Marco legal sobre libertad religiosa y su aplicación efectiva
La República de Malaui es predominantemente cristiana, aunque el islam llegó con anterioridad al cristianismo, entre los siglos XV y XIX, con los comerciantes árabes, mientras que los primeros misioneros cristianos llegaron a finales del siglo XIX.
La Constitución del país consagra la libertad de religión. Está prohibida «la discriminación por motivos de raza, color, sexo, lengua, religión, opinión política o de otro tipo, nacionalidad, origen étnico o social» (artículo 20.1). Se reconoce que «toda persona tiene derecho a la libertad de conciencia, religión, creencias y de pensamiento» (artículo 33). Toda persona arrestada o presa debe disponer de «los medios y la oportunidad de comunicarse con su consejero religioso» (artículo 42.1.d). El artículo 44.2.h excluye cualquier derogación de los principios de «libertad de conciencia, creencia, pensamiento y religión» incluso en el caso de estado de emergencia.
Las comunidades religiosas del país están obligadas a registrarse ante las autoridades, aunque sus creencias y actividades religiosas no están sujetas al control estatal.
Conforme a la Constitución, el objetivo de la educación es superar «la intolerancia política, religiosa, racial y étnica» (artículo 13.f.iv). Para ello, a los grupos religiosos se les permite dirigir sus propios colegios privados y ofrecer una educación religiosa que refleje sus respectivos credos. También existen colegios privados «subvencionados», generalmente dirigidos por grupos religiosos. El Gobierno paga el sueldo del profesorado a cambio de elegir una gran parte de los alumnos que acuden a ellos.
De las 83 emisoras de radio y televisión del país, los grupos cristianos controlan 14 y 3 están vinculadas con la comunidad musulmana. La legislación sobre radiodifusión prohíbe «emitir contenidos indecentes, obscenos u ofensivos para la moral pública, incluido el lenguaje abusivo, insultante u ofensivo contra las convicciones religiosas de cualquier sector de la población».
El capítulo 14 del Código Penal de Malaui (artículos 127 a 131) abarca una serie de delitos relacionados con la religión, como insultar la religión, entorpecer las reuniones religiosas o «herir los sentimientos religiosos».
La formación religiosa es obligatoria en la escuela primaria y optativa en la secundaria. La asignatura de Conocimiento de la Biblia y la educación moral y religiosa (basada en varias tradiciones) son opcionales en el plan de estudios, y están sujetas al criterio del colegio. Los alumnos tienen la obligación de cumplir un código de vestimenta, pero existen excepciones por motivos religiosos y de salud.
En Malaui, los misioneros extranjeros necesitan un permiso de trabajo para desarrollar su actividad en el país. Malaui ha firmado el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.
Incidentes y acontecimientos
Durante el período estudiado en este informe, no se han producido cambios institucionales que afecten a la libertad religiosa, ni incidentes significativos que la restrinjan. Las relaciones entre el Gobierno de Malaui y los grupos religiosos suelen ser buenas, aunque hay algunos puntos de discordia.
Los grupos musulmanes han seguido instando al Ministerio de Educación a eliminar la asignatura optativa de Conocimiento de la Biblia en la escuela primaria y cambiarla por un programa de estudios moral y religioso. Los representantes musulmanes también han manifestado su preocupación ante el hecho de que el Ministerio aún no haya puesto en práctica sus recomendaciones de permitir que las niñas musulmanas lleven el hiyab en los centros educativos, ni haya incluido a representantes de las minorías religiosas en el Consejo del Instituto de Educación de Malaui, organismo que desempeña un papel de asesoramiento y supervisión en la política educativa del Gobierno.
En los últimos años, el movimiento rastafari ha conseguido una serie de logros en Malaui. El grupo siempre ha sufrido discriminación, y algunas de sus prácticas religiosas y culturales se han considerado punibles. Sin embargo, en los últimos años se han modificado algunas de estas restricciones. El Tribunal Supremo de Malaui anuló la prohibición de llevar rastas en la escuela, y en 2020 el Parlamento del país legalizó el cáñamo (cannabis) para uso medicinal e industrial.
En enero de 2022, el Comité de Asuntos Públicos (PAC), grupo que reúne a los líderes religiosos del país, emitió una declaración en la que instaba al presidente, Lazarus McCarthy Chakwera, a cambiar su gabinete para abordar mejor la corrupción y el nepotismo.
En marzo de 2022, los obispos católicos de Malaui publicaron su propia carta pastoral en la que protestaban contra la corrupción y las «interminables» disputas políticas entre los partidos de la coalición gobernante que están paralizando el país.
Futuro de la libertad religiosa
Las perspectivas para la libertad religiosa en Malaui siguen siendo positivas. Se respetan los derechos humanos, los grupos religiosos colaboran en armonía a través de organizaciones como el Comité de Asuntos Públicos y el diálogo interreligioso fomenta las relaciones entre los grupos religiosos. Los musulmanes siguen siendo críticos con ciertas políticas defendidas por las autoridades educativas y por el Gobierno, pero, en general, los líderes religiosos siguen comprometidos con la sociedad, dirigentes políticos incluidos, y no temen decir lo que piensan. Este compromiso es un buen augurio para la libertad religiosa en un futuro próximo.