Marco legal sobre libertad religiosa y su aplicación efectiva
La Constitución de Ucrania de 1996 garantiza la libertad de religión y culto, así como la separación entre Iglesia y Estado: «Toda persona tiene derecho a la libertad de conciencia y religión. Este derecho incluye la libertad de profesar o no profesar una religión, de celebrar ritos religiosos y ceremonias individual o colectivamente y sin impedimentos, y de llevar a cabo actividades religiosas. El ejercicio de este derecho puede ser limitado por la ley solo en interés de la protección del orden público, la salud y la moral de la población, o para proteger los derechos y libertades de otras personas. El Estado no puede reconocer ninguna religión como obligatoria» (artículo 35). La Constitución también garantiza el derecho a la objeción de conciencia por motivos religiosos.
El artículo 15 establece: «La vida social en Ucrania se basa en los principios de diversidad política, económica e ideológica. El Estado no puede reconocer ninguna ideología como obligatoria. Se prohíbe la censura. El Estado garantiza la libertad para las actividades políticas no prohibidas por la Constitución o las leyes de Ucrania».
La Constitución garantiza los derechos y libertades de los ciudadanos de Ucrania, afirmando que «todos los individuos son libres e iguales en dignidad y derechos. Los derechos y libertades de los individuos son inalienables e inviolables» (artículo 21). Asimismo establece que «toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento y de palabra, así como a la libre expresión de sus opiniones y creencias» (artículo 34).
En caso de que el cumplimiento del deber militar sea contrario a las creencias religiosas de un ciudadano (exención permitida para 10 grupos religiosos), «el cumplimiento de este deber será sustituido por un servicio alternativo (no militar)», que dura una vez y media más que el servicio militar en las Fuerzas Armadas de Ucrania. Sin embargo, «la ley no exime al clero de la movilización militar» y «la ley no permite la exención del servicio militar de reserva durante el “período especial” ni siquiera para los objetores de conciencia». Actualmente, con la ley marcial en vigor, esta ley impuso la prohibición de salir del país a los hombres en edad militar. La mayor parte de los objetores de conciencia pudieron realizar un servicio alternativo, pero se produjeron detenciones y un caso de encarcelamiento.
La Ley de Libertad de Conciencia y Organizaciones Religiosas de 1991, que reafirma el artículo 35 de la Constitución, es el principal marco jurídico para la libertad religiosa y el funcionamiento de las Iglesias y organizaciones religiosas. La legislación ha sido objeto de numerosas modificaciones.
En particular, en 2018, el proyecto de ley 5309 (registrado el 26 de octubre de 2016), propuesto anteriormente como proyecto de ley 4511 (registrado el 22 de abril de 2016), establece condiciones para el funcionamiento de las confesiones cuyos centros estén situados en un país agresor. La ley impone cambiar el nombre de la comunidad para identificar explícitamente sus vínculos con el país agresor. La ley también prohíbe a estas comunidades enviar a sus capellanes al ejército ucraniano. Por lo tanto, las organizaciones religiosas cuyos centros estén situados fuera de Ucrania podrán guiarse en sus acciones por las directrices de estos centros, siempre que no se vulnere la legislación de Ucrania, y su nombre deberá expresar claramente su afiliación.
En 2019, el Parlamento ucraniano aprobó el proyecto de ley 4128-d (registrado el 16 de enero de 2019), anteriormente propuesto como proyecto de ley 4128 (registrado el 23 de febrero de 2016), en el que se describen los requisitos que deben cumplir las instituciones religiosas para obtener el estatuto oficial de entidad jurídica. Mientras que los grupos no religiosos deben contar con un mínimo de tres miembros para poder inscribirse en el registro, el número mínimo exigido a las organizaciones religiosas es de diez. Los grupos religiosos también deben proporcionar a las autoridades locales una copia de sus estatutos. El proyecto de ley 4128 también establece nuevos requisitos para registrar y volver a registrar organizaciones religiosas (es decir, los derechos de propiedad o uso de los locales especificados en los estatutos), así como la simplificación de los requisitos de transición necesarios para aquellas comunidades de la Iglesia ortodoxa ucraniana-Patriarcado de Moscú que pretendan cambiar su jurisdicción religiosa a la Iglesia ortodoxa de Ucrania.
