Marco legal sobre libertad religiosa y su aplicación efectiva
La Constitución de la República de Chipre garantiza la libertad de religión (artículo 18). Está prohibida la discriminación religiosa y se salvaguarda el derecho de las personas a profesar su fe, celebrar el culto, enseñar, practicar u observar su religión, individual o colectivamente, en público y en privado (ibídem). Estos derechos solo pueden ser limitados o restringidos en aras de la seguridad nacional, el orden constitucional, la salud pública, la seguridad, la moral o la protección de los derechos y libertades civiles. El mismo artículo de la Constitución especifica que todas las religiones son libres e iguales ante la ley, siempre y cuando sus doctrinas o ritos no sean secretos. Además, garantiza el derecho del individuo a cambiar de religión y prohíbe el uso de cualquier tipo de coacción para conseguir que una persona cambie de religión o para impedir que lo haga.
La Constitución garantiza a la Iglesia autocéfala ortodoxa griega de Chipre y al Vakf (institución islámica) derechos exclusivos sobre sus asuntos internos y propiedades. También prohíbe los actos legislativos, ejecutivos o de cualquier otra naturaleza que contravengan las disposiciones de la Iglesia ortodoxa o el Vakf o interfieran en ellas (artículo 110).
Estas instituciones, además de otras confesiones constitucionalmente reconocidas (católicos maronitas, ortodoxos armenios y católicos romanos), gozan de exención de impuestos y reciben subvenciones y ayudas económicas del Estado.
Los grupos religiosos no reconocidos en la Constitución se pueden registrar como organizaciones sin ánimo de lucro y pueden solicitar exenciones fiscales. Sin embargo, este estatus no les da derecho a recibir ninguna ayuda económica de las instituciones gubernamentales.
En la República de Chipre el servicio militar es obligatorio. Los objetores de conciencia por motivos religiosos pueden quedar exentos del servicio militar activo o del servicio como reservista de la Guardia Nacional, pero tienen que realizar un servicio alternativo.
El artículo 19 de la Constitución garantiza que todo individuo tiene libertad de palabra y de cualquier forma de expresión. No obstante, conforme a los artículos 141 y 142 del Código Penal chipriota, ofender deliberadamente los sentimientos religiosos de otra persona constituye delito penal. Además, publicar libros, panfletos, cartas o artículos en revistas y periódicos con la intención de humillar a una religión, o insultar a quienes creen en ella, se considera delito menor y se sanciona conforme a la ley.
La formación religiosa es obligatoria en las escuelas grecochipriotas en los niveles de preescolar, primaria y secundaria, donde se imparten dos horas semanales obligatorias. Los programas nacionales de enseñanza religiosa, así como los libros de texto y los manuales del profesorado, son los mismos para todos los colegios. El contenido hace hincapié en la tradición ortodoxa griega y la identidad griega. En cambio, en la escuela turcochipriota, la enseñanza religiosa es obligatoria una hora a la semana en primaria a partir del cuarto curso, y no es obligatoria en la enseñanza secundaria. El contenido de la enseñanza religiosa en los colegios turcochipriotas se centra en la tradición suní y la identidad turca.
Desde 2019, la ley impone el aturdimiento previo de los animales que se sacrifican. No existen exenciones por motivos religiosos. En el período estudiado en este informe, el Departamento de Servicios Veterinarios ha vuelto a denegar exenciones de esta práctica a representantes judíos. El Consejo de Ministros presentó, y luego retiró atendiendo a las protestas de activistas por los derechos de los animales, una proposición de ley que habría permitido exenciones para el sacrificio kósher y halal. La comunidad judía también ha denunciado que se siguen realizando autopsias a personas fallecidas de ascendencia judía en las que no se da ninguna circunstancia sospechosa, a pesar de que tales prácticas violan la doctrina religiosa judía.
Incidentes y acontecimientos
Un aspecto esencial del complicado panorama étnico y religioso de Chipre es el hecho de que el país esté dividido en dos desde 1974: la parte sur de la isla está controlada por el Gobierno de la República de Chipre y la septentrional es administrada por los turcochipriotas que proclamaron la República Turca del Norte de Chipre.
