Marco legal sobre libertad religiosa
La Constitución de Ruanda de 2003 (enmendada en 2015) garantiza la «libertad de pensamiento, conciencia, religión, culto y sus manifestaciones públicas» (artículo 37); a su vez, prohíbe las organizaciones políticas basadas en «la raza, el grupo étnico, la tribu, el linaje, la región, el sexo, la religión o cualquier división que pueda dar lugar a discriminación» (artículo 57).
El artículo 277 del Código Penal de Ruanda considera delito la interrupción de un servicio religioso, lo que puede ser sancionado con penas de entre ocho días y tres meses de prisión y multas de entre 20 000 y 300 000 francos ruandeses. El Código Penal también impone multas a cualquiera que «públicamente falte el respeto a ritos, símbolos u objetos religiosos» (artículo 278), o insulte, amenace o agreda físicamente a un líder religioso (artículo 279). Se pueden llevar tocados en las fotografías oficiales de pasaportes, permisos de conducir y otros documentos oficiales si forman parte de la identidad religiosa.
El 10 de septiembre de 2018 se aprobó una nueva ley que regula el estatus de las organizaciones de carácter religioso y que sustituye a la de 2012. Además de establecer nuevos mecanismos de resolución de litigios para este tipo de organizaciones (capítulo VIII), la nueva ley ha aumentado los requisitos exigidos para la inscripción en el registro; por ejemplo, las organizaciones de carácter religioso deben tener personalidad jurídica, que pueden obtener en la Junta de Gobierno de Ruanda siguiendo un proceso especialmente complejo.
Además, el representante legal de las organizaciones de carácter religioso tiene que cumplir una serie de requisitos académicos (capítulo VI, artículo 33) y estar en posesión de «al menos un título de algún centro de enseñanza superior». Esto forma parte de un plan «para educar a los líderes de la Iglesia» y garantizar que las Iglesias «cuenten con líderes bien preparados y competentes», en palabras del reverendo Charles Mugisha, rector del Africa College of Theology.
Los alumnos de la escuela pública, tanto en primaria como en los tres primeros años de secundaria, tienen que cursar una asignatura de religión que versa sobre distintas religiones. Los padres pueden matricular a sus hijos en colegios privados.
La ley que regula los grupos religiosos no incluye a las organizaciones no gubernamentales vinculadas a ellos. Las ONG locales vinculadas con grupos religiosos se tienen que registrar en la Junta de Gobierno de Ruanda, pero conforme a una ley distinta a la de las ONG. Esta ley dispone un proceso de registro de las ONG con varios pasos y obliga a presentar anualmente un informe económico y de actividades, además de planes de acción.
Incidentes y acontecimientos
Desde el genocidio de 1994, el país está gobernado por el Presidente Paul Kagame. Durante su mandato se ha mantenido la paz y el país ha crecido económicamente. Sin embargo, los opositores denuncian la represión a la crítica política y que los miembros de la oposición se arriesgan a sufrir intimidación y violencia . El Índice de Democracia 2021 de The Economist sitúa a Ruanda en el puesto 130 de 167 países.
El Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo de la UNESCO indica que el 70% de los colegios de educación primaria de Ruanda están gestionados por Iglesias. En la diócesis de Karongi, la Iglesia anglicana tiene previsto ampliar su programa de desarrollo de la primera infancia mediante la construcción de diez centros eclesiásticos que atenderán a 1200 niños. En marzo de 2022, la Conferencia Episcopal Católica decidió que la educación en las escuelas va a ser el centro de atención durante el año 2022-2023.
En septiembre de 2021, el Gobierno creó el Ministerio de Unidad Nacional y Compromiso Cívico, que fue bien acogido por los líderes de las organizaciones confesionales. El secretario ejecutivo de la Comisión Nacional de Lucha contra el Genocidio, Jean-Damascène Bizimana, es la primera persona al frente del nuevo ministerio. Exembajador de Ruanda ante las Naciones Unidas, trabaja en esta Comisión desde marzo de 2015. El nuevo ministerio coincide con el compromiso de las Iglesias con la sociedad. Para el exobispo anglicano John Rucyahana, el ministerio puede beneficiarse enormemente de la colaboración con las organizaciones religiosas. Por otra parte, el portavoz del Consejo Musulmán Ruandés elogió al ministerio, afirmando que proporcionará una orientación adecuada sobre la historia y los valores ruandeses que deben transmitirse a las generaciones futuras.