La Iglesia ortodoxa ucraniana-Patriarcado de Moscú criticó estas modificaciones, lo que dio lugar a protestas, sin embargo, los activistas defensores de los derechos humanos consideraron que la nueva redacción del proyecto de ley 4128-d dejaba suficientes protecciones para sus comunidades.
Además, Ucrania aprobó la Ley 5109 (registrada el 19 de febrero de 2021) de prevención y lucha contra el antisemitismo. El proyecto de ley contiene una definición de antisemitismo, prohíbe la judeofobia y sus manifestaciones, y prevé sanciones para las violaciones de la legislación.
Desde noviembre de 2019, se pueden llevar prendas religiosas que cubran la cabeza en las fotografías de los documentos de identidad, incluidos los pasaportes.
En cuanto a la educación, la Constitución de Ucrania declara que «en Ucrania la Iglesia y las organizaciones religiosas están separadas del Estado, y la escuela está separada de la Iglesia y viceversa» (artículo 33.3). Los colegios públicos estatales son laicos.
Hasta 2015, los fundadores de los centros educativos podían ser organismos estatales, cooperativas, organizaciones públicas, instituciones, empresas y particulares. Las organizaciones religiosas no estaban incluidas en esta lista y, para fundar cualquier centro educativo, las organizaciones religiosas tenían que registrarse como organización pública, lo que les permitía dirigir dicha actividad.
En junio de 2015, la aprobación de la Ley de Enmiendas a Algunas Leyes de Ucrania que Regulan el Establecimiento de Instituciones Educativas por Organizaciones Religiosas permitió a las organizaciones religiosas registradas fundar instituciones educativas a todos los niveles: primaria, secundaria, extraescolar, formación profesional y superior. Aunque, desde 2019, los niños de las escuelas públicas ucranianas ya no estudian ética cristiana, el plan de estudios prevé que los planes de estudios centrados en la religión cristiana, islámica y judía puedan ofrecer asignaturas de ética de la fe.
La Ley de Libertad de Conciencia y Organizaciones Religiosas de Ucrania regula el uso de antiguos bienes culturales por parte de organizaciones religiosas (artículo 17). Ucrania no dispone de una ley para la restitución de bienes inmuebles comunales confiscados; sin embargo, ha habido varios decretos gubernamentales que abordan su devolución para uso de las organizaciones religiosas. En virtud de un decreto gubernamental de 1992, por ejemplo, se permitía a las organizaciones religiosas registradas solicitar el uso de propiedades confiscadas por el régimen soviético si era necesario para el culto religioso. La cuestión se ha debatido ampliamente, hasta el punto de que se han presentado algunas propuestas de prohibición de la restitución de los bienes comunales religiosos, como los proyectos de ley titulados «Protección del patrimonio cultural», el proyecto de ley 2993 y un proyecto de ley alternativo 2993-1.
Ucrania ratificó la Declaración de Terezin, que busca la restitución de propiedades judías de carácter religioso y étnico. Esta incluye las reclamaciones de propiedad privada de las víctimas del Holocausto (Shoá) relativas a bienes inmuebles (raíces) de sinagogas, lugares de culto, colegios, centros comunitarios, hospitales y cementerios. Algunas comunidades judías han obtenido el uso de casi cincuenta propiedades (en su mayoría sinagogas) en las dos últimas décadas. La Vaad (consejo de rabinos) de Ucrania ha elaborado la lista más extensa de propiedades comunales identificadas de antiguos propietarios judíos, identificando más de 2500 propiedades comunales, entre ellas unas 1200 sinagogas antiguas. En 2021, los locales de la antigua sinagoga de Lutsk se transfirieron a la organización judía «Habad-Lubavichi».
En Ucrania hay unas 160 mezquitas y lugares de culto musulmanes activos y 90 madrasas, además de siete universidades de estudios teológicos. Las comunidades musulmanas reclaman la restitución de un lugar en el que se conservan las ruinas de la histórica mezquita de la aldea de Ak-Mechet (actual Akmechetka, óblast de Nicolaiev), pero el control temporal de Rusia sobre algunas zonas del óblast de Nicolaiev, los repetidos ataques a la ciudad y otros imprevistos bélicos han dificultado o imposibilitado los avances en la cuestión.
