Marco legal sobre libertad religiosa y su aplicación efectiva
La Constitución define a Nepal como «un Estado independiente, indivisible, soberano y laico», puntualizando que «a los efectos del presente artículo, el término “laico” se refiere a la protección de la religión y la cultura que se practica desde la antigüedad, así como la libertad religiosa y cultural» (artículo 4.1).
La protección a la libertad religiosa de la Constitución incluye la libertad de las instituciones religiosas. Así, declara que la libertad religiosa es un derecho fundamental (cf. artículo 26.1) y establece que «todas las confesiones religiosas, manteniendo su independencia, tendrán derecho a administrar y proteger sus lugares religiosos y sus fundaciones religiosas de conformidad con la ley» (artículo 26.2). Sin embargo, se prohíbe expresamente la conversión y cualquier acto que pudiera «perturbar» la religión de los demás, estableciendo que «ninguna persona podrá... convertir a otra persona de una religión a otra, ni perturbar la religión de otras personas. Estos actos serán punibles por ley» (artículo 26.3). Estas disposiciones se han reforzado en el Código Penal actualizado, que tipifica como delito «ofender los sentimientos religiosos» de los demás. El artículo 9.158 del Código Penal prohíbe todo intento de «convertir» a otros o «debilitar la religión, la fe o las creencias que cualquier comunidad, casta o grupo étnico venga practicando desde antiguo (sanatana)»; también impone una severa pena de prisión de un máximo de cinco años y multas por un importe de 50 000 rupias (algo menos de 500 dólares estadounidenses).
La ley establece que el Estado tiene el deber de salvaguardar la sanatana dharma, expresión que se suele traducir como «tradición primordial». En general, se refiere a la esencia del hinduismo tal como se ha transmitido a lo largo de los siglos. Además, el artículo 9.3 de la Constitución afirma que el animal nacional es la vaca, considerada sagrada en el hinduismo. Estas disposiciones en favor de los hindúes están introducidas en la Constitución, y potencialmente pueden legitimar e incentivar la desigualdad de trato, la discriminación e incluso la persecución por motivos religiosos. Tales disposiciones y sanciones, que incluyen la prohibición constitucional a la conversión religiosa, expresada de una forma imprecisa, imponen algunas restricciones a la libertad religiosa de los grupos religiosos minoritarios, dejándolos vulnerables tanto al abuso legal como al abuso social por parte de la mayoría hindú; además, también pueden afectar a la libertad de conciencia y religión de los miembros de la comunidad mayoritaria.
Se considera que las disposiciones de la Constitución contra las conversiones se dirigen específicamente a las comunidades cristianas de Nepal. En efecto, se ha observado que, desde que se promulgó la Constitución, se ha incrementado el acoso a los cristianos; algunos han llegado a ser detenidos por funcionarios del gobierno local bajo la acusación de estar convirtiendo a los hindúes, especialmente a los hindúes dalits. También se han bombardeado sus lugares de culto.
Aparte de las hostilidades religiosas, las regulaciones del Gobierno suponen un reto para las organizaciones religiosas en general y para los grupos cristianos en particular; por ejemplo, las normas de registro imponen requisitos onerosos y limitan la obtención de fondos del extranjero.
Aparte de la Constitución y el Código Penal, hay otras medidas legales que discriminan a los no hindúes. Así, según la legislación vigente, las organizaciones hindúes pueden conseguir la personalidad jurídica con más facilidad que las organizaciones o asociaciones de otras creencias y las organizaciones no hindúes tienen dificultades para adquirir propiedades para uso institucional.
Durante el período estudiado en este informe, los cristianos han seguido teniendo dificultades para enterrar a sus muertos y con el procedimiento de la cremación. En cuanto a las fiestas cristianas, en 2021 el Gobierno declaró festivo el 25 de diciembre.
Incidentes y acontecimientos
Tras la aprobación de la nueva Constitución en 2015 y del nuevo Código Penal, que prohíbe el proselitismo y los intentos de convertir a otros y que entró en vigor en agosto de 2018, Nepal ha sido testigo de un aumento de la presión legal y social sobre los cristianos.
El 14 de septiembre de 2021, detuvieron a dos monjas católicas de Corea del Sur que gestionaban un hogar para niños pobres en Pokhara; permanecieron encarceladas durante más de seis semanas, acusadas de proselitismo mediante coacción. El 18 de noviembre de 2021, se les concedió la libertad bajo fianza.
El 30 de noviembre de 2021, Keshav Raj Acharya, pastor cristiano, fue condenado a dos años de cárcel conforme a la ley anticonversión. Se le acusó de proselitismo a raíz de la difusión viral de un vídeo en YouTube en el que afirmaba que «la COVID-19 podía curarse mediante la oración cristiana».
En enero de 2022, organizaciones cristianas nepalíes e internacionales presentaron a la ONU un informe en el que destacaban la persecución a la que se enfrentan los cristianos en Nepal, principalmente respecto a su derecho a la libertad de religión o creencia.
El 17 de agosto de 2022, el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York devolvió a Nepal dos objetos tras un litigio por su restitución: «Los dos objetos devueltos eran un puntal de templo de madera tallada del siglo XIII (soporte ornamentado para el techo del templo) que representa a un salabhinka, una figura espiritual que suele adornar las paredes de los templos, y una escultura de piedra que representa al dios Shiva en un nicho tallado que hace referencia al monte Kailash en el Himalaya».
El 2 de septiembre, tras una gran presión por parte de la comunidad internacional, 19 legisladores presentaron 17 enmiendas a la Ley de la Comisión de Investigación, Verdad y Reconciliación sobre Desapariciones Forzadas de 2014. Dentro de la lista de enmiendas propuestas, figuraban los beneficios a las víctimas del conflicto y que todo tipo de asesinatos se consideren violaciones de derechos humanos.
Futuro de la libertad religiosa
Aunque la Constitución es nominalmente laica y garantiza el derecho a profesar y practicar la propia religión, privilegia el hinduismo en múltiples aspectos, prohíbe expresamente convertir a cualquier persona de una religión a otra, así como los comportamientos religiosos que puedan perturbar las creencias religiosas de otros y desafiar el orden religioso y cultural establecido. La inmensa mayoría de la población nepalí profesa el hinduismo, y la Constitución de Nepal define el laicismo de forma que obliga al Estado a proteger las tradiciones religiosas «inmemoriales» y autóctonas del país, es decir, en primer lugar, el hinduismo y, en menor medida, el budismo. Las estructuras sociales nepalíes siguen basándose en muchos aspectos en los valores, normas, costumbres y rituales tradicionales de la religión hindú.
Dado que el marco constitucional y legal es poco claro, la libertad para presentar acusaciones y las tensiones generadas por algunos grupos hindúes constituyen otro factor más que socava las perspectivas para la libertad religiosa en Nepal.
En estas circunstancias, es muy probable que la libertad religiosa de cristianos, musulmanes, budistas y otras minorías religiosas del país siga enfrentándose a importantes problemas y limitaciones jurídicas y sociales en los próximos años. Las perspectivas de que el derecho a la libertad religiosa goce de pleno respeto político y cultural en Nepal siguen siendo escasas.