La Constitución de Sudáfrica de 1996 (enmendada) en su artículo 9 (2-5) prohíbe cualquier forma de discriminación, incluida la basada en motivos religiosos. Conforme al artículo 15 (1): «Toda persona tiene derecho a la libertad de conciencia, religión, pensamiento, creencia y opinión». Según el artículo 31 (1, 5), los miembros de comunidades religiosas particulares tienen derecho a practicar su religión y a fundar o unirse a asociaciones religiosas.
La formación religiosa está permitida en la escuela estatal, pero no es obligatoria y no puede fomentar las opiniones de ninguna religión en concreto. El calendario escolar tiene en cuenta las festividades religiosas de las creencias principales, así Navidad y Viernes Santo se observan como vacaciones nacionales.
La Comisión Sudafricana de Derechos Humanos (SAHRC) es el organismo encargado de supervisar la «democracia constitucional» y promover «el respeto, observancia y protección de los derechos humanos de todas las personas sin temor o favoritismo», incluida la libertad religiosa. La Comisión, junto con los tribunales, tiene la potestad de perseguir los casos de presunta violación de este derecho .
La ley no obliga a las comunidades religiosas a registrarse ante las autoridades, pero las comunidades que lo hacen disfrutan de la exención de impuestos.
Sudáfrica también cuenta con una Comisión para la Promoción y la Protección de los Derechos de las Comunidades Culturales, Religiosas y Lingüísticas (Comisión para los Derechos, CRL), entre cuyos miembros se incluyen políticos, clérigos y académicos. Como el SAHRC, entre sus funciones destacan la protección de la «democracia constitucional», la defensa de «los derechos de las comunidades culturales, religiosas y lingüísticas», proporcionando «un espacio para […] las comunidades culturales, religiosas y lingüísticas», a la vez que promueven «la unidad» entre ellas.
En 2016, ante una serie de denuncias y noticias aparecidas en los medios de comunicación sobre la comercialización y el abuso de la religión y las creencias, la Comisión inició una investigación que culminó en un informe publicado en 2017. Este informe concluye que algunas organizaciones religiosas se aprovechan de ciertas lagunas legales y que no cumplen la ley respecto a la publicitación poco ética de servicios de curación religiosos y tradicionales y el abuso de las creencias de las personas.
En un intento de poner fin a esta situación, el informe enumeraba una serie de recomendaciones, como incentivar a las comunidades religiosas a registrarse, de forma que las autoridades «sepan cuántas confesiones religiosas hay en el país, y dónde se encuentran, especialmente cuando queramos tratar asuntos de interés con ellas». Desde el punto de vista de la Comisión, «no hay nada de invasivo, inconstitucional ni inviable en ello». Al mismo tiempo, así se «quiere promover y proteger las libertades constitucionales antes citadas, asegurándose de que las instituciones religiosas gestionan sus propios asuntos sin ninguna interferencia del Estado».
La violencia ha afectado mucho a las comunidades musulmanas de Sudáfrica durante el período estudiado en este informe.
En mayo de 2018, se perpetró un atentado mortal contra la mezquita del imán Husein en Durban. Un mes después, líderes musulmanes suníes y chiíes se reunieron para firmar el Acuerdo de [Ciudad] del Cabo, «documento dirigido a fomentar la paz y la unidad y a erradicar el extremismo en el país».
A pesar del acuerdo, la violencia continuó. En junio de 2018, unos desconocidos asesinaron a cuchilladas a dos hombres cuando salían de cumplir sus prácticas religiosas en la mezquita suní de Malmesbury, en Ciudad del Cabo. También en Ciudad del Cabo, en noviembre de 2018, en el barrio de Khayelitsha, un hombre murió por disparos y también resultó herido un imán cuando salían de realizar sus oraciones en una mezquita de la localidad. En Durban, fueron provocados sendos incendios en la mezquita de Mujtar, en julio de 2018, y en la de Faizane Mariam, en febrero de 2019. Un mes después, fue asesinado otro hombre que salía de cumplir con sus prácticas religiosas de la mezquita de Taqwa Bakerton, en la zona del Rand del Este de Johannesburgo. Por último, en enero de 2019, mataron a un clérigo musulmán cuando estaba visitando a un paciente en un hospital de Durban. Las autoridades no han encontrado a la mayoría de los autores de estos crímenes.
En agosto de 2019, se denunció un caso de discriminación en un colegio en el que un adolescente fue conminado a afeitarse la barba que se estaba dejando crecer por motivos religiosos. Su familia intentó defender su derecho a llevar barba, pero el colegio no cambió su decisión.
