Marco legal sobre libertad religiosa y su aplicación efectiva
Después de la desintegración de la URSS en 1991, Mongolia intentó restablecer la libertad religiosa básica. El 13 de enero de 1992, adoptó una nueva Constitución que garantiza nominalmente las libertades fundamentales, incluida la libertad religiosa, y defiende oficialmente el principio de separación entre religión y Estado.
Aunque la forma de budismo que practican los mongoles no tiene estatus de religión oficial, la ley sobre las relaciones entre el Estado y las instituciones religiosas establece que el Gobierno debe «respetar» el budismo en su calidad de religión mayoritaria, afirmación justificada por la necesidad de preservar la unidad del país y defender la historia y la cultura mongolas. La ley también establece que el debido respeto al budismo por parte del Estado «no puede impedir a ningún ciudadano practicar otra religión».
Según el Informe 2021 sobre libertad religiosa internacional del Departamento de Estado de Estados Unidos, la citada ley no ha sufrido ninguna modificación desde su introducción en 2018, a pesar de la intención declarada por el Gobierno (realizada en 2018) de instituir un marco jurídico nuevo y más completo para regular la relación entre el Estado y los grupos religiosos.
Conforme al Código Penal de Mongolia (artículo 142), la multa por impedir las actividades de cualquier organización religiosa oscila entre los 450 000 y los 2,7 millones de tugriks (entre 143 y 858 dólares estadounidenses aproximadamente). Si se descubre que se han realizado actos de proselitismo a la fuerza, bajo presión o por engaño, la multa oscila entonces entre los 450 000 y los 5,4 millones de tugriks (entre 160 y 1900 dólares estadounidenses aproximadamente).
Como ocurre en otros países, las restricciones ambiguas al proselitismo invitan al abuso, lo que indica que no se ha cumplido plenamente la promesa que realizó Mongolia en la década de 1990 de respetar la libertad religiosa mediante la adopción de una forma de gobierno democrática y una constitución liberal.
Las comunidades religiosas de Mongolia reciben el mismo trato que las organizaciones no gubernamentales. Deben inscribirse en el registro de una agencia estatal: la Autoridad General para el Registro Estatal. Como la ley no establece el plazo de validez de los certificados de registro emitidos por este organismo, en realidad son los gobiernos locales los que determinan su vigencia. En la práctica, las organizaciones religiosas se ven obligadas a renovar su certificado de registro anualmente. Para ello, han de dirigirse a seis organismos administrativos independientes tanto a nivel local como nacional. Se trata de un proceso largo, tedioso e impredecible, ya que algunas provincias resultan más reacias que otras a conceder dichos certificados.
Otra restricción que se aplica a todas las organizaciones extranjeras prescribe que entre el 25% y el 95% de los empleados de dichas organizaciones tiene que ser mongol. Este porcentaje varía dependiendo del sector o tipo de actividad. Cada año se publica una lista en la que se especifica el porcentaje exigido; a la mayor parte de las organizaciones religiosas se les asigna automáticamente la cuota máxima del 95% de empleados locales. Muchas organizaciones religiosas han protestado contra este sistema, dado que su personal y financiación proceden fundamentalmente del extranjero. La Iglesia católica es una excepción porque ha conseguido una cuota del 75%.
El artículo 7 del Código Penal también prohíbe cualquier actividad inhumana o peligrosa para la cultura y tradiciones del pueblo de Mongolia.
Todos los ciudadanos varones entre 18 y 25 años deben realizar un año de servicio militar obligatorio. Sin embargo, los objetores de conciencia por motivos religiosos o éticos pueden solicitar una alternativa para realizar este servicio, como la Guardia de Fronteras, la Agencia Nacional de Gestión de Emergencias o una organización humanitaria. También está contemplado que, en lugar del servicio, se pague el coste de un año de formación y mantenimiento de un soldado.
Incidentes y acontecimientos
En agosto de 2021, los mongoles de la Región Autónoma de Mongolia Interior de la región de China protestaron contra la imposición obligatoria del mandarín en los centros educativos, calificándola de «genocidio cultural». En consecuencia, muchos padres se negaron a enviar a sus hijos al colegio, lo que llevó al Gobierno a responder con amenazas y detenciones. Los críticos a esta nueva política educativa afirman que viola la Ley de Regiones Étnicas Autónomas, la cual garantiza formalmente los derechos de los grupos étnicos minoritarios de China.
Según la legislación mongola, el representante de las organizaciones religiosas tiene que ser ciudadano mongol. Las comunidades religiosas, especialmente las cristianas, sin clero mongol nativo, solo pueden poseer tierras si el título de propiedad está en manos de un ciudadano mongol. El registro de las comunidades religiosas y de los títulos de propiedad depende, en parte, de la buena voluntad de la Administración. La provincia Central, de fuerte tradición budista, parece menos dispuesta a permitir la apertura de iglesias cristianas, mientras que otras provincias, como Erdenet, se muestran más abiertas a los extranjeros.
El 28 de mayo de 2022, el papa Francisco se reunió con una delegación interreligiosa de Mongolia para conmemorar el trigésimo aniversario de las relaciones diplomáticas oficiales entre la Santa Sede y Mongolia. El Santo Padre reflexionó sobre las enseñanzas de Buda y Jesucristo, señalando que ambos fueron «pacificadores y promotores de la no violencia». Francisco acogió la presencia de la delegación interreligiosa como un «signo de esperanza», y confió en que en Mongolia se promueva un diálogo sano y buenas relaciones entre los budistas y los católicos.
El 30 de mayo de 2022, la Santa Sede anunció la creación de Giorgio Marengo como nuevo cardenal y prefecto apostólico de Ulán Bator. A sus 47 años, Marengo es el cardenal más joven de la Iglesia católica.
Con motivo del Día de Vesak (también conocido como Buddha Purnima), cuatro reliquias de Buda procedentes de Kapilavastu fueron llevadas desde la India a Mongolia. Estas reliquias, junto con la del diente de Buda, se expusieron el 14 de junio de 2022 en el monasterio de Ganden, en Ulán Bator, durante 11 días. Esto marcó el regreso de las reliquias a Mongolia después de 29 años.
Futuro de la libertad religiosa
Hay aspectos de la libertad religiosa que parecen estar razonablemente bien establecidos en Mongolia y, en este sentido, la libertad de religión se respeta mucho más en Mongolia que en la vecina China. Sin embargo, las dificultades económicas y los rápidos cambios sociales han llevado a las autoridades locales a desconfiar de las religiones consideradas «extranjeras» o «nuevas» en el país, como el cristianismo, ya sea católico, ortodoxo o protestante. No obstante, a pesar de los obstáculos institucionales y culturales, así como de la rápida secularización de la sociedad mongola, las comunidades cristianas en particular siguen expandiéndose y consolidándose, como demuestra el nombramiento del cardenal Marengo. Las perspectivas para la libertad religiosa siguen siendo positivas.