Aunque la Constitución de Azerbaiyán reconoce el derecho de los individuos a la «libertad de conciencia y religión» (artículo 48, 1), la ley sobre creencias religiosas de 2009 ha impuesto restricciones a la práctica religiosa libre, exigiendo que las organizaciones se registren en el Comité Estatal para el Trabajo con Comunidades Religiosas; también ha establecido una estricta censura a toda la literatura religiosa importada, vendida y distribuida en el país. El Estado mantiene un férreo control sobre los musulmanes y solo tienen derecho a existir las comunidades que pertenecen a la Dirección Islámica del Cáucaso, que se dedica a la supervisión de sus actividades; entre ellas, la formación y designación de los imanes, la vigilancia habitual de los sermones y la organización de las peregrinaciones a La Meca.
La ley contra el extremismo religioso adoptada en diciembre de 2015 otorgaba poderes ilimitados a las autoridades para luchar contra el radicalismo; sin embargo, la vaguedad con la que se define la actividad extremista no proporciona las garantías adecuadas contra la aplicación desmedida y arbitraria de la ley.
Aún no se ha adoptado ninguna ley que regule una alternativa civil al servicio militar para los objetores de conciencia por motivos religiosos, conforme al artículo 76 (2) de la Constitución. El 30 de marzo de 2020, el diputado Siyavush Novruzov, vicesecretario ejecutivo del partido gobernante, reiteró en el Parlamento la importancia de dicha ley.
Un aspecto positivo son las modificaciones al Código Penal que entraron en vigor el 1 de junio de 2020. Estas suavizan las penas que se imponen a la producción, venta y distribución de material religioso sin autoridad estatal, conforme al artículo 167-2, y ofrecen la posibilidad de libertad limitada como alternativa a la pena en la prisión.
Azerbaiyán alberga distintos grupos étnicos, culturales, lingüísticos y religiosos. El presidente azerbaiyano, Ilham Aliyev, afirmó que el pluralismo étnico y cultural del país es su principal activo. El Gobierno ha apoyado una serie de iniciativas y actos para fomentar el diálogo interreligioso, entre ellas la Segunda Cumbre Mundial de Líderes Religiosos que se celebró en Bakú en noviembre de 2019 y que reunió a importantes líderes religiosos y políticos de 70 países. El Fondo de Reserva Presidencial financia todos los años a una serie de grupos religiosos, a saber: la Dirección Islámica del Cáucaso, las Iglesias ortodoxa y católica y varias comunidades judías y udíes.
Las relaciones con la Iglesia católica son buenas, tal y como se dijo durante la visita realizada por el presidente Ilham Aliyev al Vaticano en febrero de 2020. Otros grupos religiosos que se consideran tradicionales, como los judíos, los cristianos ortodoxos y los grupos islámicos vinculados con la Dirección Islámica del Cáucaso, también operan en un ambiente de respeto y tolerancia religiosos; la situación es más compleja para los grupos no tradicionales, a los que se mira con recelo y desconfianza.
No obstante, 2019 también fue testigo de algunos avances positivos y de un de mayor respeto a la libertad religiosa. Se produjeron menos represalias y redadas contra las comunidades baptistas y los testigos de Jehová. Tras 25 años de espera, por fin se permitió a la comunidad baptista de Aliabad celebrar servicios religiosos. En enero de 2020, el Comité Estatal para las Asociaciones Religiosas comunicó al pastor Hamid Shabanov que no ponía objeciones a que sus miembros se reunieran los sábados durante dos horas en el edificio propuesto ubicado en el patio de su casa, aunque no otorgaba a la comunidad la personalidad jurídica.
En noviembre de 2018 por fin se registraba a los testigos de Jehová de Bakú. La comunidad de Ganyá (Ganca) sigue sin reconocimiento estatal a pesar de que desde 2010 está intentando registrarse. No obstante, también en este caso los funcionarios del Comité Estatal para las Asociaciones Religiosas han aceptado que los fieles se reúnan, siempre que lo comuniquen oportunamente.
A finales de 2019, el Comité había registrado 34 comunidades (31 islámicas y 3 cristianas) de un total de 941, de las cuales 35 no eran islámicas.
A pesar de estos importantes avances, la práctica religiosa libre sigue enfrentándose a una serie de obstáculos. El sistema enormemente restrictivo de censura es una fuente de problemas, pese a que se ha reducido el número de incidentes en relación con años anteriores. Ilya Zenchenko, líder de la Unión Baptista de Azerbaiyán, declaró que en el único incidente registrado que había afectado a los baptistas en 2019 se vio involucrado un matrimonio, Safqan y Gulnar Mammadov. En febrero de 2019, su hijo llevó al colegio unos folletos cristianos que había en casa y los repartió entre algunos de sus compañeros. La policía interrogó a la madre, Gulnar Mammadova, durante seis horas y posteriormente se incautó de unos 100 libros y folletos cristianos no autorizados que el matrimonio tenía en casa. El 16 de abril de 2019, los padres fueron declarados culpables y condenados a pagar una multa de 1500 manats (900 $), el equivalente al salario de tres meses. Posteriormente también perdieron el recurso de apelación. En septiembre de 2019, Kamran Huseynzade fue condenado a pagar una multa de 2200 manats (1300 $) por vender libros religiosos en el exterior de una mezquita de Bakú sin licencia estatal. Le fueron confiscados los libros.
