Marco legal sobre libertad religiosa y su aplicación efectiva
Las Comoras son una cadena de islas africanas situadas en el océano Índico, en el extremo norte del canal de Mozambique. Tres de las cuatro islas principales se independizaron de Francia en 1975 y adoptaron el nombre de República Federal Islámica de las Comoras; la cuarta, Mayotte, permaneció bajo dominio francés. Desde entonces, el país ha sufrido varios golpes e intentos de golpe de Estado, ha cambiado su Constitución varias veces y ha luchado por alcanzar cierto grado de estabilidad política.
En la actualidad, el nombre oficial del país es Unión de las Comoras y su Constitución vigente, aprobada en referéndum el 6 de agosto de 2018, mantiene el carácter federal del Estado con cada una de las islas principales ejerciendo una autonomía significativa (título IV de la Constitución).
La Constitución reconoce «la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, sin distinción de raza, sexo, religión, creencia política, y asegura a todos los ciudadanos el pleno disfrute de las libertades fundamentales» (artículo 2). Sin embargo, también reserva un lugar especial al islam, la religión mayoritaria. A diferencia del preámbulo de la Constitución de 2001, que describía el islam como la fuente «de los principios y normas que rigen la Unión», la nueva Carta hace del islam la religión del Estado (artículo 97) y del islam suní la base de la identidad nacional (preámbulo).
Según el artículo 98, «el muftí de la República es la más alta autoridad religiosa del Estado. Es nombrado por decreto del Presidente de la Unión». Por tanto, el gran muftí es el clérigo musulmán de mayor rango del país, además de un funcionario del Gobierno.
Dado el estatus del islam suní, se restringen los derechos de otros grupos, incluidos los musulmanes no suníes, como los chiíes y los ahmadíes. Para el experto constitucionalista comorano Mohamed Rafsanyani, según la Constitución de 2018, «si no eres suní, no formas parte de la comunidad nacional».
El Gobierno de la Unión ejerce un estricto control sobre las cuestiones religiosas. En 2018, el Ministerio del Interior empezó a colaborar con el Consejo Nacional de Muftíes (muftiato) para controlar más de cerca a imanes, predicadores y profesores de escuelas coránicas. Para ello, introdujo un «carnet profesional» para quienes hubieran adquirido las cualificaciones necesarias para ejercer sus funciones.
Está prohibida toda forma de proselitismo o propaganda de religiones distintas del islam suní. El capítulo 23 del Código Penal de Comoras trata de la difusión de las religiones no islámicas. Según el artículo 175, «quien divulgue, difunda y enseñe a los musulmanes una religión distinta del islam será castigado con pena de prisión de tres meses a un año y multa de 50 000 a 500 000 francos comoranos» (de 110 a 1100 dólares estadounidenses). El mismo artículo impone también las mismas penas a quien venda a los musulmanes o les ofrezca gratuitamente «libros, folletos, revistas, discos y casetes o cualquier otro soporte que divulgue una religión distinta del islam». Los extranjeros implicados en tales actividades pueden ser deportados. Tanto la blasfemia como la apostasía son delitos penales.
En cuanto a la educación, la enseñanza religiosa no es obligatoria. Sin embargo, el Corán se utiliza para enseñar árabe en la escuela pública de enseñanza primaria, mientras que en los centros públicos y privados de enseñanzas medias y secundarias las creencias islámicas se enseñan a veces junto con el árabe. El Gobierno también financia escuelas coránicas de pago.
En materia de empleo y ocupación, se considera que las personas son iguales ante la ley con independencia de su sexo, credo, creencias, origen, raza o religión, y se dice que las autoridades lo hacen cumplir de manera efectiva. Sin embargo, el artículo 17 de la Constitución prevé «restricciones al ejercicio de los derechos políticos y al acceso a determinadas funciones o empleos públicos para los ciudadanos comoranos de origen extranjero». El Ministerio de Trabajo es responsable de los casos de discriminación y suele remitir a los tribunales los casos no resueltos.
