La Congregación Misionera de las Hermanas Evangelizadoras de María fue fundada en 1975 en Uganda, en África Oriental. En su viaje a este país en 1969, el Papa Pablo VI subrayó que los africanos debían ser sus propios misioneros, y la fundación de esta congregación es fruto de esta convicción. Entretanto, los sacerdotes y religiosas africanos actúan como misioneros no solo en su propio continente, sino también en otras partes del mundo.
Desde 2015, la Congregación Misionera de las Hermanas Evangelizadoras de María también está presente en la isla caribeña de Cuba. Dos religiosas africanas -una de Uganda y otra de Kenia- trabajan en Palma Soriano, en la Archidiócesis de Santiago, donde asisten a quince parroquias de la zona rural. Allí enseñan la catequesis a niños, jóvenes y adultos, prestan asistencia sanitaria, ayudan a los necesitados, cuidan de ancianos y enfermos y visitan a las familias.
El Arzobispo agradece enormemente su servicio. En este país, con un régimen comunista desde hace décadas y aquejado de una grave crisis económica, la ayuda a los necesitados es muy importante, al igual que el anuncio de la fe. Aunque alrededor del 70% de los habitantes estén bautizados, muy pocos participan activamente en la vida de Iglesia. El Arzobispo calcula que solo un 1% de los bautizados asiste a la Santa Misa: aquí es donde el testimonio de las religiosas puede marcar una gran diferencia.
Como la Iglesia cubana es pobre, el Arzobispo nos pide ayuda. Nosotros queremos destinar este año una ayuda al sustento de 2.000 euros a estas religiosas.