COVID en el Amazonas brasileño: Cuando el hambre llora

Manaos es la capital del estado de Amazonas y uno de los principales centros financieros, empresariales y económicos de la Región Norte de Brasil. Esta metrópolis, de más de dos millones de habitantes, crece sin parar y de forma desordenada. Desde enero de este año, se enfrenta al colapso de la asistencia sanitaria debido a la pandemia del COVID19 y está sumida en una crisis sanitaria. La situación se ha vuelto insostenible.

Unos de los que trabajan allí son los Hermanos Menores Capuchinos de Amazonas y Roraima. Fray Paolo Maria Braghini, fraile capuchino, explica a la fundación pontificia Aid to the Church in Need (ACN): “En el centro histórico de Manaos y en sus suburbios desarrollamos diversas actividades con las parroquias, como atender a las personas sin hogar, trabajar la parte espiritual, oír confesiones y también colaboramos con laicos en otras partes de la ciudad”, explica fray Paolo.

El año pasado, ACN ya mando ayuda a los misioneros capuchinos, presentes en toda la región, a través de estipendios de misa. Esta ayuda es muy importante porque desde que comenzó la pandemia, con las iglesias cerradas varios periodos y con la crisis económica que atraviesa el país, las colectas han disminuido drásticamente.

ACN aprobó una ayuda extraordinaria de emergencia para que los religiosos capuchinos pudieran proveer de alimentos a los más pobres.
ACN aprobó una ayuda extraordinaria de emergencia para que los religiosos capuchinos pudieran proveer de alimentos a los más pobres.

Sin embargo, en los últimos meses la pandemia ha provocado desesperación entre la población: “En este momento histórico, especialmente con la segunda ola de la pandemia, el hambre realmente llora y clama al cielo.  En los suburbios, tenemos familias que no tienen de qué vivir. Varias de ellas provienen del interior del país, vinieron con la esperanza de encontrar sustento en la ciudad pero aquí solo encontraron hambre y desempleo. Para colmo, ahora ya no tienen ni un huerto que cultivar ni un río donde pescar”.

Por ello, los Hermanos Menores Capuchinos de Amazonas y Roraima han puesto  en marcha un proyecto para proveer a estas familias de cestas de productos básicos para aliviarles un poco durante un periodo de siete meses: “Elegimos, entre tanta necesidad, localidades de la periferia e identificamos, junto con los líderes de las comunidades, a las familias  más necesitadas: familias numerosas  muy pobres,  viudas, tuberculosos y desempleados con pocas posibilidades de que esta vida les brinde una nueva oportunidad”, explica fray Paolo.

ACN aprobó una ayuda extraordinaria de emergencia para que los religiosos capuchinos pudieran proveer de alimentos a los más pobres. Fray Paolo está muy agradecido a los benefactores de ACN: “Queridos benefactores de ACN, en nombre de todos los frailes capuchinos de Amazonas y Roraima y especialmente en nombre de cientos de familias beneficiadas, quiero daros las gracias de corazón. En este momento dificilísimo de la pandemia que afecta gravemente a las familias de los suburbios de Manaos, cuya vida se ha convertido en un drama, estas cestas de alimentos básicos son mucho más que una ayuda para matar el hambre -que realmente duele-: son una señal de que Dios no abandona a esta pobre gente. Vosotros, los donantes, os convertís así en instrumentos de la Providencia Divina y en fuente de esperanza”.

De las cestas se benefician personas como María Madalena, del barrio de Cidade de Deus: “Ha sido una bendición recibir esta cesta de productos básicos, ya que mi hijo y yo estamos sin trabajo”. También Fátima da Conceição, de Colônia Terra Nova, afirma que será de gran ayuda: “Esta donación ha llegado en el momento tan difícil que estamos atravesando. Nos estáis ayudando a comer cada día. ¡Os estoy muy agradecida! Que Dios bendiga a cada una de las personas que han contribuido a ello”.

ACN lleva más de 30 años apoyando decenas de proyectos en la región.
ACN lleva más de 30 años apoyando decenas de proyectos en la región.

La acción de los frailes no se limita a la entrega de la cesta de productos básicos, sino que va acompañada de dignidad y búsqueda de soluciones permanentes. Así, junto con las cestas, los frailes entregan semillas para incentivar a las familias a cultivar sus propias verduras u otros, incluso en simples macetas: “Cuando es posible, las animamos a criar animales como gallinas. Queremos eliminar esa mentalidad programada para recibir. Deben hacer algo para salir de su situación cuando así sea posible”, añade fray Paolo.

El proyecto durará unos siete meses, ya que los frailes quieren hacer un seguimiento de estas familias. A cada familia que visitan intentan ayudarla a encontrar soluciones para sus vidas y alguna forma de ganarse el sustento.

ACN lleva más de 30 años apoyando decenas de proyectos en la región, como recuerda fray Paolo: “Ya nos habéis ayudado en varios proyectos, nosotros y nuestro pueblo os estamos infinitamente agradecidos”. Menciona específicamente alguno de ellos: “Nos habéis ayudado a comprar una embarcación para atender a las comunidades ribereñas y a comprar un coche para hacer frente a las carreteras de Roraima y Humaitá, hasta hoy estamos cosechando los beneficios de estas donaciones. Nuestra presencia lleva la esperanza y la Palabra de Cristo a la gente”.

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