La Constitución de Lituania garantiza la libertad de pensamiento, conciencia y religión, lo que incluye el derecho a elegir, profesar y practicar una religión, a expresar las propias creencias y a pertenecer, o no, a una comunidad religiosa (artículo 26). La ley protege específicamente el derecho del individuo a enseñar, «profesar y difundir su religión o creencia» y este derecho solo puede ser limitado cuando sea necesario para «garantizar la seguridad de la sociedad, el orden público, la salud y la moral del individuo, además de otros derechos y libertades fundamentales de la persona» (artículo 26). Todos los individuos son iguales ante la ley; a nadie se le puede «conceder privilegios por razón de género, raza, nacionalidad, idioma, origen, estatus social, creencia, convicciones u opinión» (artículo 29).
La libertad de expresión está garantizada y solo se puede limitar para proteger «la salud, el honor y la dignidad, la vida privada y la moral de un ser humano, o para defender el orden constitucional» (artículo 25). Es ilegal la incitación «al odio, la violencia y la discriminación nacional, racial, religiosa o social» (artículo 25).
El artículo 4 de la ley sobre comunidades y organizaciones religiosas de 1995 clasifica los grupos religiosos en (1) comunidades religiosas; (2) asociaciones religiosas formadas por, al menos, dos comunidades religiosas bajo una dirección común, y (3) centros religiosos, que son los órganos de gobierno de las asociaciones religiosas.
El artículo 5 de la ley reconoce nueve comunidades y asociaciones religiosas tradicionales que forman parte de «la herencia histórica, espiritual y social» de Lituania, a saber: católicos romanos, greco-católicos, evangélicos luteranos, evangélicos reformados, ortodoxos rusos, vétero-creyentes, judíos, musulmanes suníes y judíos caraítas. Estos grupos religiosos no se tienen que inscribir en el registro gubernamental. Pueden celebrar matrimonios reconocidos por el Estado, fundar colegios con financiación conjunta pública y privada (artículo 14), impartir formación religiosa en los colegios públicos (artículo 9) y recibir anualmente ayudas estatales (artículo 7).
Según el artículo 6 de la mencionada ley, otras asociaciones religiosas pueden solicitar el reconocimiento estatal al Ministerio de Justicia si llevan registradas oficialmente un mínimo de 25 años. El Parlamento lituano (Seimas) vota entonces si concede este estatus siguiendo las recomendaciones del Ministerio de Justicia (artículo 6). La Unión baptista evangélica de Lituania, la Iglesia adventista del Séptimo Día, la Unión pentecostal evangélica «Creencia Cristiana» y la Nueva Iglesia apostólica de Lituania son los únicos grupos religiosos no tradicionales reconocidos por el Estado.
Los grupos religiosos deben registrarse si quieren abrir cuentas bancarias, poseer propiedades y funcionar como comunidad dentro de la legalidad. Todos los grupos registrados pueden poseer propiedades legalmente para utilizarlas con distintos fines, como, por ejemplo, centros de oración o viviendas, así como solicitar permisos de construcción para edificar las instalaciones necesarias para realizar sus actividades religiosas.
En junio de 2019, el Parlamento lituano denegó el reconocimiento a Romuva, una comunidad religiosa «báltica neopagana», a pesar del informe favorable del Ministerio de Justicia. Según la ley, este grupo tiene que esperar diez años para volver a presentar la solicitud de reconocimiento. La comunidad declaró que recurrirá al Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Sigue pendiente la solicitud de la Iglesia metodista unida, que lleva quince años esperando que el Parlamento la examine.
Los objetores de conciencia al servicio militar obligatorio disponen de un servicio o empleo alternativo.
