La Constitución de Alemania (Ley Básica) contempla la igualdad ante la ley y garantiza que nadie se vea perjudicado ni favorecido a causa de su fe u opinión religiosa (artículo 3). El artículo 4 protege la libertad de fe y conciencia, así como la libertad de profesar un credo y practicar una religión, y el derecho a la objeción de conciencia al servicio militar.
La Ley Básica prohíbe que haya una Iglesia de Estado. Permite a los grupos religiosos organizarse con libertad y no les obliga a registrarse ante el Gobierno. Sin embargo, para acceder a las exenciones de impuestos, deben estar registrados como asociaciones sin ánimo de lucro. Además, las sociedades religiosas pueden solicitar organizarse como corporaciones de derecho público; si se les concede dicho estatus, pueden recaudar el impuesto eclesiástico y servir en las capellanías de las prisiones, del Ejército y de los hospitales. Conforme a la Ley Básica, son los estados federales (Länder) los que toman la decisión de aceptarlas como corporaciones de derecho público y concederles subvenciones, basándose en factores como el tamaño del grupo, sus actividades y el respeto al orden constitucional y los derechos fundamentales.
Según el Departamento de Estado de los Estados Unidos, se calcula que unos 180 grupos religiosos disfrutan de la condición de corporación de derecho público, entre ellos la Iglesia católica romana, la Iglesia evangélica de Alemania, los bahaíes, los baptistas, los cristianos cienciólogos, los Testigos de Jehová, judíos, menonitas, metodistas, la Iglesia de Jesucristo, el Ejército de Salvación y los adventistas del séptimo día. Los grupos islámicos ahmadíes tienen la condición de corporación de derecho público en dos estados federales. En diciembre de 2020, Renania del Norte–Westfalia concedió a los alevíes esta condición por primera vez.
La sección 130 del Código Penal prohíbe la incitación al odio contra grupos religiosos y la distribución de material que lo haga. Es contrario a la ley perturbar el ejercicio de la religión o el culto (sección 167).
El Tribunal Laboral federal dictó en agosto de 2020 que es inconstitucional prohibir el pañuelo de cabeza a las profesoras de la escuela pública de Berlín, a pesar de que la ley de neutralidad de 2005 impide que los funcionarios públicos muestren símbolos o prendas religiosos. En febrero de 2020 el Tribunal Constitucional defendió la prohibición de los pañuelos a las abogadas en prácticas en los tribunales explicando que el mantenimiento de la «neutralidad religiosa» justificaba la ley. En julio de 2020, Baden-Wurtemberg prohibió las prendas que cubren todo el rostro a todos los niños de los colegios; esta prohibición había sido impuesta con anterioridad a los profesores. A partir de junio de 2018, se impuso que en todos los edificios públicos de Baviera se exhibiese una cruz cristiana, ley que algunos han considerado que es política y que lleva a la división.
En la escuela pública de todos los estados se ofrece formación religiosa (o la asignatura de ética para quienes así lo prefieran). Se permite a los grupos religiosos abrir colegios privados siempre y cuando cumplan los requisitos del programa estatal de estudios.
Un informe publicado en 2019 reveló grandes disparidades en la forma en la que los funcionarios resuelven las solicitudes de asilo de los conversos al cristianismo desde el islam, apuntando que se ha producido una reducción significativa de las respuestas favorables desde 2017. Según este estudio, los dos factores fundamentales son la cuestionada credibilidad de las conversiones de una serie de solicitantes, que no se consideran genuinas a pesar del apoyo de los dirigentes de las Iglesias, y el convencimiento de que la deportación no pone en riesgo a los conversos, a pesar de las leyes de apostasía vigentes en muchos de los países de origen.
En septiembre de 2019, el ministro-presidente (premier) de Sarre denegó la solicitud de la Asociación Cultural Asiria de permitir que aproximadamente 400 cristianos de zonas críticas del norte de Siria entrasen en el país, a pesar del ofrecimiento de ayuda por parte de la comunidad asiria.
Los Gobiernos federales y estatal de Alemania siguen vigilando a algunos grupos islámicos y mezquitas para evitar las actividades extremistas. Según el Ministerio del Interior de Renania del Norte–Westfalia, en 2019 fueron vigiladas 109 mezquitas del estado, la mayor parte de ellas «bajo sospecha de salafismo». Dos años antes, en este estado solo eran vigiladas 30 mezquitas.
