Una carta del Asistente Eclesiástico de ACN Internacional, Padre Martin Barta, con ocasión de nuestro 70º aniversario

Queridos amigos:

El año 2017 está marcado por grandes aniversarios, si bien totalmente contrapuestos: se cumple el centenario de las apariciones de la Virgen María en Fátima en 1917 y de la Revolución de octubre en Rusia. En el contexto de estos acontecimientos de la historia universal se encuentra también la fundación de «Ayuda a la Iglesia Necesitada» (Aid to the Church in Need, ACN) en 1947. Una iniciativa provisional, que tenía como objetivo aliviar las necesidades de las personas expulsadas de su país después de la Guerra, se ha convertido —70 años más tarde— en un movimiento espiritual mundial que llama a una «alzamiento del corazón». Esta «revolución» no se basa sobre los falsos mitos de un comunismo ateo o de un relativismo humanista, sino sobre el hecho de la Cruz de Jesucristo, de su Corazón atravesado por la lanza. Sin esta realidad, todo es «post-factual», por emplear el término internacional del año 2016; solo cuentan los sentimientos y las opiniones humanas. Pero la caridad siempre es concreta. De los 70 años de historia de «Aid to the Church in Need» podrían mencionarse miles y miles de hechos que realmente han dado esperanza. Ahora bien, esto solo se puede explicar a partir de una realidad: «Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna» (Jn 3,16-17). Las esperanzas que surgen no de esta fuente, sino del mesianismo de un sistema, terminan en definitiva en el absurdo y en el nihilismo.

Durante 70 años, la mayor parte del mundo occidental no ha conocido la guerra. Sin embargo no puede decirse que reine realmente la paz. El Papa Francisco ha hablado ya varias veces de que la Tercera Guerra Mundial se está desarrollado «por partes». ¿Podemos impedir todavía que el fuego de la guerra se expanda por todo el mundo? No lo sabemos; pero sabemos —así lo promete la Reina del Rosario de Fátima— que «al final triunfará su Corazón Inmaculado». Es decir, ¿podemos esperar que en el centenario de Fátima nos acerquemos a ese triunfo del amor? ¡Por supuesto que sí! Pero no será así si bajamos los brazos y la cabeza.

Con esta confianza, el año 2017 será para nosotros todo un hito. En condición de Fundación pontificia deseamos ayudar a la Iglesia con más esfuerzo aún para llevar el triunfo del corazón a todo el mundo. Se trata de una misión de la caridad, que es más que mera obligación y beneficencia, que también significa sacrificio, por lo que tiene su fuente en el sacrificio eucarístico. El beato mártir rumano Vladimir Ghika describió acertadamente la unión entre la liturgia eucarística y la «liturgia de la caridad» con las siguientes palabras: «El pobre ve venir a Cristo bajo la apariencia de aquel que lo socorre, y el benefactor ve aparecer en el pobre a Cristo sufriente, ante el cual él se inclina. Pero, por eso mismo, se trata de una única liturgia. De hecho, si el gesto se cumple como se debe, en ambas partes está Cristo: el Cristo Salvador viene hacia el Cristo sufriente, y las dos partes se integran en el Cristo Resucitado, glorioso y bendiciente. De esta manera, la liturgia eucarística, celebrada sobre el altar, se prolonga en la visita a los pobres: no se trata de otra cosa que de dilatar la Misa en la jornada y en el mundo entero, como ondas concéntricas que se propagan a partir de la comunión eucarística de la mañana».

Este será nuestro programa de « Aid to the Church in Need» para los próximos 70 años.

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