Historia de éxito: Renovación del Carmelo de Reyes (Bolivia)

El convento de las Carmelitas de Reyes fue fundado en 1979 por seis religiosas procedentes de España. Por entonces, el Obispo jamás hubiera osado soñar con que un día unas religiosas de clausura se asentarían en su Vicariato, pues este se encuentra en la selva, en una zona abandonada y olvidada. Pero ya siendo una jovencísima novicia, la Hna. María Teresa del Niño Jesús sintió el deseo de fundar un Carmelo en una zona de misión, y treinta años más tarde, este gran sueño se cumplió. Las religiosas españolas querían estar cerca de los misioneros y apoyarlos con su oración. Además, también querían que sobre todo los jóvenes de la población nativa tuvieran la oportunidad de conocer la riqueza de la vida contemplativa. Y tuvieron éxito, pues la comunidad ha crecido. En 1991 pudieron enviar a algunas Carmelitas desde ahí al Carmelo de Cochabamba, ubicado en los Andes, donde las religiosas ya eran muy ancianas. Las religiosas españolas que fundaron el convento pudieron regresar en paz en 1995 a su patria, pues había suficientes vocaciones nativas.
Las Carmelitas del convento de Reyes son jóvenes: la mayoría tienen edades comprendidas entre los 30 y los 40 años. El sustento se lo ganan con la confección y restauración de imágenes de santos, cosiendo y bordando vestiduras litúrgicas, y con la producción y venta de conservas de fruta y yogur. Además, de su huerto también obtienen verdura y fruta para su propio consumo. Sin embargo, lo que obtienen por todo ello solo les permite vivir de forma muy humilde.
El año pasado, las Carmelitas se vieron obligadas a reparar daños en su convento, que fue erigido en 1980 y que desde entonces no había sido renovado. Las fuertes lluvias, el sol y la humedad habían dañado el edificio y no les quedaba más remedio que realizar las obras necesarias. Gracias a la generosidad de nuestros bienhechores, pudimos ayudar a las religiosas. La Hna. Susana María de la Santísima Trinidad nos escribió en febrero del año pasado para comunicarnos su gran alegría por la carta en la que le confirmábamos nuestra ayuda. Entretanto, las obras de renovación han concluido y la Hna. Susana se ha vuelto a dirigir a todos los bienhechores: “¡Damos las gracias a Dios y a ustedes de Aid to the Church in Need, a todos los bienhechores! ¡Dios los bendiga abundantemente y les regale la vida eterna! Quiera Dios, que es rico en misericordia, pagarles el bien que hacen en la Tierra. Les damos las gracias de todo corazón y siempre los tendremos presentes en nuestras oraciones ante el Señor”.

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