En noviembre de 2020, el Ministerio Federal de Interior se defendió de las críticas a los planes de ampliación de la formación de imanes en Alemania a causa de la implicación de algunas asociaciones musulmanas controvertidas, explicando que era una alternativa al envío de imanes estatales desde Turquía a Alemania.
En su informe de 2019, la Oficina Federal para la Protección de la Constitución (BfV) documentó 362 «delitos de motivación política con ideología religiosa», frente a los 453 del año anterior. La «inmensa mayoría» de ellos tenía antecedentes «islamistas–fundamentalistas». De todos estos delitos, 21 fueron calificados de antisemitas, entre ellos tres actos de violencia. El informe no indicaba si el resto de los delitos de esta categoría se dirigía contra otros grupos religiosos.
El informe mostraba un incremento del 5,5% de los «islamistas potenciales» entre 2018 y 2019 y la situación de riesgo se calificaba como «aún elevada». A lo largo de 2019 se han producido un gran número de incidentes antisemitas en los que se han visto implicados musulmanes, incidentes que van desde expresiones y sermones de odio a agresiones verbales e incluso físicas contra individuos. A finales de noviembre de 2019, el Gobierno, en colaboración con Europol, la autoridad policial europea, eliminó una gran cantidad de sitios web yihadistas, además de canales y grupos en varias plataformas de mensajería.
El informe de la BfV también manifestaba que el antisemitismo está «profundamente enraizado» en el ámbito político de extrema derecha y que normalmente va acompañado de la negación del Holocausto y del discurso en contra de Israel. Otros grupos que en Alemania también se clasifican como de ultraderecha son los movimientos identitarios y los definidos como xenófobos y antimusulmanes.
Un atentado cometido en octubre de 2019 contra la sinagoga de Halle aparece en el informe como perpetrado por «un extremista de ultraderecha». En ese incidente, un hombre intentó irrumpir en el edificio el día más sagrado del año judío, el Yom Kipur. Cuando una puerta cerrada se lo impidió, el hombre disparo contra dos viandantes a los que mató. En el juicio afirmó que «atacar la sinagoga no fue un error, son mis enemigos» y que para ello se había inspirado en los tiroteos de la mezquita de Christchurch, Nueva Zelanda, cometidos unos meses antes ese mismo año. En diciembre de 2020 fue condenado a cadena perpetua.
El Gobierno alemán denunció 307 delitos antisemitas registrados por la policía a la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) para que se incluyeran en el informe sobre delitos de odio de 2018; los grupos de la sociedad civil registraron 499 incidentes de este tipo (298 delitos contra la propiedad, 96 de amenazas y 105 agresiones físicas). La cifra oficial de 2019 registrada por la policía fue inferior a la del año anterior (273), aunque los grupos de la sociedad civil denunciaron un incremento significativo, 588 incidentes: 333 delitos contra la propiedad, 120 de amenazas y 135 agresiones físicas, entre los que figuraba el ya mencionado ataque contra la sinagoga de Halle.
Por su parte, la Oficina Federal de Investigación Criminal (Bundeskriminalamt, BKA) registró 1799 delitos antisemitas en 2018 y más de 2000 en 2019, la cifra más alta de los últimos 20 años. Igual que en años anteriores, la inmensa mayoría de ellos fueron obra de extremistas de ultraderecha. Sin embargo, Felix Klein, comisario del Gobierno federal contra el antisemitismo, criticó la práctica gubernamental de considerar automáticamente todos los incidentes antisemitas como perpetrados por extremistas de ultraderecha cuando la identidad del autor se desconoce. Afirma que, por lo general, los judíos alemanes sufren más hostilidad por parte de los musulmanes que de los activistas de ultraderecha.
Varios estados federales han puesto en marcha iniciativas para combatir el antisemitismo, por ejemplo la designación de funcionarios y comisarios en el ámbito educativo y el endurecimiento de las penas por delitos antisemitas. En mayo de 2019, el comisario Klein afirmaba que «ya no podía seguir recomendando a los judíos llevar la kipá en cualquier momento y lugar en Alemania» por el peligro que supone.