Comoras es uno de los tres países africanos que no tiene relaciones diplomáticas con la Santa Sede (los otros dos son Mauritania y Somalia). El Vicariato Apostólico del Archipiélago de las Comoras, que incluye Mayotte, se creó en 2010. El nuncio apostólico en Madagascar actúa como delegado apostólico en el país. El actual titular del cargo es el arzobispo Tomasz Grysa.
Comoras ha ratificado varios convenios internacionales de derechos humanos que afectan a la libertad de religión, como la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer y la Convención sobre los Derechos del Niño.
Sin embargo, la presión para ajustarse a las prácticas y costumbres musulmanas ortodoxas se deja sentir en todas partes. Tanto los cristianos locales como los conversos al cristianismo están sometidos a presiones constantes y sufren actos de intimidación, aunque los extranjeros no musulmanes no suelen verse afectados por ello. Los padres cristianos no tienen libertad para educar a sus hijos como desean, los cristianos sufren intimidación y acoso en su lugar de trabajo y en la calle, y pueden ser multados o encarcelados si hablan de religión en público o predican fuera de las iglesias.
La comunidad católica representa menos del 0,5% de la población. Hay una iglesia católica romana en Moroni, la capital, en la isla de Ngazidja (Gran Comora), y otra en Mutsamudu, en la isla de Ndzwani (Anjouan). También hay una iglesia protestante en Moroni.
Incidentes y acontecimientos
En agosto de 2021, el Ministerio de Asuntos Islámicos anunció nuevas ayudas a sus distintos departamentos, destacando sus esfuerzos en favor de los agentes locales, especialmente en el campo de la educación, con ayuda de Kuwait. Ya en 2019, el mismo ministerio prohibió las celebraciones navideñas.
El 23 de agosto de 2021, una asociación islámica, Faina, celebró una concentración en Fomboni, capital de la isla de Mwali (Mohéli), para pedir el fin de la violencia contra los niños y una mejor protección de los menores.
El 23 de septiembre de 2021, los ulemas comoranos condenaron a un joven comorano por insultar al profeta en las redes sociales.
El 25 de enero de 2022, tras la oración del viernes, un centenar de personas salió a la calle en la ciudad de Wanani (Mwali-Mohéli), después de que se viera a dos drogadictos fumando un porro hecho con páginas del Corán. La protesta fue pacífica, pero los participantes se enfadaron ante tal muestra de falta de respeto hacia Dios.
El 30 de noviembre de 2022, el Departamento de Estado de Estados Unidos incluyó a Comoras en su lista de especial vigilancia por participar en «violaciones especialmente graves de la libertad religiosa» o tolerarlas.
Futuro de la libertad religiosa
A pesar de las disposiciones constitucionales sobre igualdad nominal, en Comoras la libertad religiosa de los musulmanes no suníes es limitada. Estos últimos, en su mayoría extranjeros, deben practicar su culto en privado y autocensurarse en público. El estatus especial concedido al islam suní, así como las legislaciones vigentes sobre blasfemia y apostasía, otorgan a los musulmanes suníes un estatus jurídico y social superior. Las hostilidades abiertas contra ciertos grupos son un problema.
El país también está amenazado por el yihadismo transnacional. Varios comoranos se unieron a Al Qaeda en el pasado y una insurrección yihadista está en marcha en el norte de Mozambique, a solo 300 kilómetros del archipiélago, lo que recuerda que las Comoras también son potencialmente vulnerables a la violencia islamista. Inestabilidad política, subdesarrollo económico, altos niveles de pobreza e inflación galopante, corrupción generalizada, tráfico de seres humanos y migración indocumentada (especialmente en Mayotte): todo indica que se avecinan tiempos difíciles.
Ante esta situación, las perspectivas para la libertad religiosa en Comoras son negativas.