Pese a su “gran rabia e indignación”, obispo nigeriano llama al diálogo y reconciliación con los musulmanes.

La persecución de cristianos por extremistas musulmanes en África Occidental se ha abordado en una conferencia de dos días celebrada recientemente en Burkina Faso, durante la cual Mons. Wilfred Chikpa Anagbe, obispo de la diócesis de Makurdi en Nigeria, ha hecho un llamamiento al diálogo con los musulmanes y al establecimiento de un programa de justicia y reconciliación para promover la paz y el perdón.

“Profunda y mayúscula rabia e indignación” confiesa sentir el obispo católico de Makurdi, Nigeria, ante los diversos casos de persecución a los que se han visto sometidos los cristianos de su país en los últimos años, y que en su diócesis han provocado el asesinato de gran número de personas, entre ellas dos sacerdotes.

Mons. Wilfred Chikpa Anagbe fue invitado a pronunciar el discurso de apertura del Foro Vida Pastoral y Seguridad, centrado en la persecución de los cristianos en África Occidental y celebrado en Burkina Faso en los días 30 de noviembre y 1 de diciembre, con financiación y apoyo de la fundación pontificia Aid to the Church in Need (ACN). Al no poder asistir personalmente, el discurso de Mons. Anagbe fue leído a los más de 200 participantes, procedentes de todas las diócesis de Burkina Faso y de países vecinos.

Junto a la existencia de grupos terroristas abiertamente yihadistas como Boko Haram y el Estado Islámico de la Provincia de África Occidental, Nigeria también se ha visto asolada por una ola de violencia perpetrada por pastores de la etnia fulani -mayoritariamente musulmanes- contra campesinos -en su mayoría cristianos. Asimismo, se ha producido una oleada de secuestros cuyas víctimas han sido a menudo los cristianos, con el objetivo de cobrar rescates.

También en la diócesis de Makurdi, el número de víctimas es elevado: “En mi diócesis hay más de 1,7 millones de desplazados. A pesar del alto número de desplazados, seguimos apoyando como podemos a nuestros conciudadanos con alimentos y ropa en la mejor tradición de nuestra fe”, sostiene Mons. Anagbe.

Otros, en cambio, han pagado con sus vidas: “Quiero compartir el triste atentado a dos de mis sacerdotes, el P. Felix Tyolaha y el P. Joseph Gor, que fueron brutalmente asesinados el 25 de abril de 2018, junto con 17 feligreses mientras celebraban la santa misa. Además, el 1 de enero de 2018, los yihadistas invadieron un pueblo en Guma, dentro de mi diócesis, y mataron a 72 personas e hirieron a gran número de habitantes”.

A pesar de su profunda rabia, el obispo explicó durante el evento impulsado y promovido por ACN que los cristianos deben responder a la violencia con el mensaje del Evangelio. “Siento una gran indignación, una profunda rabia dentro de mí. Sí, debemos indignarnos ante la persecución religiosa en nuestro país o, de lo contrario, nos sumiremos en una anarquía total, debido a una hipocresía piadosa y políticamente correcta, pero carente de sentido”.

No obstante, añadió, “como cristiano y católico, mi religión me enseña – y mi experiencia espiritual me exige – vencer el mal con el bien. Nosotros no olvidamos a las víctimas, pero no lo hacemos por deseo de venganza o como incentivo para el odio”.

Mons. Anagbe afirma que, como obispo, su deber es infundir esperanza a su pueblo, a pesar de que “desde 2002, año de inicio de la yihad de Boko Haram principalmente contra los cristianos del noreste de Nigeria, no pasa un día sin que nos asalten tristes noticias de trágicos ataques contra la población cristiana, a menudo a manos de hombres y mujeres malvados y descarriados que quieren destruir los fundamentos de nuestra existencia común utilizando la religión”.

“Nuestro papel como ministros de Dios es el de infundir esperanza. El dolor es mayúsculo y las heridas tardarán en cicatrizar, pero sin fe no podemos agradar a Dios y esta fe debe ser concreta. Como líderes, el desafío que afrontamos es el de dar pasos precisos de fe para sanar y restaurar la esperanza de la gente. Además, como líderes, debemos hacer gala de la tenacidad necesaria para acabar con la humillación de nuestros hermanos y hermanas, cuya dignidad y derechos son constantemente pisoteados por grupos empeñados en exterminarlos solo por pertenecer a otra religión”.

En su discurso Mons. Anagbe da recomendaciones prácticas sobre cómo mejorar la situación en Nigeria y otras naciones de África Occidental, donde la persecución de los cristianos ha aumentado en los últimos años. En primer lugar, subraya que “los cristianos y los musulmanes deben mantener un debate abierto sobre el papel de la fe en la sociedad. Nuestra sugerencia es que nuestros hermanos y hermanas musulmanes examinen detenidamente el contenido teológico de sus predicaciones, ya que creemos que algunas de sus enseñanzas promueven la violencia”. En este contexto el obispo propone que habría que “buscar un diálogo a escala nacional sobre las causas del fundamentalismo y el terrorismo islámicos”.

Mons. Anagbe también sugiere la creación de un programa de reconciliación que busque la verdad y la justicia. “Los líderes religiosos del país deberían facilitar este proceso”.

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