La salida de la clandestinidad de la Iglesia greco-católica ucraniana planteó cuestiones sobre la restitución de los bienes perdidos como consecuencia de la liquidación forzosa de la Iglesia en 1946. En aquel momento, todos los bienes de la Iglesia se transfirieron a la Iglesia ortodoxa rusa, entre ellos más de tres mil parroquias, 4440 iglesias, cinco seminarios y 127 monasterios, a través de los cuales tres mil sacerdotes atendían a más de tres millones de creyentes.
Durante el período estudiado en este informe, la Iglesia católica romana ha seguido solicitando al Gobierno la restitución de varios edificios eclesiásticos situados la mayor parte de ellos en Ucrania occidental y confiscados por el régimen soviético. Conforme al decreto n.º 329 del 18 de agosto de 2020 del presidente de Ucrania, y el decreto n.º 1203-R del 16 de septiembre de 2020 del Gabinete de Ministros de Ucrania, se va a conceder el uso gratuito y permanente de la iglesia de San Nicolás, situada en el centro de Kiev, a la comunidad católica romana. Es una iglesia que está en mal estado y requiere una restauración a fondo tras un incendio; solo falta el decreto del Primer Ministro.
Incidentes y acontecimientos
En Ucrania, 43 millones de ciudadanos pertenecen a una confesión cristiana. Predominan las iglesias ortodoxas orientales, con un 67% de la población adherida a una u otra corriente del cristianismo ortodoxo. Además de las Iglesias ortodoxa, greco-católica y católica romana, hay comunidades protestantes, judías y musulmanas.
En la actualidad existen cuatro Iglesias principales, ninguna de las cuales funciona como Iglesia estatal: la Iglesia ortodoxa ucraniana-Patriarcado de Moscú, rama de la Iglesia ortodoxa rusa; la Iglesia ortodoxa de Ucrania; la Iglesia greco-católica ucraniana (predominante en el oeste de Ucrania); y la Iglesia católica romana.
La Iglesia ortodoxa de Ucrania es una Iglesia ortodoxa oriental independiente establecida por un concilio de unificación dado en Kiev el 15 de diciembre de 2018 bajo la jurisdicción eclesiástica del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla. Esta Iglesia, recién formada y autocéfala, reunió varias Iglesias históricas: la Iglesia ortodoxa ucraniana-Patriarcado de Kiev, la Iglesia ortodoxa ucraniana autocéfala y varias parroquias escindidas de la Iglesia ortodoxa ucraniana-Patriarcado de Moscú.
En Estambul, el 6 de enero de 2019, Domingo de la Pascua ortodoxa, el patriarca Bartolomé del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla leyó oficialmente y entregó un Tomos al Metropolitano Epifanio I de Kiev reconociendo la autocefalia de la Iglesia ortodoxa de Ucrania. De este modo se revocaba una decisión adoptada 300 años antes, cuando en 1686 el Santo Sínodo del Patriarcado Ecuménico autorizó al Patriarca de Moscú someter a su jurisdicción al metropolitano de Kiev. El Patriarcado de Moscú, en previsión de la decisión, había roto la comunión eucarística con el Patriarcado Ecuménico el 11 de octubre de 2018.
El decreto marcó lo que algunos consideran la peor ruptura de las relaciones eclesiales ortodoxas entre Moscú y Constantinopla en más de 1000 años. En cuanto al número de fieles, el hecho de que la Iglesia ortodoxa ucraniana reconociera oficialmente a la Iglesia ortodoxa rusa también fue alarmante. La población cristiana ortodoxa de Ucrania es la tercera del mundo, por detrás de la de Rusia y la de Etiopía. De las 36 000 parroquias de la Iglesia ortodoxa rusa, aproximadamente 12 000 están en Ucrania.
