Marco legal sobre libertad religiosa y su aplicación efectiva
La Constitución de Corea del Norte de 1972 (revisada en 2016) garantiza, en el artículo 68, «la libertad de creencias religiosas». Este derecho incluye «la aprobación de la construcción de edificios religiosos y la celebración de ceremonias religiosas»; sin embargo, «nadie puede valerse de la religión como pretexto para introducir fuerzas extranjeras o para perjudicar al Estado o al orden social».
La Constitución establece que «la República Popular Democrática de Corea se guía en sus actividades por las ideas juche y songun, que son una visión del mundo centrada en el pueblo y una ideología revolucionaria que pretende alcanzar la independencia de las masas populares» (artículo 3). Juche representa la ideología de la autosuficiencia.
El preámbulo de la Constitución consagra el lugar de Kim Il-Sung y el de su hijo y primer sucesor en la mitología nacional de Corea del Norte. «Los grandes camaradas Kim Il-Sung y Kim Jong Il son el sol de la nación y la estrella polar de la reunificación de la patria. Respecto a la reunificación de la patria como tarea suprema de la nación, dedicaron todos sus esfuerzos y empeño a su realización (…). La República Popular Democrática de Corea y todo el pueblo coreano mantendrán a los grandes camaradas Kim Il-Sung y Kim Jong Il como eternos dirigentes de la Corea juche, y completarán la revolución juche defendiendo y llevando adelante sus ideas y gestas bajo la dirección del Partido de los Trabajadores de Corea».
Incidentes y acontecimientos
A pesar de las garantías establecidas en la Constitución, a la población de Corea del Norte le son negados, de una forma u otra, todos y cada uno de los artículos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
En septiembre de 2022, la relatora especial de la Naciones Unidas Elizabeth Salmón, al comentar la situación de los derechos humanos en la República Popular Democrática de Corea, declaró: «La rendición de cuentas por las violaciones actuales y pasadas de los derechos humanos en y por la RPDC sigue siendo fundamental para mejorar los derechos humanos y garantizar la justicia en la RPDC».
La subsecretaria general Ilze Brands Kehris afirma que «la información de la OACDH sigue sugiriendo que existen motivos razonables para creer que en la República Popular Democrática de Corea se han cometido, y pueden seguir cometiéndose, crímenes de lesa humanidad. Instamos al Gobierno de la República Popular Democrática de Corea a que se comprometa a realizar las reformas del sistema necesarias para poner fin a todas las violaciones de los derechos humanos y a que haga rendir cuentas a los responsables».
Además, debido a la COVID-19, el número de fugitivos que entran en Corea del Sur se redujo significativamente, mientras que los repatriados siguen enfrentándose a duras consecuencias.
Los norcoreanos deben mostrar una devoción total a la dinastía Kim gobernante. El núcleo del programa de adoctrinamiento de Corea del Norte son los Diez Principios para el Establecimiento del Sistema de Ideología Única (los Diez Principios), que conforma la vida de cada norcoreano desde la primera infancia. Los Diez Principios dictan que toda la sociedad norcoreana debe creer únicamente en la familia Kim. Se castiga cualquier desviación o sospecha de deslealtad, en particular la adopción de creencias religiosas.
El sistema songbun de Corea del Norte (que clasifica a las personas según su lealtad al régimen, determinando este aspecto el acceso a necesidades como la atención sanitaria) clasifica a los cristianos como «hostiles».
Como se señala en un informe de 2021 titulado Persiguiendo la fe, elaborado por Korea Future, ONG que vigila los derechos humanos en Corea del Norte, «las violaciones experimentadas por las víctimas muestran grandes similitudes, entre ellas la privación arbitraria de libertad, incluida la denegación del derecho a un juicio justo; la devolución; y la tortura o tratos crueles, inhumanos y degradantes». El estudio, que abarca el período comprendido entre 1997 y 2018, se basa en 167 casos de violaciones de los derechos humanos que afectan a 91 cristianos.
Es casi imposible identificar casos individuales de violaciones de los derechos humanos porque apenas se permite la entrada de extranjeros en el país. Por tanto, la información recopilada por las comisiones internacionales y los grupos de defensa de los derechos humanos es crucial; aun así, cualquier conclusión es, en el mejor de los casos, una aproximación basada en la capacidad de los investigadores para analizar una información limitada.
El Centro de Bases de Datos para los Derechos Humanos de Corea del Norte publicó su informe anual titulado Libro Blanco 2020 sobre la Libertad Religiosa en Corea del Norte. En él se documentan, a 31 de julio de 2020, 78 798 casos de violaciones de los derechos humanos que afectan a unas 48 822 personas. Entre 2007 y 2020 se denunciaron al menos 1411 casos concretos de violaciones de la libertad de religión o de creencias por parte de las autoridades de Corea del Norte. Entre los delitos se cuentan propaganda y actividades religiosas, posesión de material religioso y contacto con personas dedicadas a actividades religiosas.