La división provocó la huida de los grecochipriotas (mayoritariamente cristianos ortodoxos) hacia el sur y que los turcochipriotas musulmanes se refugiaran en el norte. Esta división también separo las comunidades de ambos lados y restringió el acceso a importantes lugares religiosos, entre ellos la mezquita Hala Sultan Tekke, en el sur, y el monasterio de San Bernabé, en el norte.
Desde que Turquía envió buques de perforación a la costa de Chipre, en 2019, para explorar la posible existencia de gas natural, se han intensificado las tensiones entre Chipre, la Unión Europea y Ankara, lo que ha llevado al Parlamento Europeo a aprobar una resolución de condena a Turquía con la amenaza de sanciones adicionales. En julio de 2022, el Gobierno turco anunció que iba a continuar las prospecciones en busca de gas a pesar de las amenazas de sanciones de la UE.
En 2021, la policía comunicó 33 delitos de odio a la base de datos de delitos motivados por el odio de la OSCE, que no incluye los delitos de incitación al odio. De los 33 registrados, la gran mayoría se clasificaron entre los que tienen motivación xenófoba y racista. Dada la posición de Chipre en la ruta migratoria del Mediterráneo oriental que pasa por Turquía, es difícil determinar, a partir de las estadísticas de los informes, si la intención xenófoba y racista de los presuntos delitos se relaciona con los inmigrantes o con las tensiones existentes entre grecochipriotas y turcochipriotas, lo que añadiría a la motivación una dimensión religiosa. La base de datos informó de dos delitos de odio antisemita, dos antimusulmanes (uno de ellos, una agresión física) y dos delitos de odio basados en otra religión o creencia. Otras fuentes informaron a la base de datos de un incidente de odio anticristiano relacionado con la profanación de un monasterio ortodoxo armenio abandonado mediante la celebración en el lugar de una fiesta no autorizada.
El Observatorio de la Intolerancia y la Discriminación contra los Cristianos en Europa informó de otros tres incidentes anticristianos en los años 2021 y 2022: la detención de un varón de 36 años por robar vasos sagrados de una capilla de Nicosia en la primavera de 2022, la detención de un varón de 21 años por robos reiterados y vandalismo en una iglesia de Nicosia entre el 21 de diciembre de 2021 y el 4 de enero de 2022, y la detención de un trabajador cristiano en enero de 2021 por «importar» Biblias al norte de Chipre.
Durante el período estudiado en este informe, las comunidades musulmanas se han quejado de que solo se les permita el acceso a seis de las 19 mezquitas calificadas como patrimonio cultural. En algunos casos, esto se debe a que en la zona no hay instalaciones o baños para realizar las abluciones.
En marzo de 2021, el Día de la Independencia griega, la mezquita Episkopi de Limassol fue objeto de actos vandálicos: se hicieron pintadas que representaban cruces, banderas griegas y lemas nacionalistas. El ataque fue contrarrestado por la rápida respuesta de la comunidad local y de los líderes religiosos y políticos de ambos bandos. En un informe publicado por el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos se hacía referencia a ataques contra otros lugares religiosos, tanto ortodoxos como musulmanes, pero no se daban más detalles ni se indicaba si dichos ataques se habían producido durante el período analizado en este informe.
Las restricciones impuestas en 2020 en el territorio de la República de Chipre a causa de la pandemia de la COVID-19 afectaron a las manifestaciones públicas de religión y culto. También se impidió a los fieles, tanto cristianos como musulmanes, cruzar «La Línea Verde» que separa las dos partes de la isla para visitar sus templos y lugares religiosos. Entre el 1 de diciembre de 2020 y el 30 de noviembre de 2021, se presentaron a la Fuerza de las Naciones Unidas para el Mantenimiento de la Paz en Chipre (UNFICYP) cincuenta solicitudes de permisos para celebrar servicios y actos religiosos en la parte norte de la isla, de las cuales se aprobaron veintidós.