Guerra y violaciones de la libertad religiosa en los territorios ocupados por Rusia
En 2014, la península ucraniana de Crimea y la región del Dombás (partes de las provincias de Lugansk y Donetsk, reconocidas internacionalmente dentro de las fronteras de Ucrania) fueron invadidas por la Federación Rusa y ocupadas ilegítimamente por autoridades sustitutivas. Tras la ocupación rusa de Crimea, las ramas locales de la Iglesia ortodoxa ucraniana-Patriarcado de Kiev y de la Iglesia greco-católica ucraniana fueron calificadas de «agentes de influencia extranjera» y acusadas de ser «organizaciones religiosas creadas con fines nacionalistas», quedando sujetas a la posibilidad de que se les prohibiera continuar sus actividades. Las repercusiones sobre todos los grupos religiosos de la península han sido considerables. Antes de la ocupación rusa, en la península operaban unas 50 organizaciones religiosas. En 2019, su número se había reducido a nueve. La restitución de los edificios religiosos para el culto sigue siendo un problema para las comunidades religiosas no pertenecientes a las Iglesias ortodoxas rusa y ucraniana del Patriarcado de Moscú.
Se ha acusado a las autoridades rusas de Crimea de perseguir a numerosos tártaros (musulmanes turcos autóctonos), alegando su afiliación al grupo extremista islamista Hizb ut Tahrir, que funciona legalmente en Ucrania pero ha sido calificado como grupo terrorista en Rusia y en otros trece países. Solo en 2022 fueron condenados a prisión sin juicio más de una docena de tártaros de Crimea.
El 20 de abril de 2017, el Tribunal Supremo de Rusia calificó a los testigos de Jehová como grupo extremista y los prohibió. Aunque son legales en Ucrania, en los territorios ocupados por Rusia sufren redadas y encarcelamientos. El Ministerio del Interior ruso en el óblast ocupado de Jersón informó de que había clausurado una congregación clandestina de testigos de Jehová en Novosofivka, óblast de Jersón, en enero de 2023. Las autoridades informaron de que las fuerzas rusas habían encontrado más de 4000 ejemplares de «literatura prohibida» en posesión del grupo.
A pesar de que este grupo religioso opera legalmente en Ucrania, denunció hostilidad y odio, y sufrió daños contra la propiedad; las autoridades ucranianas describieron estos incidentes como casos de vandalismo.
El 24 de febrero de 2022, Rusia lanzó una invasión a gran escala sobre Ucrania anexionándose territorios que incluían las provincias de Donetsk, Jersón, Lugansk y Zaporiyia. El 3 de marzo y el 12 de octubre de 2022, la resolución ES-11/4 de la Asamblea General de la ONU condenó oficialmente la «invasión y pretendida anexión» del territorio por parte de Rusia.
Los territorios ucranianos ocupados están sujetos a la legislación de la Federación Rusa, incluida la ley Yarovaya y otras leyes antiextremistas. Las violaciones de los derechos humanos en las regiones anexionadas, incluido el derecho a la libertad de pensamiento, conciencia y religión, son generalizadas. Debido a la situación de guerra, la censura de los medios de comunicación y la dificultad para informar, son solo indicativas en este informe las violaciones contra los grupos religiosos minoritarios; entre ellas se cuentan prohibiciones, encarcelamientos, abusos físicos y desapariciones de líderes religiosos de cristianos evangélicos, católicos romanos y griegos, y así como de comunidades de la Iglesia ortodoxa que no están bajo la obediencia al patriarca de Moscú.
