Marco legal sobre libertad religiosa y su aplicación efectiva
El Estado Independiente de Papúa Nueva Guinea ocupa la mitad oriental de la isla de Nueva Guinea y algunas de las islas que se encuentran mar adentro en Melanesia. Se trata de uno de los países con mayor diversidad cultural del mundo, en el que se hablan unos 850 idiomas conocidos. La mayor parte de sus habitantes vive en comunidades rurales tradicionales. Solo el 18% de la población habita en zonas urbanas. Los misioneros cristianos llegaron por primera vez en la segunda mitad del siglo XIX. El territorio se dividió entre varios grupos misioneros lo que dio lugar a las diferencias religiosas que actualmente presenta la población.
Un artículo elaborado por el Instituto de Investigación Nacional de Papúa Nueva Guinea publicado en junio de 2020 analizó el estatus constitucional del cristianismo en el país. El preámbulo de la Constitución se compromete a «preservar y transmitir a los que vengan detrás de nosotros nuestras nobles tradiciones y los principios cristianos que ahora son nuestros». Aunque esta referencia a los «principios cristianos» indicaría que el cristianismo goza de algún tipo de privilegio constitucional, el artículo 45.1 reconoce otras religiones y garantiza la libertad religiosa de los que las practican. Además, la Constitución no proclama que el cristianismo sea la religión de Estado de forma explícita, ni establece oficialmente ni subvenciona ninguna de las Iglesias cristianas del país. Asimismo, todos los ciudadanos tienen «los mismos derechos, privilegios, obligaciones y deberes» con independencia de su religión (artículo 55.1).
El derecho a la libertad religiosa incluye «la libertad de manifestar y difundir» la propia «religión y creencias siempre y cuando no interfiera con la libertad de otros» (artículo 45.1). También se establece que «ninguna persona tiene derecho a inmiscuirse sin que se le solicite en los asuntos religiosos de una persona de distinto credo, o a intentar imponer la religión propia o cualquier otra (o la ausencia de religión) a otra persona» (artículo 45.3). El derecho a la libertad religiosa puede ser restringido por la ley en aras de «la defensa», «la seguridad pública», «el orden público», «el bienestar público», «la salud pública», «la protección de niños y discapacitados» o «el desarrollo de grupos o zonas desfavorecidos o menos avanzados» (artículo 303.1.a). Este derecho fundamental no se puede derogar ni siquiera en aplicación de leyes de emergencia.
Los misioneros extranjeros y otros trabajadores religiosos pueden solicitar visados de entrada en el país de una «categoría especial de exención», siempre y cuando no vayan a realizar «actividades económicas» para su Iglesia (que exigen un tipo de visado diferente). Los solicitantes han de aportar una carta de patrocinio de alguna organización religiosa de Papúa Nueva Guinea y pagar una pequeña tarifa de expedición. Estos visados tienen una validez de tres años. No se ha denunciado la denegación de ninguna solicitud de visado.
La Ley de Incorporación de Asociaciones de 1966 exige que todas las organizaciones e instituciones no gubernamentales se registren ante el Gobierno. Esto les permite poseer propiedades, beneficiarse de responsabilidad limitada y solicitar algunas exenciones de impuestos. No obstante, el Gobierno obliga a los grupos a registrarse si quieren abrir una cuenta bancaria o tener propiedades a su nombre. Si quieren gozar de exenciones de impuestos o derechos de importación, tienen que solicitarlo en la Comisión Tributaria y en el Departamento del Tesoro.
El Consejo de Iglesias de Papúa Nueva Guinea es una organización ecuménica fundada en 1965. Sus miembros son la Iglesia católica romana, la Iglesia evangélica luterana, la Iglesia unida, la Iglesia anglicana, la Unión Baptista, el Ejército de Salvación y la Iglesia luterana Gutnius (Good News, Buena Nueva). También cuenta con numerosos miembros asociados. Los Adventistas del Séptimo Día de Papúa Nueva Guinea y los pentecostales no son miembros del Consejo. Este promueve el diálogo entre sus integrantes, así como proyectos de bienestar social, y en ocasiones interviene en debates públicos.