En 2022, la organización Puertas Abiertas, defensora de los cristianos perseguidos calculó que en Corea del Norte vivían unos 400 000 cristianos. Si son descubiertos «por las autoridades, los deportan a campos de trabajo como presos políticos o incluso los asesinan en el acto, y sus familias también compartirán su destino».
En la capital, Pyongyang, hay cinco iglesias autorizadas por el Gobierno (tres protestantes, una católica y una ortodoxa), «pero el acceso a esas instalaciones para una verdadera actividad religiosa está “enormemente restringido”, especialmente para la gente corriente».
Las religiones populares y las creencias supersticiosas no están exentas de represión. El chamanismo se sigue practicando, pero se considera ilegal. Se practica en la clandestinidad y sin organización oficial, ya que quienes lo practican pueden acabar en la cárcel o enviados a campos de reeducación y trabajo. Sin embargo, a pesar del riesgo, se dice que los funcionarios norcoreanos consultan en secreto a los adivinos, como Lee Ye-joo, quien, tras su deserción a Corea del Sur, declaró que «los únicos que acuden a los adivinos son los que tienen dinero, como los funcionarios de renombre», que suelen solicitar consejos relacionados con el trabajo o el matrimonio.
En 2019, el régimen norcoreano lanzó una ofensiva contra los practicantes de Falun Gong. Este movimiento espiritual sufre una terrible persecución en China, pero ha crecido en Corea del Norte gracias a los emigrantes norcoreanos que trabajan al otro lado de la frontera, en China. La represión, por el contrario, atrajo más interés hacia Falun Gong, que se extiende principalmente por los bajos fondos de Pyongyang.
Además de las violaciones de la libertad de religión y de creencias cometidas por Corea del Norte, es importante considerar la política y las prácticas de la República Popular China con respecto a los norcoreanos que huyen a su territorio. Vulnerando los principios humanitarios internacionales de no devolución, Pekín aplica una política de repatriación forzosa que da lugar a «graves violaciones de los derechos humanos en la repatriación». Se cree que unos 1500 norcoreanos están detenidos (en marzo de 2022) como inmigrantes ilegales y corren el peligro de que se les expulse de China.
Corea del Norte ya es la nación más aislada del mundo; debido a la COVID-19, se ha hecho aún más inaccesible, lo que ha dificultado enormemente la obtención y evaluación de información fiable y verificable sobre la magnitud de la pandemia en el país y sus repercusiones sobre la libertad religiosa. Uno de los efectos de la crisis sanitaria fue el cierre total de sus fronteras y la imposición de restricciones más severas a los viajes.
El arzobispo emérito de Gwangju, Victorinus Yoon Kong-hi, afirma en su libro La historia de la Iglesia norcoreana que la Iglesia católica era pujante antes de la división del país y que hoy crece en el Norte a pesar de la persecución.
En agosto de 2022, el papa Francisco expresó su interés por visitar Corea del Norte, señalando que si recibía una invitación seguramente iría. En 2018, Kim dijo al entonces presidente surcoreano Moon Jae-in que el Papa sería recibido «con entusiasmo», sin embargo, últimamente las relaciones entre las dos Coreas se han vuelto más turbulentas. Por su parte, el papa Francisco instó a todos los coreanos a «trabajar por la paz».
Futuro de la libertad religiosa
En 2018, se celebraron unas conversaciones históricas entre los líderes de Corea del Norte y Corea del Sur, y entre Kim Jong-un y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Esto suscitó cierta esperanza en un posible deshielo de las relaciones, pero las perspectivas de mejora de la relación entre las dos Coreas volvieron a truncarse en 2019.
Desde principios de 2022, Corea del Norte ha seguido probando varios misiles, 60 de ellos balísticos, lo que ha enquistado su condición de apestado entre la mayor parte de los líderes mundiales.
La Comisión de los Estados Unidos para la Libertad Religiosa Internacional (USCIRF) ha vuelto a incluir a Corea del Norte en la lista de Países de Especial Preocupación, y en noviembre de 2022 Estados Unidos volvió a imponerle sanciones.
A pesar de algunos acercamientos, la realidad es que mientras que el gobierno de Kim Jong-un continúe en su forma actual, incluida la divinización de la dinastía Kim, no hay esperanza respecto a las perspectivas para todos los derechos humanos, incluida la libertad de religión o creencia.