Además del bombardeo de bienes religiosos y lugares que forman parte del patrimonio cultural, tanto en las zonas ocupadas como en las controladas por el Gobierno ucraniano, un informe del Instituto para el Estudio de la Guerra de marzo de 2023 indicaba que en los territorios ocupados por Rusia las violaciones religiosas equivalían a una «campaña de persecución religiosa sistemática». Al parecer, los soldados rusos o las autoridades de ocupación «han cometido al menos 76 actos de persecución religiosa en Ucrania»; han detenido o matado a «al menos 29 clérigos o líderes religiosos; [...] cerraron, saquearon, profanaron o destruyeron deliberadamente al menos 13 lugares de culto; y al menos 26 lugares de culto fueron nacionalizados o convertidos por la fuerza a la Iglesia ortodoxa rusa del Patriarcado de Moscú, controlada por el Kremlin». Una vez más, el estado de guerra y la falta de información dificultan un recuento exacto de casos, pero hay ejemplos representativos: en marzo de 2022, en Bucha, soldados rusos asesinaron al sacerdote de la Iglesia ortodoxa de Ucrania, Myron Zvarychuk; en noviembre de 2022, en Berdyansk, detuvieron y torturaron a dos clérigos greco-católicos, los padres Ivan Levytskyi y Bohdan Haleta (no se sabe si siguen vivos); y el 12 de diciembre, soldados rusos apresaron al pastor Serhiy Karpenko, de la iglesia protestante de Vefil (Betel); le liberaron en enero de 2023.
Daños a las propiedades de la Iglesia en todo el país
El análisis del Instituto Ucraniano para la Libertad Religiosa del 3 de febrero de 2023 indica que 494 propiedades religiosas fueron destruidas, dañadas o saqueadas por el ejército ruso. La mayor parte de las mezquitas, iglesias y sinagogas destruidas se encontraban en las regiones de Donetsk (120), Lugansk (70), Kiev (70) y Járkov (50). Al menos 170 iglesias cristianas evangélicas y casas de oración fueron destruidas, así como 94 edificios religiosos pertenecientes a los Testigos de Jehová. Este Instituto ucraniano también registró tomas de edificios religiosos y su utilización como bases militares rusas o como posiciones de tiro.
La UNESCO ha verificado daños en 112 lugares religiosos. Algunos ejemplos son: el bombardeo de la catedral de la Natividad de Cristo en Severodonetsk (cuatro veces); la destrucción parcial de la iglesia de Santa Catalina en Shchastia; el bombardeo en mayo y junio del monasterio de la Iglesia ortodoxa ucraniana Sviatohirsk Lavra y del asentamiento monástico de Todos los Santos, en el que murieron una monja y tres monjes y otros seis resultaron heridos; los daños a la iglesia de San Mitrófano en Lysychansk; y los daños a la iglesia parroquial de San Miguel de Moscú y a la iglesia de San Jorge en Rubizhne. El Centro Cultural Islámico Bismillah de Severodonetsk también sufrió graves daños que causaron al menos 17 muertos. En marzo de 2022, las tropas rusas saquearon y dañaron el seminario de la Iglesia greco-católica ucraniana en Vorzel después de que las bombas alcanzaran dos veces el edificio. En noviembre, la laura de Sviatohirsk volvió a ser atacada y destruida.
Guerra y fe
En 2014, durante un discurso en el que el presidente Vladímir Putin justificó la invasión de Crimea, el líder ruso invocó a san Vladímir, príncipe de Kiev, declarando que «la conversión del príncipe a la ortodoxia oriental en 988 predeterminó la base general de la cultura, la civilización y los valores humanos que unen a los pueblos de Rusia, Ucrania y Bielorrusia». El discurso hizo que cristalizara un concepto hasta entonces debatido entre los intelectuales de una concepción rusa del mundo, el ruski mir, el «mundo ruso», que comprende no solo una visión religiosa sino también una región geográfica de especial interés. La narrativa ha contado con el apoyo del Patriarcado de Moscú de la Iglesia ortodoxa rusa.
En febrero de 2022, el metropolita Onufry, cabeza de la Iglesia ortodoxa ucraniana–Patriarcado de Moscú, rama de la Iglesia ortodoxa rusa con sede en Moscú, hizo un llamamiento al presidente Putin para que detuviera la guerra. El metropolita declaró: «El pueblo ucraniano y el ruso salieron de la misma fuente del Dniéper de Kiev. Y para nosotros la mayor vergüenza es que estemos en guerra unos contra otros. La guerra entre estas naciones es el asesinato de Caín: repite el primer pecado de asesinato que ocurrió en la tierra cuando Caín, hijo de Adán, mató a su hermano menor Abel».
