Mozambique: Los catequistas mantienen viva la fe entre las víctimas del terrorismo
Algunas parroquias del norte de Mozambique pueden abarcar cientos de comunidades y los sacerdotes y religiosos no son capaces de alcanzarlas todas. Los catequistas suelen estar en primera línea de la Iglesia en las regiones y circunstancias más difíciles.
Alrededor de 300 familias viven en el campamento de reasentamiento de Ntele, en Cabo Delgado, Mozambique, bajo condiciones extremadamente difíciles. Han huido de la violencia que azota partes de la provincia que sufre desde hace más de ocho años del terrorismo yihadista. Muchos están afectados por el trauma de haber sufrido violencia y haber perdido amigos y familiares. Entre ellos hay cristianos, pero debido a que el clero en la diócesis está sobrecargado de trabajo, su fe se mantiene viva gracias al trabajo de Adérito Monteiro, catequista de 29 años.

«Estas son personas que han visto a sus hijos, madres, maridos y familiares decapitados o secuestrados por grupos yihadistas. Se han visto obligados a abandonarlo todo: sus casas, sus granjas y todas sus pertenencias, y han sido reasentados aquí», cuenta Adérito a ACN.
En medio de Ntele, entre las casas improvisadas y chozas, se encuentra la capilla de San Antonio. También está hecha de materiales naturales y reciclados, incluyendo viejas bolsas de USAID que protegen la lluvia y el sol, pero es más grande que una choza y presume de una gran cruz compuesta por dos ramas.
Aquí es donde los catequistas se reúnen para planificar su trabajo. Algunos enseñan los fundamentos de la fe, otros preparan grupos para el bautismo o la confirmación, pero todos comparten el mismo objetivo, dice Adérito Monteiro: «En medio del horror y el trauma, buscamos reavivar la llama de la esperanza, que Cristo vive, que Cristo está con nosotros».
En el campamento de Ntele, las familias carecen de casi todo. Lo mismo ocurre con los materiales catequéticos. «No tenemos suficientes manuales para los catequistas, así que el mismo libro será usado por dos o tres de nosotros. Uno lo usa por la mañana, el otro por la tarde. Esta es solo una de las dificultades a las que nos enfrentamos.»

Otra es la falta de sacerdotes, lo que supone aún más trabajo para los catequistas. «Nuestra parroquia está compuesta por 17 áreas y cada una de estas áreas puede tener más de cinco comunidades. Así que cada parroquia tiene muchas comunidades, pero a veces solo tiene dos sacerdotes y no pueden llegar a todas partes. Ahí es donde entramos nosotros, vamos donde ellos no pueden», explica Adérito Monteiro a ACN.
En medio de tanto sufrimiento, trauma y violencia, la generosidad y el compromiso de los catequistas son signos de esperanza y afecto.
Adério Monteiro comparte un mensaje con los benefactores de ACN, en nombre de todos sus colegas: «Gracias a todos los que hacen lo que pueden para ayudarnos a nuestras comunidades y a nuestros fieles en Cabo Delgado. Les pido que sigáis orando por nosotros, que recéis por la misión de los catequistas, por la paz en Cabo Delgado y por la paz en todo Mozambique».
En 2025, Aid to the Church in Need (ACN) dedica su campaña de Navidad a los catequistas, verdaderos pilares de la fe en los lugares más difíciles para mantener la esperanza en el mundo. La fundación apoya también a la Iglesia local en Mozambique, especialmente en la provincia de Cabo Delgado. Además de financiar la atención espiritual de víctimas y sanación de traumas, ACN proporciona asistencia de emergencia y pastoral a los desplazados y compra vehículos para ayudar a los agentes pastorales a llevar a cabo su labor de evangelización.