Las Iglesias de Papúa Nueva Guinea proporcionan alrededor de la mitad de los servicios educativos y de salud. Los colegios públicos ofrecen clases de religión impartidas por representantes de las distintas Iglesias cristianas, de las cuales los alumnos pueden quedar exentos si los padres lo solicitan.
Papúa Nueva Guinea celebra las siguientes festividades cristianas como vacaciones nacionales: Viernes Santo, Sábado Santo, Domingo de Resurrección, Lunes de Pascua y Navidad. También es día no laborable oficial el Día Nacional del Arrepentimiento, el 26 de agosto. Es frecuente que los actos oficiales públicos comiencen y concluyan con una oración cristiana.
Incidentes y acontecimientos
En abril de 2021, la Comisión de Reforma Constitucional y Legislativa, en colaboración con el Departamento de Desarrollo Comunitario y de Religión, ultimó una enmienda constitucional que definiría a Papúa Nueva Guinea como nación cristiana. Este proceso comenzó con el lanzamiento de una encuesta nacional ordenada por el Primer Ministro James Marape, quien declaró: «En nuestra nación de mil tribus, creo que el cristianismo puede unirnos en una sola nación». Esta enmienda suscitó la oposición no solo de los grupos religiosos minoritarios, sino también de algunas organizaciones cristianas. Quienes se oponen sostienen que la religión debe ser una cuestión de decisión e interpretación personal y, además, que la enmienda «llevaría estos valores a otro nivel que podría producir un efecto en cadena y alcanzar los tribunales, la policía [e] incluso a todo tipo de negocios».
El 20 de enero de 2022, el Parlamento Nacional de Papúa Nueva Guinea votó a favor de abolir la pena de muerte. El primer ministro Marape citó los valores cristianos y el mandamiento bíblico de «no matarás» como principios impulsores de la decisión. La abolición de la pena capital también recibió el firme apoyo de la Conferencia Episcopal de Papúa Nueva Guinea y las Islas Salomón. Además, el ministro de Justicia, Bryan Kramer, señaló que el Estado no dispone de los «mecanismos administrativos y la infraestructura necesarios» para aplicar la pena de muerte de forma humana.
La visita del papa Francisco al país se pospuso debido a la pandemia de la COVID-19, pero se espera que se produzca en el futuro ya que el 27 de agosto de 2022 Virgilio do Carmo da Silva fue creado cardenal para Indonesia, Timor Oriental y Papúa Nueva Guinea.
Junto con otras naciones del Pacífico, Papúa Nueva Guinea está cada vez más atrapada en un tira y afloja geopolítico entre China, por un lado, y Estados Unidos y Australia, por otro, situación de la que el país también saca provecho. Papúa Nueva Guinea se beneficia, por un lado, de la ayuda económica de China para acelerar la mejora de las infraestructuras, así como para apoyar proyectos de bajo coste para fomentar el uso de mecanismos y técnicas agrícolas más avanzados. Por otro lado, recibe de Australia ayuda para gestionar los efectos del cambio climático, lo que ha procurado importantes ventajas a la nación. A pesar de los beneficios que recibe, la creciente influencia de China en la política del país puede repercutir negativamente en las libertades fundamentales, entre ellas la religiosa.
Futuro de la libertad religiosa
En Papúa Nueva Guinea, la religión está poco regulada por el Gobierno, que colabora con las Iglesias cristianas en la prestación de servicios sanitarios y educativos. Sin embargo, preocupa la proposición aprobada por el Gabinete de enmendar la Constitución para declarar formalmente a Papúa Nueva Guinea Estado cristiano.
Aunque todavía no se ha formalizado, un cambio de este tipo podría socavar el marco constitucional de Papúa Nueva Guinea, que defiende la libertad religiosa y el principio de no discriminación. También podría fomentar la intolerancia hacia los no cristianos a nivel social y cultural.
En otro orden de cosas, las agresiones contra personas acusadas de brujería y hechicería, especialmente mujeres, siguen siendo una forma preocupante de persecución violenta arraigada en las creencias espirituales tradicionales. Sin embargo, se han tomado decisiones legislativas alentadoras y se han emprendido iniciativas educativas comunitarias para reducir tanto el uso de la brujería tradicional como la violencia contra las personas acusadas de practicarla.
En general, en Papúa Nueva Guinea se respeta la libertad religiosa y las perspectivas para este derecho humano siguen siendo positivas.