El presidente de ACN manifiesta su solidaridad con los católicos del país tras el ataque a la Iglesia
La fundación pontificia ACN International ha condenado en los términos más enérgicos el ataque terrorista contra la catedral católica de Managua en Nicaragua. “Nos sentimos cerca de los católicos del país en estos difíciles momentos y les aseguramos nuestro apoyo en la oración”, dijo el sábado el presidente de la Fundación, Thomas Heine-Geldern. “Este es el último incidente de una sucesión de ataques anticristianos no solo contra edificios, sino también contra la fe católica. Esperamos que la persona o personas responsables sean llevadas ante la justicia”.
El 31 de julio, según un comunicado de la archidiócesis, un desconocido llevó a cabo un ataque incendiario contra la capilla sacramental de la catedral de Managua, destruyendo casi completamente un valioso crucifijo del siglo XVII. Frente a la popular cruz de la capilla consagrada a la Sangre de Cristo había rezado el Santo Papa Juan Pablo II con ocasión de su visita en 1996. El comunicado de la archidiócesis publicado el viernes habla expresamente de un acto de terrorismo, contradiciendo así a la vicepresidenta del país, que atribuyó los hechos a un accidente causado por las velas. La archidiócesis descartó esta posibilidad, señalando que, debido al valor histórico y religioso del crucifijo, se había prestado especial atención a la protección contra incendios en la capilla, por lo que allí no se colocaban velas. La arquidiócesis, basándose en testimonios de testigos, considera que el incendio ha sido fruto de un ataque planificado, y que el autor obviamente estaba bien versado en dispositivos incendiarios.
“Estos ataques contra la fe del pueblo católico requieren una investigación exhaustiva para aclarar quiénes son los autores intelectuales y materiales de este acto macabro y sacrílego”, ha señalado la arquidiócesis.
Este ataque incendiario es el último de una serie de ataques contra iglesias católicas en Nicaragua: solo en las últimas dos semanas ha habido tres ataques a iglesias en los que han sido dañados los edificios y sustraído objetos religiosos. Según el arzobispado, los ataques no expresan más que odio hacia la Iglesia Católica y su labor evangelizadora.