Marco legal sobre libertad religiosa y su aplicación efectiva
Los habitantes de Singapur siguen disfrutando de un alto grado de libertad religiosa, especialmente en el seno de sus propias comunidades de fe. La ley local afirma este derecho fundamental y las instituciones políticas lo hacen cumplir. La libertad religiosa, entendida como libertad para profesar, practicar y difundir las creencias religiosas, está plenamente protegida siempre y cuando las actividades derivadas de ello no sean contrarias a las leyes de orden público o a la salud y moralidad públicos.
La Constitución de 1963 establece el principio de libertad religiosa. El artículo 15 la define como el derecho de cada individuo a «profesar y practicar su religión y a difundirla». Cada «confesión religiosa» tiene el derecho de «gestionar sus asuntos religiosos propios, fundar y mantener instituciones con fines religiosos o caritativos y adquirir, poseer, conservar y administrar propiedades conforme a la ley».
Otro principio u objetivo clave articulado en la Constitución es el mantenimiento de la armonía religiosa en todo el país, concepto que se ha implantado sobre todo a través de una ley aprobada en 1990. Esta ley autoriza al ministro del Interior a emitir órdenes de alejamiento contra los miembros de grupos religiosos que inciten a la hostilidad contra los seguidores de otros grupos o que defiendan causas políticas, realicen actividades subversivas o animen a otros a distanciarse del Gobierno con el pretexto de practicar una religión. Estas órdenes de alejamiento, que son discrecionales, tienen que presentarse al presidente del Consejo para la Armonía Religiosa, el organismo estatal que tiene la facultad de confirmarlas, cancelarlas o enmendarlas. Tienen una duración teórica de 90 días, aunque el plazo se puede ampliar a voluntad del presidente del Consejo. Negarse a acatarlas puede conllevar acciones legales.
El Código Penal prohíbe «herir los sentimientos religiosos o raciales de cualquier persona», así como fomentar voluntariamente «los sentimientos de enemistad, odio o animadversión entre diferentes grupos religiosos o raciales». Se sanciona con multas y penas de cárcel.
Cualquier grupo religioso de más de 10 personas tiene que informar al Gobierno de su existencia, especialmente si el grupo desea tener personalidad jurídica. Los musulmanes constituyen un caso especial. El Consejo Religioso Islámico de Singapur (Maylis Ugama Islam Singapura, MUIS), creado por el Ministerio de Cultura, administra todos los asuntos islámicos en esta ciudad-Estado, desde la construcción y gestión de las mezquitas, pasando por la certificación halal y las fatuas, hasta la peregrinación a La Meca.
La formación religiosa está prohibida en la escuela pública y permitida fuera del horario de enseñanza curricular en los colegios confesionales subvencionados por el Gobierno, así como en los colegios privados.
A pesar del precepto constitucional de libertad religiosa, su práctica choca en ocasiones contra el deseo de las autoridades de mantener un alto grado de control sobre la sociedad civil. La ley de Mantenimiento de la Armonía Religiosa de 1990 se ha utilizado contra iniciativas que podrían generar división y discordia entre las comunidades religiosas, preocupación legítima en una sociedad enormemente multicultural y multirreligiosa. Sin embargo, los problemas surgen cuando las autoridades utilizan esta ley para reprimir cualquier expresión política que consideran anormal. Esta ley también se ha utilizado para limitar el discurso que el Estado considera ofensivo hacia cualquier grupo religioso. Por lo tanto, el Estado asume la competencia de imponer restricciones a la expresión religiosa que considere inadecuada.
Las autoridades de Singapur mantienen una estrecha vigilancia sobre los Testigos de Jehová. El reconocimiento legal del grupo se anuló en 1972 por su negativa a realizar el servicio militar, cantar el himno nacional o recitar el juramento de lealtad a la nación. En 1996, sin embargo, una resolución restauró el derecho de los Testigos de Jehová a profesar, practicar y difundir sus creencias, pero únicamente a nivel individual. Desde entonces, el Gobierno no ha impedido sus reuniones privadas, pero sigue prohibiendo todos los actos públicos y condena a prisión a los miembros del grupo que se niegan a realizar el servicio militar. Estos «objetores de conciencia» se enfrentan a penas de prisión de entre 12 y 39 meses.
Las autoridades son conscientes de la severidad de este castigo, pero no quieren dejar resquicio a nuevas solicitudes de exención.
Incidentes y acontecimientos
Singapur no ha levantado la prohibición de 1972 que pesa sobre la organización de los Testigos de Jehová ni la de 1982 sobre la Iglesia de la Unificación, que el gobierno etiquetó como «culto». Sigue encarcelando objetores de conciencia a pesar de que estos se presten a realizar servicios alternativos que también serían beneficiosos para el país, y se reclama la presión de la comunidad internacional para que se satisfagan estas demandas.
La actual pandemia de COVID-19 ha provocado un aumento de las desavenencias étnico-religiosas, en las que están especialmente implicados los inmigrantes. Los motivos de preocupación principales para quienes se identifican como «auténticos singapurenses» son los trabajadores inmigrantes procedentes de la India y las parejas interraciales. Hay casos de personas que, juzgadas por realizar comentarios racistas, son condenadas a penas de prisión y suspensión de empleo.
El 29 de agosto de 2021, durante el desfile del Día Nacional, el primer ministro Lee Hsien Loong declaró que el Gobierno tiene previsto aprobar una nueva ley de armonía racial que pretende «sanar heridas en vez de generar resentimiento». Se trata de la respuesta de las autoridades de Singapur al reciente incremento del número de incidentes étnico-religiosos.
El 11 de diciembre de 2021, se celebró una misa especial con la que se ponía fin al año dedicado a conmemorar el bicentenario de la presencia de la Iglesia católica en el país, cuyo lema era «Enciende y brilla con fe» (o «Catholic200SG»). El primer ministro Lee, presente en el acto, manifestó su aprecio por la forma en que los católicos consiguen prosperar y convivir con otras religiones en la sociedad multirreligiosa de Singapur.
El 18 de mayo de 2022, las autoridades de Singapur denegaron la entrada al país a un clérigo musulmán indonesio y a sus nueve acompañantes debido a sus «enseñanzas extremistas y segregacionistas, inaceptables en la sociedad multirracial y multirreligiosa de Singapur», así como por su menosprecio hacia otros credos.
Futuro de la libertad religiosa
Aunque los habitantes de Singapur siguen disfrutando de un alto grado de libertad religiosa en el seno de sus propias comunidades, las autoridades han ido restringiendo las libertades de algunos grupos religiosos, en parte en aras de la armonía étnica y religiosa. Por ejemplo, el Estado sigue adoptando una postura inflexible hacia los Testigos de Jehová debido a su objeción al servicio militar. No obstante, también es característico de Singapur formular y poner en marcha políticas (como la propuesta de elaborar una enmienda a la ley de armonía racial) para facilitar la convivencia pacífica, la armonía y una libertad relativa entre las distintas comunidades étnicas y religiosas del país. Las perspectivas para la libertad religiosa siguen siendo positivas.