La República de Kiribati es una pequeña nación insular compuesta por 32 atolones y una isla de coral situada a medio camino entre Hawái y Australia. Su capital es Tarawa.
Su Constitución de 1979 (con enmiendas de 2013) protege la libertad de religión. Conforme al artículo 11 (1), los grupos religiosos tienen derecho a «manifestar y difundir [su] religión o creencia, en público y en privado, mediante el culto, la enseñanza, la práctica y la observancia». Sin embargo, la libertad religiosa se puede restringir legalmente conforme al artículo 11 (6, a), «cuando sea razonablemente necesario en aras de la defensa, la seguridad, el orden público, la moralidad y la salud públicas», siempre y cuando dicha restricción «esté suficientemente justificada en una sociedad democrática».
Los grupos religiosos tienen derecho a fundar, mantener y gestionar sus propios colegios. La formación religiosa no es obligatoria en la escuela pública y los padres pueden eximir de ella a sus hijos.
Las organizaciones religiosas que cuenten con un número de miembros que constituya al menos un 2% de la población del país se tienen que registrar ante las autoridades. No obstante, se sabe que las que no lo han hecho no han sufrido penalización alguna. El Gobierno sigue concediendo subvenciones a las organizaciones religiosas registradas para su labor de desarrollo.
Como nación predominantemente cristiana desde la llegada de misioneros británicos y estadounidenses en el siglo XIX, Kiribati reconoce a «Dios como Padre Todopoderoso en quien ponemos nuestra confianza» en el preámbulo de la Constitución.
Los católicos constituyen más de la mitad de la población (el 57%) y predominan en las islas del norte. Los protestantes son mayoría en las islas del sur. También hay algunos mormones, adventistas del Séptimo Día y testigos de Jehová, además de musulmanes y bahaíes.
En los dos últimos años no se han registrado incidentes religiosos en Kiribati. El Gobierno local sigue comprometido con la libertad religiosa. Sin embargo, el Departamento de Estado de Estados Unidos ha observado que en dos de las islas del sur se mantiene una tradición de «Iglesia única». A pesar de todo, no se han registrado incidentes.
Por otro lado, Koru Tito, obispo católico de Kiribati y Nauru, declaraba en una entrevista en la radio que la decisión tomada por el Gobierno de Kiribati de reconocer a la China comunista en septiembre de 2019 podría poner en peligro proyectos de la Iglesia católica financiados por Taiwán.
Igual que muchos otros países insulares del Pacífico Sur, desde mediados de septiembre de 2020 Kiribati no ha tenido ni un solo caso de COVID-19. En cuanto se declaró la pandemia mundial en marzo de 2020, las autoridades locales rápidamente impusieron el estado de emergencia, cerrando el país a los viajeros extranjeros para evitar la propagación del virus SARS-CoV-2. Esto ha llevado a que la mayor parte de los misioneros mormones extranjeros haya abandonado el país.
Todo indica que no es probable que el Gobierno interfiera en el derecho constitucional a la libertad de religión.