Aunque el número de redadas en reuniones religiosas ha disminuido en relación con los años anteriores, se sigue penalizando la celebración de reuniones no autorizadas. En Sheki, en diciembre de 2018, tres protestantes (Samir Ismayilov, Ismat Azizov y Jalil Rahimli) fueron condenados a pagar sendas multas de 1500 manats (900 $) por reunirse para estudiar la Biblia. En Agu, en septiembre de 2018, tres musulmanes (Vugar Mammadov, Rauf Majidov y Qanbar Zeynalov) tuvieron que pagar multas de 1200 y 2000 manats (900 y 1200 $) respectivamente por celebrar una reunión religiosa en un domicilio particular.
Los testigos de Jehová han informado de 17 incidentes en los que han estado implicados sus miembros entre septiembre de 2018 y agosto de 2019. Por ejemplo, en febrero de 2019, en Jachmaz, interrogaron a un testigo de Jehová y fue retenido durante 12 horas en una comisaría. Gulnaz Nasirova recibió el mismo trato en Lankaran donde, en abril de 2019, la llevaron a la fuerza a la comisaría para interrogarla durante 5 horas en las que la sometieron a insultos y amenazas.
En julio y septiembre de 2018, dos objetores de conciencia, Emil Mehdiyev y Vahid Abilov, fueron condenados a penas de un año de prisión, que fueron suspendidas, por no realizar el servicio militar; en abril de 2019 se rechazó su recurso de apelación. No se han llevado a cabo más actuaciones penales contra ningún otro creyente reclutado en 2019. En octubre de 2019, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos falló a favor de cinco testigos de Jehová objetores de conciencia condenados entre 2007 y 2013, ordenando que el Gobierno de Azerbaiyán pagase una indemnización de 38 269 € (45 000 $) a los demandantes además de las costas.
Aunque la discriminación religiosa está oficialmente prohibida, Rahim Ajundov, miembro del personal del Parlamento azerbaiyano, denunció que en diciembre de 2018, por orden de la policía secreta, se le había despedido del Departamento de Relaciones Internacionales tras veinte años de servicio solo por ser cristiano. Después de que el Tribunal de Apelación de Bakú rechazara su solicitud de revocación del despido, Ajundov declaró que apelaría al Tribunal Supremo.
Las mujeres musulmanas afirman que llevar hiyab también provoca discriminación en el lugar de trabajo. Igualmente declaran haber encontrado dificultades en la búsqueda de trabajo por esta causa y apuntan que sigue en vigor una prohibición no oficial del uso del hiyab en las oficinas del Gobierno y en los colegios.
A lo largo del tiempo, el miedo al extremismo ha llevado a numerosos arrestos y condenas por sospechas de terrorismo. Tras unos incidentes violentos que se produjeron en la ciudad de Ganyá en julio de 2018, y que el Gobierno atribuyó a una conspiración de extremistas chiíes con el objetivo de desestabilizar el país, se juzgó y condenó a 57 personas a penas de entre 18 meses y 18 años de prisión. Actualmente siguen en la cárcel 45 activistas religiosos, en su mayoría miembros del Movimiento de Unidad Musulmana, que fueron encontrados culpables de delitos controvertidos y a los que condenaron a penas de prisión de hasta 20 años. Entre ellos figuran los líderes del Movimiento, Taleh Bagirzade y Abbas Huseynov, que en febrero de 2019 iniciaron una huelga de hambre para protestar contra las presiones sin precedentes a las que, supuestamente, se les sometía en prisión.
Las organizaciones defensoras de los derechos humanos acusan a las autoridades azerbaiyanas de utilizar el brote de la COVID-19 para impulsar medidas más enérgicas contra los disidentes, en especial a través de una serie de normas para frenar la pandemia utilizadas como arma para suprimir la crítica política.
NAGORNO-KARABAJ
Sigue sin resolverse la cuestión de Nagorno Karabaj, región dentro de Azerbaiyán conquistada militarmente en 1994 por separatistas respaldados por Armenia. Recientemente, la situación se ha deteriorado hasta el punto de producirse nuevos enfrentamientos armados entre armenios y azerbaiyanos que, inevitablemente, han repercutido en las libertades civiles.
Durante el conflicto, los principales objetivos han sido los lugares que simbolizan la herencia cultural y religiosa, destacando entre ellos la catedral de Shusha, un importante monumento histórico y religioso atacado con fuego de artillería en dos ocasiones. Construida entre 1868 y 1887, esta catedral dedicada a San Salvador fue reconstruida en la década de 1990 después de que en la primera guerra de Nagorno Karabaj se convirtiera en un símbolo del renacimiento de la comunidad armenia. El arzobispo armenio Pargev Martirosyan acusó a los azeríes, que, a su vez, niegan haber atacado la catedral, de intentar «pisotear los símbolos de nuestra fe» por despecho contra los «valores culturales, espirituales y religiosos» armenios. Los bombardeos también causaron daños en una iglesia baptista.
Muchos observadores han manifestado la preocupación de que la religión represente un papel cada vez mayor en el conflicto, especialmente desde la llegada de mercenarios sirios para luchar en el bando azerí.
Los retos planteados por una economía maltrecha, incrementados por la pandemia de la COVID-19 y la guerra contra Armenia, desatada en septiembre de 2020, han creado un ambiente preocupante para la libertad religiosa. A pesar de que el clima político es más represivo, se han producido algunos avances positivos, entre ellos la puesta en libertad de más de 50 presos políticos en marzo de 2019, además del registro de nuevas comunidades religiosas y la reducción del número de redadas y sanciones contra la actividad abiertamente religiosa. Esto hace esperar que en el futuro Azerbaiyán garantice con más éxito la libertad religiosa.