El 6 de marzo de 2022, en un sermón pronunciado en la catedral de Cristo Salvador de Moscú unos días antes de la Cuaresma ortodoxa, el patriarca ortodoxo ruso Kiril describió la guerra en términos espirituales: «Hemos entrado en una lucha que no tiene un significado físico, sino metafísico», afirmando que algunos separatistas del Dombás «estaban sufriendo por su rechazo fundamental de los llamados valores que ofrecen hoy quienes reclaman el poder mundial».
El 27 de mayo de 2022, el Consejo de la Iglesia ortodoxa ucraniana-Patriarcado de Moscú demostró su «plena independencia de Rusia debido a la postura del jefe de la Iglesia ortodoxa sobre la guerra en Ucrania» eliminando todas las referencias a Moscú en los estatutos de gobierno de la Iglesia. Sin embargo, esta decisión fue en gran medida simbólica, ya que «se mantuvieron las leyes de la Iglesia ortodoxa ucraniana-Patriarcado de Moscú que identifican a Moscú como fuente de su comunión con las Iglesias ortodoxas».
El 30 de mayo, el patriarca ortodoxo ruso Kiril (Gundjaev) comentaba esta decisión afirmando que «ninguna barrera temporal podrá destruir la unidad espiritual de nuestro pueblo», aunque «espíritus malignos que se agitan bajo los cielos» intenten dividir a los ortodoxos «del Rus y Ucrania». El metropolita Hilarión (Alféyev), presidente del Departamento de relaciones exteriores del Patriarcado de Moscú, declaró que, desde el punto de vista canónico, no había cambiado nada en las relaciones entre los ortodoxos rusos y ucranianos.
El 25 de septiembre de 2022, el patriarca ruso Kiril declaró que «el sacrificio en el cumplimiento del deber militar lava todos los pecados».
El papa Francisco ha hecho numerosos llamamientos públicos y privados para que se ponga fin a la guerra en Ucrania, así como múltiples iniciativas de ayuda y esfuerzos diplomáticos en favor de la paz. También los líderes de la Iglesia católica, especialmente en los países limítrofes, han condenado la guerra y han hecho un llamamiento a la paz. El 14 de febrero de 2022, el presidente de la Conferencia Episcopal Polaca hizo un llamamiento a los líderes cristianos de Ucrania y Rusia para que se unieran en oración con Polonia a fin de evitar la guerra. El 2 de marzo de 2022, el arzobispo Stanislaw Gądecki, cabeza de la Conferencia Episcopal Católica Polaca, pidió al patriarca de Moscú y de Todas las Rusias, Kiril, que hiciera un llamamiento al presidente ruso, Vladímir Putin, para que detuviera la guerra en Ucrania.
Cuestiones de libertad religiosa en los territorios controlados por Ucrania
En septiembre de 2021, preocupado por la seguridad, el Gobierno pidió a los peregrinos jasídicos que se abstuvieran de realizar la peregrinación anual de Rosh Hashaná a la tumba del rabino Najman de Breslov en Uman, provincia de Cherkasy. Sin embargo, más de 25 000 peregrinos acudieron a la tumba.
La invasión de febrero de 2022 aceleró un cambio fundamental en las lealtades entre las Iglesias de Ucrania que se puso en marcha por primera vez con el Tomos de 2019, el reconocimiento oficial de la autocefalia de la Iglesia ortodoxa de Ucrania por parte del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla. Oficialmente, la Iglesia ortodoxa ucraniana–Patriarcado de Moscú sigue siendo la Iglesia ortodoxa más grande de Ucrania, con 11 400 parroquias según las estadísticas oficiales. Sin embargo, los analistas indican que, a raíz de la invasión, alrededor de 100 clérigos abandonaron la Iglesia ortodoxa ucraniana–Patriarcado de Moscú, y entre el 15 de diciembre de 2018 y el 23 de abril de 2023 aproximadamente 1333 parroquias y monasterios cambiaron de jurisdicción de la Iglesia ortodoxa ucraniana–Patriarcado de Moscú a la Iglesia ortodoxa de Ucrania. Los representantes de la Iglesia ortodoxa de Ucrania siguen acusando a la Iglesia ortodoxa ucraniana–Patriarcado de Moscú de impugnar los cambios legítimos de afiliación parroquial e informaron de que, desde 2019, la Iglesia ortodoxa ucraniana–Patriarcado de Moscú había iniciado más de 100 demandas contra las decisiones del gobierno del óblast de registrar las congregaciones de la Iglesia ortodoxa ucraniana–Patriarcado de Moscú como pertenecientes a la Iglesia ortodoxa de Ucrania. Por su parte, la Iglesia ortodoxa ucraniana–Patriarcado de Moscú «ha seguido cuestionando la legitimidad de la Iglesia ortodoxa de Ucrania alegando que esta le “roba” sus propiedades».
