Capillas cerradas, comunidades abandonadas: los cristianos en Burkina Faso cada vez más atemorizados
“El vehículo regresaba de una reunión en Togo cuando a pocos kilómetros después de pasar la frontera cayeron en una emboscada de terroristas, que acababan de asesinar a cuatro policías y quemar un puesto de la aduana. Los hombres armados pararon el vehículo, mandaron bajar a los pasajeros, pusieron de lado al sacerdote y le pegaron un tiro en la cabeza”, así relata el padre Jacob Lompo, ecónomo de la Diócesis de Fada N’Gourma, a la fundación Aid to the Church in Need (ACN), el asesinato del misionero Antonio Cesar Fernández.
Los hechos ocurrieron el viernes 15 de febrero cuando el sacerdote español de 72 años regresaba a Burkina Faso con otros dos religiosos salesianos – que salieron ilesos del ataque.
“Es la primera vez que pasa algo parecido en la zona, nunca habían experimentado algo así. Pero sí es cierto que últimamente se estaban apreciando movimientos preocupantes de grupos de terroristas”, explica a la fundación una fuente cercana a la Iglesia local donde sucedió la tragedia que prefiere quedar en el anonimato por motivos de seguridad. “Hay zonas limítrofes de la diócesis de Tenkodogo, como con la de Fada N’Gourma, donde ya no se pueden celebrar misas porque en algunos poblados existen presiones y hostigamientos.”
Descripción que corrobora el padre Lompo a ACN, en la Diócesis de Fada N’Gourma “varias comunidades y capillas han tenido que cerrar porque grupos jihadistas han pasado por los pueblos amenazando a los habitantes para que se conviertan al islam”.
El asesinato del padre es un suceso más en la trágica cadena de acontecimientos que está afectando el país. “Muchos cristianos atemorizados han huido. El párroco ha tenido que ir a la búsqueda de catequistas intimidados para relocalizarlos en otros lugares más seguros. También una congregación de religiosas ha tenido que ser trasladada por miedo”, cuenta el padre Lompo.
El asesinato del padre es un suceso más en la trágica cadena de acontecimientos que está afectando el país.
Una situación de amenaza que afecta sobre todo el Norte, el Este y la zona del Sahel, donde según Lompo “600 escuelas y colegios públicos han tenido que cerrar por las amenazas terroristas”.
Desde la fundación ACN, Rafael D’Aqui, responsable de proyectos para Burkina Faso, muestra su preocupación ante la situación de peligro que se está viviendo: “Las noticias con las realidades más críticas en los últimos meses nos habían llegado desde la Diócesis de Fada N’Gourma, sobretodo de la frontera con Níger donde la inseguridad es grande, especialmente en la zona de la selva. El reciente ataque y asesinato del padre Antonio Cesar en el Sur, más cerca de la frontera con Ghana y Togo, es realmente preocupante”.
“Si se observa desde el punto de vista geográfico el problema de inseguridad y radicalización que existía en la frontera con Mali, se extendió luego hacia el Este, a la frontera con Níger y en el último año también al Sureste del país – por ejemplo en zonas cercanas a Pama, donde ya hemos tenido noticias de radicalización e incluso de inseguridad para la comunidad cristiana. Pero el asesinato del sacerdote salesiano del viernes se sitúa a 130 kilómetros de allí. Parece que los terroristas estuvieran creando un cerco en las fronteras de Burkina Faso. Esto es algo nuevo y realmente alarmante“, explica D’Aqui.
“Es chocante el hecho de que se mate a un religioso que ha dado su vida por traer desarrollo y trabajar con la gente joven, que amaba ese país donde la labor social de la Iglesia católica en educación y sanidad es importante para todos, no solo para los cristianos. Me duele mucho. Este ataque no afecta solo a una persona sino a todo el país”, reflexiona el responsable de ACN que viajó recientemente a Burkina Faso a visitar los proyectos de ayuda de la fundación. Y concluye pidiendo oraciones: “Hay que pedir por la paz y el fin de esta situación que está generando una psicosis nefasta en el país. “