En Siria y Líbano, “las religiosas acuden a lugares peligrosos a los que otros no pueden acceder”

Las dificultades en Siria y Líbano han provocado un aumento de las situaciones de abuso de niños y mujeres, pero también están brindando a las mujeres la oportunidad de asumir más liderazgo en sus familias y comunidades.

Poco después del fin de la terrible guerra civil del Líbano, un cardenal visitó el país y pidió reunirse con miembros de congregaciones femeninas, recuerda la Hna. Helen Mary Haigh, religiosa inglesa de las Hermanas de Jesús y María, que en aquel momento trabajaba en ese país y que lleva más treinta años en estrecho contacto con Líbano y Siria.

“Nos dijo que nosotras podíamos ir a cualquier parte, que éramos capaces de ir a los lugares oscuros a los que otros no pueden acceder, simplemente por ser mujeres y religiosas. Hoy, esto vuelve a ser así en Líbano y también en Siria: las mujeres pueden ir adonde otros no pueden, las religiosas podemos ir a lugares más oscuros, difíciles o peligrosos porque no suponemos una amenaza para nadie. Desgraciadamente, antes estas situaciones oscuras es necesario jugar un papel que nosotras intentamos llevar a cabo”, afirma la religiosa durante una conferencia en línea con miembros de ACN.

La trágica situación en el Líbano a raíz de su demoledora crisis financiera y la de Siria, donde una crisis igualmente grave ha incrementado la pobreza como resultado de doce años de guerra civil, han planteado a las Hermanas de Jesús y María muchos retos y una difícil labor.

La Hna. Annie Demerjian, perteneciente a la misma congregación, reparte su tiempo entre su Siria natal y el Líbano, y tiene contacto directo con cientos de familias que se benefician de la ayuda proporcionada, entre otros, por ACN. En la misma conferencia, explica que las familias se están desmoronando por la presión social y económica, y menciona un episodio reciente que muestra la desesperación que sienten muchos. “Hay muchos abusos de todo tipo dirigidos a niños y mujeres, aumentan los divorcios y los suicidios. Hace apenas dos semanas supimos de una mujer que intentó tirarse de un puente porque no sabía cómo alimentar a sus hijos. Los viandantes la hicieron desistir, pero ¿hasta cuándo? Necesitamos una solución. Esto no lo pueden solucionar dos o tres personas”.

“Antes nos encontrábamos a diez niños mendigando, mientras que ahora son centenares. Esto no era así antes de la guerra. Hay muchas organizaciones que ayudan a las mujeres, pero las necesidades son enormes. Yo ayudo a 100 o 200 mujeres, pero ¿qué pasa con el resto?”, se pregunta la Hna. Annie.

A raíz de la crisis económica en Líbano, muchos hombres han emigrado, para buscar trabajo en el extranjero, otros han huido de Siria para evitar ser reclutados por el Ejército. Esto ha expuesto a las mujeres a más dificultades, pero también les brinda la oportunidad de desempeñar un liderazgo antes reservado a los hombres. “Ahora dependemos totalmente del trabajo de las mujeres, por lo que tenemos que prepararlas para que asuman riesgos y sean miembros activos de la sociedad. Tienen que dar un paso al frente y desempeñar ese papel”, asegura la Hna. Annie.

Monja católica distribuyendo chaquetas a familias
La Hermana Annie distribuyendo chaquetas para la campaña de Navidad 2021 en Alepo, Siria.

“Por favor, no dejen en la estacada al Líbano”

Tanto la Hna. Annie como la Hna. Helen Mary han vivido años de guerra y destrucción en estos países de Oriente Próximo, pero hay quien cree que las cosas nunca han estado tan mal como ahora. “Mucha gente dice que le gustaría volver a la época de la guerra, pues entonces al menos solía haber algo que comer y con que alimentar a los niños. En la actualidad, debido a la crisis económica, el 85% de la población siria vive por debajo del umbral de la pobreza. El sueldo de una familia no alcanza para una semana, los precios no dejan de subir y mucha gente pasa auténtica hambre”, explica la Hna. Annie, que ofrece un ejemplo de una familia asistida por las religiosas:

“Nosotras ayudamos a una familia con tres hijos donde el padre tiene problemas psicológicos a raíz de la guerra y duerme todo el día a causa de la medicación. Los apoyamos con comida y dinero para el alquiler, pero no es suficiente. Uno de los niños ha enfermado por desnutrición, no tienen nada en la nevera, dependen de lo que les dan. Y esta es solo una familia; nosotras ayudamos a cientos como esta”.

Aun así, hay esperanza

A pesar de la difícil situación, ambas religiosas hablan abiertamente de esperanza.

La esperanza está presente en el nombre de uno de los proyectos que las religiosas dirigen en Siria con ayuda entre otros de ACN. El Centro Esperanza fue fundado por dos hombres con recursos que podrían haber emigrado, pero optaron por quedarse y ayudar a los demás. “Empezaron abriendo pequeños espacios donde los estudiantes universitarios pudieran estudiar. La idea evolucionó y ahora el objetivo es ayudar a familias en su conjunto. Muchas familias no quieren depender de ayudas, quieren trabajar. Estos centros ya han ayudado a 750 familias a conseguir trabajo y miles de familias están recibiendo ayudas”, informa la Hna. Annie, que espera que el proyecto pueda establecerse pronto también en el Líbano.

También es esperanza lo que aporta ACN cada vez que envía ayuda, ya sea material o económica pero, sobre todo, a través de la oración, insiste la Hna. Annie. “El apoyo espiritual es más importante que el material. Sigan rezando por nosotros para que ni nosotras ni nuestra gente perdamos la esperanza. Nosotras queremos que los cristianos permanezcan en esta tierra santa. Rezo por cada uno de ustedes, a menudo ofrecemos una misa por ustedes y sus benefactores”.

La Hna. Helen Mary, que habla en nombre de las religiosas del Líbano, coincide con ella. “El Líbano siempre ha sido un faro para los cristianos en Oriente Próximo. Por favor, ayudad a que el Líbano siga irradiando luz. En la actualidad, lo sigue haciendo gracias a organizaciones de ayuda como ACN, que no han perdido la fe en los cristianos de Oriente Próximo y continúan apoyándolos”.

Actualmente, ACN apoya decenas de proyectos -tanto en Siria como Líbano- en diversos ámbitos como la prestación directa de ayuda económica y material a las familias, la ayuda a las escuelas católicas, la construcción y reconstrucción de infraestructuras, y muchos más. En 2021, la fundación pontificia apoyó 79 proyectos con más de cinco millones de euros solo en Líbano. En Siria fueron 118 proyectos realizados. En la última década, Siria ha recibido cerca de 50 millones de euros en ayudas de ACN.

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