ZAMBIA: «Me ha impresionado mucho el modo tan ejemplar con que muchos sacerdotes cumplen su ministerio»

[vc_row][vc_column][vc_column_text]Tony Zender responsable de proyectos en Zambia de la fundación internacional ACN (Aid to the Church in Need) ha visitado este país africano para hacer balance de las ayudas de la organización durante los últimos años y estudiar las necesidades futuras de la iglesia local.

La entrevista fue realizada por Maria Lozano.

Sr. Zender: usted acaba de volver de un viaje de trabajo a Zambia, donde ha visitado sobre todo proyectos de Aid to the Church in Need. ¿Qué impresión general ha sacado del país?
Zambia es un país en vías de desarrollo estable en amplia medida. En el pasado se produjeron algunos desórdenes políticos debidos a la transición entre el gobierno del antiguo Presidente al actual; pero, en general, el país es estable. Las autoridades estatales funcionan —en comparación con otros países de esa región— bastante bien. Zambia está en un buen camino, pero se trata de un proceso aún muy largo hasta conseguir un buen resultado para mejorar las condiciones de vida.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][bs_modal_gallery groupname=»zambia» images=»8299,8298,8297,8296,8295,8294,8293″][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]¿Cómo está organizada la Iglesia en Zambia?
La Iglesia está dividida en once diócesis y se encuentra presente entre las personas con muchas iniciativas y la administración de los sacramentos. Está sensibilizada frente a la llegada del Islam. Pero más críticamente ve a las sectas evangélicas, que se presentan con el siguiente mensaje: «Si vienes con nosotros, recibirás recompensa ya en esta vida; y cuando más reces, más rico te volverás». Esto es problemático, porque también se pierden muchos católicos; pero la Iglesia en Zambia intenta reaccionar.

Los problemas fundamentales, para los que necesita nuestra ayuda, son la construcción de casas parroquiales, la motorización (automóviles, motos), formación permanente y continua, ejercicios espirituales… y también hay que mencionar que nos piden frecuentemente que financiemos proyectos específicos para la protección de las familias católicas.

¿Qué momento del viaje fue el que más le impresionó? ¿Hay proyectos sobre los que pueda decir: «gracias a Dios que en ACN decidimos hacer este proyecto…»?
Por lo que se refiere a nuestro viaje para ver proyectos, fue la visita a una parroquia bastante alejada de la diócesis de Mansa. Se encuentra situada en la región más pobre de Zambia, al norte del país. Nos recibieron en el centro de formación de catequistas. La formación dura dos años, durante los cuales los catequistas se trasladan con sus familias cada una a una casa pequeña. Durante esos dos años de formación, los hombres se preparan para su servicio como catequistas y las mujeres acuden a cursos de perfeccionamiento para actuar como formadoras en las futuras comunidades, en el ámbito de la catequesis, pero también en la economía doméstica, por ejemplo costura. Me regalaron una camisa de colores que habían hecho ellas mismas. Para mí, personalmente, fue una visita muy emocionante. Los sacerdotes, frecuentemente, solo están unos pocos días al trimestre en las parroquias, a veces incluso solo unos días al año. En ausencia del sacerdote, los catequistas hacen una muy buena labor de evangelización: atienden a las personas y también sirven de ejemplo con su familia… Cuando los sacerdotes ven esa decisión de sacrificarse por la Iglesia, también muchos de ellos se sienten motivados. Visitamos ese centro porque apoyamos directamente la formación de los catequistas allí; ahora les hemos facilitado bicicletas para que tengan mayor libertad de movimientos y puedan cumplir mejor su tarea. También queremos llevar a cabo reformas en el centro de formación de catequistas. Se aprecia la gratitud que siente el Rector del centro y también de los formadores. Esperamos no solo apoyar el próximo curso de formación, sino también ayudar a los trabajos de reforma, porque el estado de los edificios es muy malo.

¿No puede prestar esa ayuda la propia población? ¿Es muy pobre esa región?

Esto es un problema. La Iglesia hace todo lo posible por enseñar a las personas que todos los laicos están llamados a ayudar a la Iglesia, también económicamente, y que la situación ha cambiado, que no es como cuando había misioneros y se repartía desde arriba hacia abajo, sino que ahora la Iglesia precisa la ayuda de todos los fieles. En algunas regiones de Zambia todavía hay una cierta presencia misionera de Polonia y también de algunas congregaciones de otros países, pero la Iglesia se está transformando cada vez más en una iglesia local. Esto es un proceso bueno y necesario, pero está naturalmente unido a un cambio de mentalidad. La gente tiene que aprender que están llamados por el Señor a apoyar a la Iglesia y que todos y cada uno deben hacer su aportación, independientemente de lo pobre que sea. No se puede ver solo el lado económico, sino también todos los sacrificios que se hacen por la Iglesia. Si todos intentan construir unidos la Iglesia, si todos actuamos con espíritu de sacrificio y de decisión, mostraremos que somos nosotros los que queremos sostener la Iglesia; entonces, el Señor de la Iglesia nos dará gracias que no recibiríamos de otro modo. Y, además, esto mismo vale para Europa.

¿Hubo algún momento que le produjera tristeza o preocupación?
Lo que siempre me ha impresionado es el modo tan ejemplar con que algunos sacerdotes cumplen su ministerio, que a veces viven en lugares sin electricidad, donde quizá tienen que sacar agua de un depósito y a veces también tienen que vivir completamente solos; me sirven de ejemplo en el sentido de que se enfrentan a su situación. Veo muchas necesidades para nuestra ayuda, por ejemplo con trabajos de reformas, construcción de nuevas casas parroquiales y motorización. Queremos hacer llegar motos a sacerdotes jóvenes, para llevar a las personas sacerdotes bien formados y con mucha vida espiritual. A algunos lugares, los sacerdotes apenas pueden acceder. Muchos tienen que llegar andando o los tienen que llevar allí. Las condiciones son adversas. En las temporadas de lluvia no suelen poder avanzar en automóvil. Un ejemplo: hay un misionero alemán de la diócesis de Maguncia, el padre Thomas, con el que ya hemos llevado a cabo algunos proyectos. Durante nuestro viaje no pudimos verle porque estaba sustituyendo a otro sacerdote en una parroquia que durante la época de lluvias está completamente rodeada por el agua. El sacerdote que atiende esa zona no puede abandonar el terreno durante 3-4 meses, o solo en una barca. Cuando las carreteras vuelven a estar transitables, le sustituye alguien durante una o dos semanas; en uno de esos lugares es donde se encontraba ahora el padre Thomas. Es todo un modelo, pero también un ejemplo de lo difícil que puede resultar moverse en Zambia.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

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