En 2011 se creó por ley un fondo de restitución para las propiedades comunales de los judíos de las que se incautaron los regímenes soviético y nazi. El Gobierno se comprometió a pagar en torno a 37 millones de euros (unos 45 millones de dólares estadounidenses) antes de 2023 a la Good Will Foundation, organización no gubernamental presidida por dirigentes judíos lituanos e internacionales. Los fondos se destinarán para financiar proyectos «relacionados con objetivos religiosos, culturales, sanitarios, deportivos, educativos y científicos emprendidos por judíos lituanos en Lituania».
Lituana ha creado, además, una Oficina del Defensor del Pueblo para la Igualdad de Oportunidades con el objetivo de investigar las denuncias de discriminación basada, entre otros factores, en las creencias, las convicciones o las opiniones, y la religión. En 2018 esta oficina recibió 34 solicitudes de información o denuncias por discriminación por dichos motivos. En 2019, se llevaron a cabo 16 investigaciones, se respondieron 19 preguntas y se ofrecieron 51 consultas (39 de ellas motivadas por «creencias u opiniones»).
En septiembre de 2018, el papa Francisco visitó Lituania en su viaje a los Países Bálticos. Se reunió con funcionarios y rindió homenaje a las víctimas de las ocupaciones soviética y nazi. En uno de sus discursos públicos, el Pontífice animó a los lituanos a seguir «albergando las diferencias» para que se conviertan en «un puente de unión entre el oriente y el occidente europeo».
En octubre de 2018, unos desconocidos realizaron pintadas anticristianas en un acto vandálico en un cementerio.
En enero de 2019, durante una visita a Israel, el primer ministro lituano, Saulius Skvernelis, pidió «tolerancia cero» contra «cualquier forma de antisemitismo».
El 10 de mayo de 2019, el Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial de Naciones Unidas publicó sus observaciones finales sobre los informes periódicos noveno y décimo combinados de Lituania. Detectó una «falta de medidas contra el discurso de odio y la incitación al odio» y «un bajo nivel de denuncia de discursos de odio y delitos de odio».
La comunidad judía lituana manifestó su preocupación ante la participación neonazi en las celebraciones del Día Nacional de la Independencia (11 de marzo) de 2018 y 2019. En agosto de 2019, tras la retirada de una placa en recuerdo de un colaborador nazi, la comunidad judía recibió amenazas y se tuvo que cerrar unos días la sinagoga de Vilna por motivos de seguridad.
La Fundación para la Investigación Política, Económica y Social (SETA) denunció que, a pesar de los escritos antimusulmanes que aparecen en internet, la mayor parte de ellos en sitios web de extrema derecha, «a penas se celebran juicios por islamofobia en Lituania». En septiembre de 2019, el defensor del pueblo del Parlamento (Seimas) denunció que a los inmigrantes musulmanes de un centro de registro de inmigrantes en Pabradė no se les estaban ofreciendo alimentos alternativos a los platos de cerdo.
En octubre de 2019, se halló delante de una vivienda de Vilna lo que parecía una bomba y una esvástica pintada con espray. Otros cinco incidentes de vandalismo antisemita se denunciaron en el mismo período; por ejemplo, en noviembre de 2019 tres adolescentes presuntamente pintaron «Heil Hitler» en una señal en la sinagoga de Kaunas. Los mismos jóvenes fueron acusados de romper las ventanas de una mezquita de Kaunas .
Las restricciones en 2020 a las reuniones religiosas públicas a causa de la pandemia de la COVID-19 obligaron a la suspensión de los servicios religiosos, incluso durante el Ramadán, la Semana Santa y la Pascua judía. Las medidas de Lituania se consideran «altas» (en una escala de «muy alto», «alto», «moderado» y «bajo») porque fueron suspendidas las reuniones públicas, pero los lugares de culto siguieron abiertos para la oración personal.
No parece que en Lituania se hayan producido restricciones gubernamentales significativas a la libertad religiosa, ni que hayan aumentado las que había, durante el período estudiado en este informe. A pesar del constante antisemitismo, y de los comentarios antimusulmanes en internet, la situación del conjunto de la sociedad permanece estable para las distintas comunidades religiosas de Lituania.