Respecto a los fieles, en marzo de 2022 las encuestas indicaban que la mayoría estaba de acuerdo con que la Iglesia ortodoxa de Ucrania rompiera lazos con Moscú; en agosto de 2022, «solo el 4% de los ucranianos que se consideran cristianos ortodoxos se identificaban con la Iglesia ortodoxa ucraniana–Patriarcado de Moscú»; y en diciembre de 2022, el 54% apoyaba una propuesta para deslegalizar la Iglesia ortodoxa ucraniana–Patriarcado de Moscú en Ucrania.
En diciembre de 2022, el presidente ucraniano Zelensky anunció una «ofensiva contra el funcionamiento de las iglesias ortodoxas afiliadas a Moscú en Ucrania». La declaración se hizo pocas horas después de una redada de los Servicios de Seguridad ucranianos en un monasterio ortodoxo femenino de Transcarpacia, donde los agentes descubrieron panfletos que «negaban el derecho de Ucrania a la independencia» y subrayaban que «Rusia, Ucrania y Bielorrusia “no pueden dividirse”». La decisión también se basó en redadas anteriores del Servicio de Seguridad de Ucrania y en informes sobre propiedades y casas de clérigos de la Iglesia ortodoxa ucraniana–Patriarcado de Moscú en las que se habían encontrado pruebas de la existencia de material de propaganda rusa, documentos de ciudadanía rusa obtenidos por varios clérigos de la Iglesia ortodoxa ucraniana–Patriarcado de Moscú, así como alimentos del ejército ruso. El Gobierno alegó que los templos de la Iglesia ortodoxa ucraniana-Patriarcado de Moscú se habían convertido en «centros de distribución de propaganda y fuentes de inteligencia para espías y colaboradores rusos». El Presidente declaró que los responsables de la seguridad nacional «deben intensificar las medidas para identificar y contrarrestar las actividades subversivas de los servicios especiales rusos en el entorno religioso de Ucrania».
Los servicios de seguridad ucranianos adoptaron más de 40 medidas de contrainteligencia contra la Iglesia ortodoxa ucraniana–Patriarcado de Moscú, a raíz de las cuales «se incoaron procedimientos penales contra 61 clérigos»; «se sancionó a 17 funcionarios de la Iglesia ortodoxa ucraniana–Patriarcado de Moscú»; «se prohibió la entrada en Ucrania a unos 250 clérigos de la Iglesia ortodoxa rusa»; y se retiró la nacionalidad ucraniana a 19 clérigos de la Iglesia ortodoxa ucraniana–Patriarcado de Moscú. El Ministerio de Defensa ucraniano informó de que en marzo de 2022 Ucrania había entregado a Rusia dos sacerdotes a cambio de prisioneros de guerra.
La mayor parte de los grupos religiosos de Ucrania han seguido denunciando la opacidad e inadecuación de los procedimientos de restitución de propiedades derivados del antiguo régimen comunista. Los grupos cristianos, judíos y musulmanes criticaron varios factores que retrasaban el proceso de restitución, como «la invasión rusa, la rivalidad entre las comunidades por determinadas propiedades, el uso actual de algunas propiedades por parte de instituciones estatales, la designación de algunas propiedades como monumentos históricos, las disputas entre gobiernos locales por los límites jurisdiccionales y las transferencias anteriores de algunas propiedades a propietarios privados». La comunidad musulmana denunció retrasos en una reclamación de restitución relativa a una mezquita histórica de Nicolaiev, y los líderes religiosos judíos se quejaron de una «construcción ilegal que se está realizando en el emplazamiento de un cementerio judío histórico de Uman» y del «actual funcionamiento del mercado Krakivsky en los terrenos de un cementerio judío histórico de Leópolis».
