La sección 116 de la Constitución australiana prohíbe al Gobierno «establecer una religión, […] imponer una observancia religiosa, […] prohibir el libre ejercicio de cualquier religión o establecer requisito religioso alguno como condición para acceder a cualquier cargo o mandato público».
Australia es parte del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que garantiza la libertad de pensamiento, conciencia y religión. El derecho a la libertad religiosa puede limitarse en determinadas circunstancias «para proteger la seguridad, el orden, la salud o la moral públicos o los derechos y libertades fundamentales de los demás» (artículo 18).
Cuenta con disposiciones específicas para proteger la libertad religiosa tanto a nivel estatal como territorial. La Constitución de Tasmania garantiza expresamente «la libertad de conciencia y la libre profesión y práctica de la religión», sujetas al orden y la moral públicas. En Queensland, Victoria y el Territorio de la Capital Australiana, el derecho a la libertad religiosa está protegido por sus respectivos estatutos de derechos humanos de una forma muy similar: está protegido el derecho a la libertad de pensamiento, conciencia, religión y creencias, incluyendo el derecho a elegir la propia religión y profesarla en público y en privado, sujeto a «límites razonables que puedan justificarse de forma demostrable en una sociedad libre y democrática basada en la dignidad humana, la igualdad y la libertad».
La discriminación por motivos de creencias religiosas y por el origen étnico-religioso está prohibida expresamente por ley en seis de los ocho estados y territorios de Australia. Australia Meridional prohíbe la discriminación basada en la vestimenta religiosa mientras que Nueva Gales del Sur prohíbe la discriminación basada en el origen étnico-religioso. Victoria, Queensland, Tasmania y el Territorio de la Capital Australiana tiene leyes penales contra las conductas (incluido el discurso) que incitan «al odio o al desprecio o escarnio graves» contra una persona o grupo por causa de la religión o de la actividad religiosa.
Los grupos religiosos no tienen obligación de inscribirse en ningún registro estatal, pero, para conseguir exenciones de impuestos, las organizaciones religiosas sin ánimo de lucro tienen que solicitarlas a la Oficina Tributaria Australiana.
Los gobiernos federal, estatal y territorial comparten la política educativa. Se permite «la educación religiosa general», la formación sobre las religiones del mundo. «La educación religiosa especial» sobre «creencias y prácticas distintivas de una creencia religiosa aprobada» solo está permitida en algunas jurisdicciones incluso dentro del horario lectivo en algunas de ellas.
Como resultado de un estudio sobre libertad religiosa realizado en 2017, el fiscal general elaboró en agosto de 2019 el borrador de un Proyecto de Ley sobre Discriminación Religiosa, seguido de un segundo borrador en diciembre de 2019 que se puede consultar desde el 31 de enero de 2020. Destaca en la ley propuesta la creación de un comisario de libertad religiosa (artículo 46), la protección de la libertad de conciencia del personal dedicado al cuidado de la salud (artículo 8, § 6), la protección de los organismos religiosos, entre ellos los colegios, para que puedan actuar conforme a sus principios (artículo 11) y una disposición según la cual declara que las creencias propias no constituye discriminación, a menos que sea de forma maliciosa o pueda «acosar, amenazar, intimidar gravemente o vilipendiar a otro» (artículo 42). La presentación de la ley al Parlamento se ha retrasado a causa de las restricciones por el coronavirus.
Australia Meridional, Victoria, Tasmania, el Territorio de la Capital Australiana y Queensland tienen leyes que obligan a los sacerdotes católicos a romper el secreto de confesión para denunciar a la policía el abuso sexual infantil bajo pena de prisión. Está pendiente una legislación similar en Australia Occidental, aunque en septiembre de 2020 un comité parlamentario se manifestó en contra de esta disposición. Las leyes contravienen la condición que tiene la Iglesia católica respecto al secreto absoluto de todo lo que se dice durante la confesión.
En abril de 2020, el Tribunal Supremo de Australia revocó por unanimidad las condenas y la sentencia del cardenal George Pell por abuso sexual. El cardenal Pell cumplió 13 meses de prisión de una condena a seis años porque en 2018 le declararon culpable de delitos sexuales contra dos niños en 1996. En octubre de 2020 el papa Francisco recibió al cardenal George Pell en el Vaticano.
A raíz de la absolución, varias iglesias sufrieron actos vandálicos, entre las que se encontraba la catedral de San Patricio de Melbourne: hicieron en ellas pintadas anticatólicas o contra Pell.
