.
La parroquia no se cerró durante las obras, y los fieles celebraron misa en unos locales cercanos. Según el padre Tocornal, el nuevo templo es de alguna forma también un regalo de la Virgen María, “quien va al cielo siguiendo la huella de su Hijo Jesús, pero desde allí no se desentiende de sus hijos en la tierra y por eso nos ha regalado una iglesia”.
Magdalena Lira, directora de la fundación Aid to the Church in Need en Chile, destaca que para este proyecto se movilizaron donantes que nunca habían estado en esta parroquia. “La mayoría de los recursos utilizados fueron donaciones de personas, que ni siquiera conocían la Asunción, pero se solidarizaron con lo que estaba ocurriendo”. Este edificio, referente arquitectónico, patrimonial y espiritual de Chile, se convierte ahora en emblema de la fortaleza de una comunidad que no se rinde ante la adversidad.
Por Xavier Burgos.