Campamentos de verano para jóvenes y familias de Alepo: “Vuestra generosidad nos ayuda a saber que no estamos solos”

Hace seis meses que no caen bombas sobre la ciudad de Alepo, en Siria. A lo lejos, por las noches, aún se oyen explosiones en zonas – todavía en disputa – de las afueras de esta gran urbe que albergaba antes de la guerra a más de 2 millones de personas. El número de habitantes en la actualidad es difícil de saber, muchos se han marchado a otras partes del país y otros incluso han emigrado fuera, a los países vecinos como Turquía, Líbano, Jordania o más lejos, a Europa y América. Para los que se quedaron, este va a ser el primer verano que puedan pasar en paz y disfrutar de algún momento de descanso fuera de la ciudad desde 2012. Por eso, el arzobispado sirio-católico de Alepo ha organizado campos de verano para ellos en el llamado Valle de los Cristianos, cerca de Homs.  La fundación pontificia ACN apoya esta iniciativa con 30.000.-€.

Este es el caso de 1.200 niños, jóvenes y adultos pertenecientes a la parroquia sirio-católica de San Efrén, en el Barrio Viejo Siriaco, fundado por los supervivientes del gran Genocidio Armenio de 1915, procedentes de Turquía pero de origen siriaco. El padre George Sabounji, párroco de San Efrén afirma sin embargo: “A nuestro campamento no solo vienen sirio-católicos, también acuden chicos ortodoxos y greco-melquitas. Llevamos a cabo este proyecto para que los jóvenes se sientan acompañados, que tengan una experiencia del Amor de Dios y conozcan la comunión que hay en la Iglesia. Para que se comuniquen con otros jóvenes y no se sientan solos”.

Este sacerdote de mediana edad tiene una energía inagotable. Es el único responsable de esta comunidad que además provee de alimentos, medicamentos y alojamiento a cientos de familias que han quedado desplazadas por la guerra en Alepo. Aunque los combates ya han cesado, mucho siguen sin poder volver a sus casas por la destrucción. “Esto es más que una iglesia, es nuestra casa”, comenta con alegría Magdalene, una joven madre que hace de interprete y ayuda al padre George en la organización de los campamentos.

Magdalene además va a participar también en esta actividad junto con su marido y su hija de tres años. “Este año de modo extraordinario, hemos organizado también un campamento para familias. Va a ser la primera vez que salgamos de la ciudad después de cuatro años de guerra”, reconoce el padre Sabounji, que explica que si no fuera por la ayuda ofrecida por la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada para los gastos de esta actividad (alimentos, alojamiento, alquiler de las instalaciones, transporte, etc) ninguna familia podría hacerse cargo del coste de unos días de descanso durante el verano. “Salir las animará mucho, hará que tengan esperanza y no se marchen de aquí”.

La edad de los niños que participan en el campamento va desde los 6 años, cuando hacen la Primera Comunión, hasta los 18 años. Incluso hay un grupo de adultos que asistirán, a parte de las familias. Para Amanda, de 8 años, será la primera vez que visite otro sitio que no sea Alepo. “Tengo ganas de ir a Kafroun, y conocer el Wadi Al-Nasara (Valle de los Cristianos)”, comenta ilusionada. El lugar donde será el campamento es conocido por ser una de las regiones más bonitas de Siria, una zona fértil, cerca de la frontera con Líbano, de mayoría cristiana. “Lo que más me gusta de los campamentos es que aprendemos a profundizar en la oración y en la fe. Además conocemos nuevos amigos. Vuestra generosidad nos ayuda a saber que no estamos solos”, añade Miriam, de 15 años y que forma parte del grupo de Confirmación de la parroquia de San Efrén.

“A veces también los niños cristianos tienen problemas entre sus compañeros musulmanes porque les piden que les cuenten sobre el cristianismo y a veces no saben qué responder. El campamento es para que tengan una experiencia que les fortalezca en la fe”, asegura el padre Sabounji que agradece el apoyo indispensable de parte de Ayuda a la Iglesia Necesitada, “Podéis estar seguros de que la ayuda está haciendo mucho bien. Nos sentimos realmente hermanos vuestros. Rezamos para que el Señor nos conceda tener un mismo Espíritu, para que viváis el Amor de Dios. Rezad también por nosotros”.

La parroquia de San Efrén es un lugar abierto a todos. Entre los fieles de la parroquia hay varios grupos de Focolares, en total unas 120 personas pertenecen a este movimiento. También han tenido varias comunidades del Camino Neocatecumenal. Entre los cuadros y retratos del despacho del padre Sabounji, destaca las fotos del sacerdote saludando a los tres últimos Papas. “Cuando saludé al Papa Francisco en una audiencia, le invité a que viniera a Alepo. Sabemos que es un hombre de Dios y que aunque su misión es muy grande, él está más cerca de Cristo. Así que le pedí que rezase por nosotros y me contestó que nunca se olvida de Siria”.

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