En mayo de 2020, Rugby Australia y el jugador Israel Folau llegaron a un acuerdo extrajudicial después de que se le rescindiera el contrato por unas declaraciones que hizo en las redes sociales relacionadas con su visión cristiana del pecado. Ambas partes se disculparon por cualquier «daño o perjuicio» que pudieran haber causado a la otra. Por su parte, Folau pidió que se reforzaran las protecciones de la libertad religiosa, como aparece en la sección 42 del Proyecto de Ley sobre Discriminación Religiosa.
En Australia Occidental, la Comisión de Igualdad de Oportunidades se negó a escuchar un caso de discriminación presentado por una pareja cristiana que afirmaba que les denegaron su solicitud de adopción a causa de sus opiniones religiosas sobre cuestiones LGTB. En febrero de 2020 se remitió el asunto al Tribunal Administrativo Estatal.
El Informe sobre Antisemitismo en Australia 2019 realizado por el Consejo Ejecutivo de Judíos Australianos (ECAJ), recoge 368 incidentes antisemitas durante el periodo comprendido entre el 1 de octubre de 2018 y el 30 de septiembre de 2019. Es prácticamente la misma cifra que el año anterior, pero ha aumentado el número de incidentes graves, como la agresión verbal directa, el acoso, la intimidación y las pintadas. El ECAJ denuncia que se han duplicado los incidentes de pintadas antisemitas, aumentando de 46 a 95, con mensajes como «mata a los judíos», esvásticas y estrellas de David tachadas.
El ECAJ sigue observando que los incidentes se producen habitualmente cerca de sinagogas, especialmente durante el Sabbat y en las fiestas y festivales judíos. El informe también indica que existe una correlación entre el aumento de los incidentes antisemitas y los conflictos en Oriente Medio.
El ECAJ también observó «muestras de que dentro de la corriente principal de la sociedad australiana hay cada vez un mayor reconocimiento […] de un incremento del antisemitismo» y pidió que se elabore una base de datos nacional para los delitos motivados por el odio, entre otras medidas.
Un ejemplo de violencia física contra los judíos es el asalto grave que en julio de 2019 sufrió un niño judío de 12 años en un colegio público de Melbourne, por el que requirió hospitalización. También un hombre agredió a un guardia de seguridad de un acto judío diciendo que «le iba a sacar el corazón».
Entre los actos de vandalismo se cuentan un incendio provocado en marzo de 2019 en un cementerio de Sídney en la parte exterior del edificio judío, un letrero en la puerta de vidrio de un tren que decía «Matad a los judíos» y la aparición de esvásticas en algunos barrios de Brisbane, Sídney, Melbourne y Canberra.
En un informe que abarcaba 2016 y 2017 (el último disponible), el Registro de Islamofobia de Australia denunció 349 incidentes entre los que se incluyen agresiones verbales y a través de internet. En el caso de las mujeres víctimas de agresiones, casi todas llevaban hiyab. El informe apuntaba que la mayor parte de los incidentes fueron verbales y que las zonas donde se habían producido los hechos contaban con guardias de seguridad o cámaras de vigilancia «ineficaces». La encuesta también manifestó que la mayor parte de los transeúntes se mostraban reacios a intervenir, y que solo el 14% de las víctimas habían informado de la intervención de testigos.
En noviembre de 2019, un vídeo de seguridad en Sídney que mostraba a un hombre cometiendo una agresión física contra una mujer musulmana embarazada al grito de «los musulmanes destrozaron a mi madre» provocó indignación en toda Australia. Al agresor le habían diagnosticado esquizofrenia, le declararon culpable y le condenaron a prisión en octubre de 2020.
Una pintada islamófoba y una esvástica aparecieron en el coche de una familia musulmana. En octubre de 2020, un hombre provocó daños importantes en el interior de una mezquita. El presidente de la Fundación Cultural Turca de Galípoli dijo que la mezquita se había convertido en un objetivo del «sentimiento anti-musulmán o anti-turco».
Un aspecto positivo es que en julio de 2019 comenzó la construcción de una mezquita en Bendigo (Victoria) después de seis años de polémica.
En noviembre de 2020 se permitió a los australianos asistir a los servicios religiosos después de más de cien días de restricciones debido a la pandemia de la COVID-19. El Gobierno había prohibido temporalmente a los clérigos celebrar ritos funerarios o cualquier otro sacramento del final de la vida de forma presencial.
Durante el período estudiado en este informe, parece que no se han introducido nuevas restricciones gubernamentales a la libertad religiosa ni han aumentado las existentes. La aprobación del Proyecto de Ley de Discriminación Religiosa puede llevar a una mayor protección para algunos creyentes religiosos, especialmente en el ámbito de la libertad de expresión y la objeción de conciencia.