Durante las celebraciones de Pascua y Navidad se aplicaron normas estrictas. Sin embargo, hubo clérigos que no cumplieron totalmente las restricciones por la pandemia. La violación más significativa tuvo lugar en una iglesia de Peristerona, donde el obispo ortodoxo de Morphou, el metropolita Neophytos de la Iglesia de Chipre, celebró una misa para festejar el Domingo de Ramos con la participación de feligreses. La policía decidió investigar el caso. En 2021, el obispo de Morphou impugnó por inconstitucionales las multas que le habían impuesto por infringir la normativa del confinamiento.
El 27 de abril de 2021, los líderes religiosos publicaron una declaración conjunta, en el marco de la Vía Religiosa del Proceso de Paz de Chipre, en la que instaban a los líderes a «prestar especial atención al patrimonio religioso vivo de nuestra isla y mejorar nuestra posibilidad de acceder, utilizar y restaurar nuestros lugares de culto y cementerios que han quedado separados de sus fieles como consecuencia del conflicto chipriota, que lleva décadas sin resolverse».
El 15 de septiembre, el ministro de Educación anunció que el Gobierno iba a suspender una investigación disciplinaria iniciada en 2020 contra un profesor de arte y director de escuela, el Sr. Yiorgos Gavriel, cuya obra había sido denunciada por el arzobispo de la Iglesia ortodoxa griega de Chipre y por otras personalidades. Las denuncias se referían a unas representaciones ofensivas de Jesucristo.
Entre el 2 y el 4 de diciembre de 2021, el papa Francisco realizó una visita oficial a Chipre ampliamente cubierta por los medios de comunicación nacionales. Se celebró una misa al aire libre en un estadio deportivo de Nicosia a la que asistieron 10 000 personas. Previamente, el papa Francisco había dispuesto que «50 migrantes de Chipre... fueran reubicados en Italia». El portavoz del Gobierno chipriota, Marios Pelekanos, declaró: «Se trata de una expresión tangible de solidaridad del Jefe de la Iglesia católica romana hacia las personas necesitadas, con la que demuestra que el Vaticano reconoce el problema al que se enfrenta hoy la República de Chipre debido al aumento de los flujos migratorios y a la necesidad de una distribución justa entre los Estados miembros de la Unión Europea».
El 7 de noviembre de 2022, falleció a los 81 años el arzobispo Chrysostomos II dejando a la Iglesia ortodoxa de Chipre «ante un futuro incierto». Arzobispo de Nueva Justiniana y de todo Chipre desde 2006, desarrolló relaciones ecuménicas especialmente intensas con la Iglesia católica, recibiendo en la nación insular a los papas Benedicto XVI y Francisco. El arzobispo Chrysostomos II emprendió varios cambios en el seno de la Iglesia ortodoxa, en concreto la modificación del sistema electoral de la Carta de la Iglesia ortodoxa chipriota de 1914, «dando más poder a los fieles», alterando los límites de las metrópolis y facilitando «los procedimientos de divorcio eclesiástico».
El Tribunal Europeo de Derechos Humanos no ha emitido ninguna sentencia negativa contra el Gobierno de Chipre en el ámbito de la libertad religiosa durante el período estudiado en este informe, ni se han comunicado nuevos casos al Gobierno.
Futuro de la libertad religiosa
Los factores religiosos y étnicos presentes en el conflicto chipriota han allanado el camino para que actores externos tomen parte activa en él, promoviendo sus agendas políticas y económicas. Como en Chipre la identidad religiosa suele estar ligada a la étnica, inculcada a través de la cultura y la educación chipriotas, las tensiones entre ambas partes se perpetúan.
A pesar de la situación política, los representantes religiosos siguen unidos en las iniciativas de reconciliación y paz. También se han mostrado proactivos a la hora de condenar los ataques por motivos religiosos.
Es probable que las tensiones entre turcochipriotas y grecochipriotas se mantengan a largo plazo en la isla. También lo será la marginación social de las religiones minoritarias por parte de la población ortodoxa griega mayoritaria. Los líderes religiosos y el Gobierno chipriota parecen estar realmente comprometidos con la libertad religiosa y la convivencia pacífica. Dada esta buena voluntad, en Chipre las perspectivas para la libertad religiosa son positivas.