Al mismo tiempo, también se han producido acontecimientos positivos para la comunidad musulmana relacionados con la libertad de religión. En agosto de 2019, la Fuerza de Defensa Nacional de Sudáfrica anunció que se estaba planteando permitir que las mujeres que sirven en el ejército lleven el pañuelo de cabeza después de que una musulmana se negase a quitárselo. En Ciudad del Cabo, en 2019, un colegio cambió la programación de los exámenes para acomodarse a los alumnos musulmanes, evitando que cayesen en un día festivo para ellos.
También otros grupos religiosos han sufrido distintas formas de hostilidad. La Junta de Diputados Judíos de Sudáfrica denunció 62 casos de antisemitismo en 2018 y 36 en 2019.
En los primeros 10 meses de 2019, la Policía Metropolitana de Johannesburgo clausuró 16 iglesias cristianas afirmando que no cumplían el reglamento sobre ruidos y seguridad contra incendios.
En septiembre de 2019, la Asamblea Interregional de Obispos de África del Sur (IMBISA) reunió a las Conferencias Episcopales de Angola, Santo Tomé, Mozambique, Lesoto, Namibia y Zimbabue y a las de Sudáfrica, Botsuana y Esuatini (Suazilandia), y condenaron el incremento de la violencia contra los extranjeros, especialmente contra los miembros de la comunidad nigeriana.
En enero de 2020, fue asesinado el padre Jozef Hollanders, misionero de origen belga, en la parroquia de Bodibe en un intento de robo.
El 18 de abril de 2020, asaltaron la catedral de Nuestra Señora de la Huida a Egipto (también conocida como Santa María) en Ciudad del Cabo. Al ser la catedral católica más antigua de Sudáfrica, es considerada la «iglesia madre de todos los católicos».
En julio de 2020, el Estado Islámico amenazó a Sudáfrica con cometer atentados en su territorio si colaboraban con el ejército de Mozambique para repeler sus ataques contra Cabo Delgado. La presencia de la insurgencia yihadista y de grupos terroristas internacionales «a las puertas de Sudáfrica» ha aumentado la preocupación en el país. En julio de 2020, el ministro de Seguridad del Estado, Ayanda Dlodlo, admitía que «los servicios de inteligencia de Sudáfrica están pasando “noches sin dormir” a causa de la amenaza que supone que el Estado Islámico esté en la vecina Mozambique». Haciéndose eco de las palabras de Dlodlo, la Dirección de Investigación de Delitos Prioritarios del país afirmó un mes después que hay sudafricanos que colaboran con el Estado Islámico en Mozambique dándole «apoyo económico y material». Algunas estimaciones indican que unos 100 ciudadanos sudafricanos se encontraban en Mozambique luchando en las filas del Estado Islámico.
En diciembre de 2020, como muestra de solidaridad, la Conferencia Episcopal Católica de Sudáfrica visitó la región de Cabo Delgado en Mozambique, para llevar ayuda a los desplazados internos que se hallaban refugiados en diez campos establecidos en Pemba, la capital de la provincia.
Debido a la pandemia de la COVID-19, a finales de marzo de 2020 se cerraron los lugares de culto para cumplir con las estrictas normas impuestas para contener la propagación de la epidemia. Se permitió reabrirlos el 1 de junio de 2020. Se han impuesto medidas de distancia social y se ha reducido el número de asistentes a las misas, las bodas y los bautizos.
La Conferencia Episcopal Católica Sudafricana condenó el incremento de la violencia por motivos sexuales y de género que se produjo durante el confinamiento.
La violencia ha seguido afectando a algunas comunidades musulmanas en el período estudiado en este informe. Sin embargo, se han conseguido algunas mejoras a nivel gubernamental y en los colegios.
Tras un incremento de la violencia contra los nigerianos, la Asamblea Interregional de Obispos del Sur de África adoptó una firme posición contra la xenofobia que afecta a los migrantes. La Iglesia católica ha rechazado continuamente la xenofobia, señalando que la causa de fondo reside en las desigualdades sociales del país y en el discurso de odio.
Preocupa a las autoridades que, con la presencia de grupos terroristas internacionales como el Estado Islámico en la vecina Mozambique, se den en el país atentados islamistas yihadista; además, tras haber descubierto que hay sudafricanos luchando al lado de los terroristas, se pide un examen de conciencia general.
Un aspecto alentador es que 2019 ha registrado el menor número de incidentes antisemitas de los últimos 15 años. Queda saber si esta tendencia positiva va a continuar en el futuro.
El Estado garantiza y respeta la libertad; por ello, las perspectivas para el futuro de este derecho humano siguen siendo positivas.