Durante generaciones, grupos pequeños pero constantes de musulmanes procedentes de Rusia han emigrado a Ucrania empujados por las guerras en el Cáucaso Norte y atraídos por leyes menos restrictivas contra los grupos islámicos no mayoritarios que Rusia ha prohibido, como Hizb ut Tahrir. Con el tiempo, las autoridades ucranianas se han vuelto «cada vez más recelosas con los musulmanes de origen ruso», y las fuerzas de seguridad vigilan «las zonas donde viven y se congregan los inmigrantes».
La comunidad musulmana de Kiev reiteró en 2017 su petición de que se les concedieran más terrenos gratuitos en Kiev o sus alrededores para enterramientos islámicos. Las autoridades musulmanas lo consideran un derecho legal porque «por ley, las autoridades locales pueden designar terrenos de cementerio para uso de un grupo religioso concreto». Los musulmanes de Kiev se ven obligados a enterrar a sus muertos en otras ciudades.
El Grupo Nacional de Supervisión de los Derechos de las Minorías informó de «una disminución de la violencia antisemita, habiéndose denunciado un solo caso durante el año «en comparación con los tres casos en 2021» y «cinco casos de vandalismo antisemita, en comparación con 13 incidentes durante el mismo período en 2021».
Tras varios ataques contra la iglesia de San Vladimiro, perteneciente a la Iglesia ortodoxa ucraniana–Patriarcado de Moscú en Leópolis, entre ellos un incendio provocado, el primado de la Iglesia ortodoxa de Ucrania, el metropolitano Epifanio I, declaró: «No apoyamos la violencia contra el clero, los laicos o las propiedades del Patriarcado de Moscú por el mero hecho de su afiliación jurisdiccional. Al mismo tiempo, si alguien entre los seguidores de esa asociación religiosa es culpable de colaborar con el agresor y servir a los intereses del enemigo, debe ser llevado ante la justicia por delitos concretos».
A pesar de los desafíos planteados por la guerra, el Consejo Ucraniano de Iglesias y Organizaciones Religiosas (que representa a más del 90% de las organizaciones religiosas de Ucrania) celebró 25 años de cooperación promoviendo el diálogo interconfesional y la unidad nacional. La cuestión principal ha seguido siendo la invasión y la situación religiosa en los territorios ocupados.
El 29 de septiembre de 2022, en medio de la guerra en Ucrania, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, participó en una ceremonia conmemorativa en Kiev por las víctimas de Babi Yar, una de las mayores masacres de judíos durante el Holocausto nazi.
En diciembre de 2022, el presidente Zelenski aumentó el prestigio del Servicio Estatal de Política Étnica y Libertad de Conciencia nombrando al conocido erudito religioso Viktor Yelenski y colocando el ministerio directamente bajo la supervisión de la oficina del primer ministro.
Antes de la invasión de 2022, la emigración judía de Ucrania a Israel «se había ralentizado hasta llegar a entre 2000 y 3000 personas al año». Según la Agencia Judía para Israel, entre enero y septiembre de 2022, 13 422 judíos ucranianos emigraron a Israel.
Durante el período estudiado en este informe, se han producido casos de vandalismo contra monumentos cristianos, monumentos conmemorativos del Holocausto, cementerios judíos, sinagogas y salones del Reino de los Testigos de Jehová. La mayor parte de las veces la policía ha iniciado investigaciones cuando se ha denunciado.
Futuro de la libertad religiosa
El mayor desafío para la libertad religiosa en Ucrania es la situación en los territorios ocupados. En la zona controlada por las autoridades de Kiev, los casos de discriminación religiosa son principalmente, hasta la fecha, incidentes perpetrados contra individuos, y no violaciones sistémicas de la libertad religiosa.
Desgraciadamente, la guerra parece estar cada vez más enquistada. Siendo poco probable que el conflicto se resuelva pronto, los abusos contra los derechos humanos, incluidas las violaciones de la libertad religiosa, no tienen visos de disminuir. Las perspectivas siguen siendo negativas.