En julio de 2020, la BfV publicó un informe dedicado al problema del antisemitismo en Alemania en el que reconocía que, además del extremismo de ultraderecha, el islamismo supone un peligro para los judíos en Alemania.
También los musulmanes han sido víctimas de prejuicios y hostilidad. Las cifras oficiales de la policía en el informe de delitos de odio de 2018 de la OSCE incluían 241 delitos por prejuicios en contra de los musulmanes, mientras los grupos de la sociedad civil informaron de 70 ataques contra la propiedad y 71 agresiones o amenazas contra personas, muchas de ellas contra mujeres que llevaban velo. Respecto al año 2019, la policía registró 207 delitos de sesgo antimusulmán frente a los 85 registrados por los grupos de la sociedad civil (32 delitos de amenazas, 28 agresiones físicas y 25 delitos de daños contra la propiedad). Igual que el año anterior, muchas de las agresiones físicas se habían dirigido contra musulmanas ataviadas con el pañuelo.
Un ejemplo de daños contra la propiedad de los musulmanes fue el hallazgo de una cabeza de cerdo y unas bolsas con sangre de cerdo en una mezquita de Mönchengladbach en mayo de 2019. Un grupo de extrema derecha que pretendía manifestarse delante de una mezquita imprimió pegatinas en las que se leía «No queremos cerdos salafistas». En junio de 2019, el Consejo Central de los Musulmanes y varios políticos locales condenaron la profanación de 50 ejemplares del Corán robados en una mezquita de Bremen. Unos desconocidos rompieron los libros, los tiraron a retretes y los ensuciaron con heces.
No existen estadísticas a nivel federal de delitos de odio, pero las fuentes que registraron los incidentes en la base de datos para el informe de delitos de odio de la OSCE recogieron 45 delitos por prejuicios en contra de los cristianos en el informe de 2018, mientras que los grupos de la sociedad civil denunciaron otros 58, la mayor parte de ellos ataques contra la propiedad. Muchos fueron incendios provocados en iglesias. En 2019, la policía registró 57 delitos de odio contra cristianos, mientras los grupos de la sociedad civil denunciaron 87 incidentes de este tipo, 65 de ellos delitos de daños contra la propiedad.
Entre los delitos violentos se cuenta el asesinato por motivos religiosos de un cristiano en enero de 2019; el autor del crimen se negaba a que su hermana se relacionara con él por ser cristiano. En diciembre de 2020 condenaron al asesino a cadena perpetua. Entre los delitos contra la propiedad sirva de ejemplo el incendio provocado en una iglesia católica en Wildeshausen, cuyos daños ascendieron a más de 100 000 euros (alrededor de 120 000 $).
Según la BfV, en 2019, entre la violencia extremista de izquierdas se cuenta el ataque contra el coche de un conocido periodista provida en diciembre. La llamada Célula Feminista Autónoma (Feministische Autonome Zelle) reivindicó el ataque en una carta en la que se criticaba al periodista por defender los «valores cristianos» y por manifestar su simpatía hacia la Marcha por la Vida. Activistas del mismo grupo fueron las autoras de una pintada en una iglesia evangélica de Tubinga y de prender fuego al minibús de la iglesia unos días antes.
Las restricciones al culto religioso durante la pandemia de la COVID-19 en 2020 fueron limitadas en comparación con las de otros países europeos, y se pusieron en marcha de acuerdo con los representantes religiosos prácticamente sin incidentes.
En general, no se han producido violaciones de la libertad religiosa durante el período estudiado. Aunque el derecho en sí mismo no parece estar en peligro, es probable que se requiera con frecuencia la intervención de las autoridades debido a las tensiones crecientes. A diferencia de años anteriores, se han producido menos incidentes violentos contra solicitantes de asilo cristianos, pero los comités de inmigración del Gobierno no han dado un trato uniforme a las solicitudes. Preocupa el creciente antisemitismo y la hostilidad contra musulmanes y cristianos. De forma más general, es cierto que las tensiones en la sociedad, incluido el activismo de derechas y de izquierdas, así como las tendencias laicistas radicales en Europa, pueden llevar a una mayor violencia contra los grupos religiosos.