En octubre de 2021, al levantarse el confinamiento impuesto a causa de la COVID-19, se permitió la reapertura de las iglesias y congregaciones para celebrar reuniones religiosas. Según una carta del Ministerio de Administración Local, la decisión se tomó en atención a las reiteradas peticiones de la Iglesia católica y la población musulmana de Ruanda.
La Iglesia católica sigue esforzándose por reconciliarse con la población ruandesa tras el genocidio de 1994. Los supervivientes habían acusado al Vaticano de ayudar a escapar de la justicia a algunos de los sacerdotes y monjas implicados en las masacres, proporcionándoles refugio en países europeos. En 2016, la Iglesia católica reconoció oficialmente y expresó su pesar por el papel que algunos miembros del clero habían desempeñado en el genocidio. El cardenal Antoine Kambanda, arzobispo de Kigali, también señaló la importancia de la verdad y lo valiosas que fueron las palabras del presidente francés, Emmanuel Macron, reconociendo el daño causado por Francia durante el genocidio. El cardenal Kambanda afirmó que este reconocimiento es el primer paso en la dirección correcta hacia la cooperación.
En diciembre de 2021, la Iglesia de Jesucristo de los santos de los últimos días (Iglesia mormona) anunció que tenía previsto abrir una nueva misión en Ruanda en julio de 2022. Ya cuenta con tres filiales en el país.
La comunidad musulmana ruandesa celebró el Aíd al Adha en julio de 2021 bajo estrictas restricciones por la pandemia.
En junio de 2022, el Frente de Liberación Nacional (FLN), brazo armado del Movimiento para el Cambio Democrático, actualmente en la oposición, lanzó un ataque en el sur del país en el que murieron dos personas y otras seis resultaron heridas bajo los disparos contra el autobús en el que viajaban.
Preocupan las actividades de los grupos rebeldes de la vecina República Democrática del Congo, especialmente las Fuerzas Aliadas de Defensa (ADF). Los expertos de la ONU han alertado sobre los vínculos entre las ADF y el grupo Estado Islámico, señalando que la comunicación entre ambos ha aumentado recientemente. Además, también han observado que los rebeldes están realizando una activa campaña de reclutamiento en África central, lo que preocupa en Ruanda. Otra zona de intensa actividad yihadista en África es Cabo Delgado, en el norte de Mozambique, donde el ejército ruandés, junto con los países de la Comunidad para el Desarrollo del África Austral, colabora activamente en la estabilización de la región.
En junio de 2022, el Reino Unido anunció un plan para trasladar en avión a Ruanda a los refugiados que entren en el país por rutas no autorizadas y tramitar sus solicitudes desde ese país. Si se acepta este plan, se reasentará a los solicitantes de asilo en Ruanda. A raíz de una petición realizada en nombre de varios refugiados, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos falló en contra de las deportaciones. El obispo Paul McAleenan, que preside la Oficina de Política Migratoria de la Conferencia Episcopal de Inglaterra y Gales, y el arzobispo William Nolan, de Glasgow, condenaron el plan.
Futuro de la libertad religiosa
El historial de Ruanda en materia de derechos humanos sigue siendo preocupante. Al mismo tiempo, frente a las continuas divisiones étnicas, el Gobierno trabaja para mejorar la unidad del país, tal y como demuestra la creación del nuevo Ministerio de Unidad Nacional y Compromiso Cívico, bien acogido en general por diversos grupos religiosos. Los problemas externos también constituyen una amenaza, sobre todo la situación de inseguridad de los países vecinos, la amenaza de las milicias extremistas y la propagación de la violencia. A pesar de estas dificultades, en Ruanda se respeta en general el derecho a la libertad religiosa. Las perspectivas para la libertad religiosa siguen siendo estables.